Desde Otras Ciudades
El maíz, enemigo de los franceses
Ampliar la imagen En Francia, el cultivo del maíz ha provocado escasez de agua en las grandes ciudades del país Foto: Notimex
París. Grandes urbes, medianos poblados y caseríos franceses del suroeste, centro y norte del Hexágono, consideran al maíz su peor enemigo desde hace un lustro. A causa de éste ven acercarse cada verano con temor, pues nuestro cereal nacional es –dicen los franceses– “demasiado gourmand de agua” y en las cada vez más extensas zonas donde se cultiva ya hay desde hace varios años un racionamiento de agua para las poblaciones.
El maíz bebe la mayor parte del agua que necesitará para su crecimiento durante la época de lluvias, que en Mesoamérica coincide con el verano. Desde que el tallo levanta una cuarta del suelo, un sinnúmero de raicillas se extienden cerca de la superficie de la tierra alrededor de la planta, mientras la raíz principal va hendiendo su camino para sostenerla cuando esté madura y cargada de mazorcas. Este proceso ayuda a desencharcar los surcos y evitar que se pudran las plantas que suelen asociarse en la tradicional y rica milpa.
Pero sucede que el maíz, descubrieron los europeos y eslavos, constituye un excelente alimento para los animales, sobre todo cerdos que engordan con más músculo que grasa y más rápidamente que con otros alimentos. Por ello, Francia se convirtió en el segundo país productor de maíz en Europa, después de Rusia, dedicando miles de hectáreas a cultivos mecanizados y de riego porque en aquella latitud el estío, como su nombre latín lo indica, es seco. Y cuando llueve, en invierno, las heladas acaban con las plantas.
En el verano de 2005 los franceses sacrificaron cientos de hectáreas de maíz por presión de los sedientos e irritados habitantes donde bajaron las reservas acuíferas a su mínimo nivel por causa del riego extensivo de esta planta. Actualmente, el descontento ha llevado a formar agrupaciones en defensa del trigo y los forrajes tradicionales europeos. Además, el abono químico que la planta no absorbe, permea el suelo hasta los mantos freáticos durante las lluvias de invierno.
Tal vez nuestro Centeotl emigrante nos sea devuelto y debamos cubrir las necesidades de maíz de la Comunidad Europea, donde algunos se vieron demasiado gourmands de ganancias y quisieron cultivarlo en vez de comprarlo a México y Centroamérica.