Rechaza la santa sede al embajador del país sudamericano
Se diluye la posibilidad de mejorar la relación entre Argentina y el Vaticano
Buenos Aires, 3 de febrero. La decisión del Vaticano de negar un acuerdo para el plácet de rutina al embajador designado por el gobierno ante la Santa Sede, Alberto Iribarne, por estar divorciado, dejará vacante por cuatro años la embajada argentina y golpeó la posibilidad de revitalizar unas relaciones difíciles entre ambos estados.
Con esta decisión se diluyen los esfuerzos de algunos sectores por tratar de mejorar las relaciones complejas que fueron dándose entre la Iglesia católica y el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y que se agravaron a partir de febrero de 2005, cuando el ex obispo castrense Antonio Baseotto en desacuerdo con las política del entonces ministro de Salud, Ginéz Gonzalo García, habló de arrojarlo al mar con una piedra en el cuello, acusándolo de “abortista”.
Esto levantó una ola de protestas, especialmente por las complicidades de la alta cúpula eclesiástica con los militares de la pasada dictadura (1976-1983), que dejó unos 30 mil desaparecidos.
Incluso hasta ahora la Iglesia mantiene silencio en el caso del sacerdote Cristhian Von Wernich, condenado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Además el jefe de la Iglesia argentina, Jorge Bergoglio, y otros obispos, se involucraron en varios actos de la más cerrada oposición al ex presidente Kirchner.
Con la llegada a la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se entreabrió una puerta y había expectativas de cambios, después de una reunión con la cúpula de la Iglesia luego de asumir el poder.
Sin embargo, continúa el involucramiento de algunos obispos en atizar fuegos diversos, incluyendo los de la izquierda más radical, como la reunión de monseñor Bergoglio con dirigentes del trostkista Partido Obrero, del Partido de los Trabajadores Socialistas y otros que activan un conflicto de un grupo de unos 50 trabajadores despedidos del Casino, y que a su vez mantienen un fuerte enfrentamiento con más de mil ex compañeros de tareas que siguen en sus puestos.
Es largo el conflicto de la Iglesia como analiza el periodista y escritor Horacio Verbitsky al recordar que el primer titular del vicariato castrense fue el arzobispo de Córdoba, Fermín Emilio Laffite, impuesto por la dictadura que se instaló en 1955 después del golpe de Estado que derrocó al general Juan Domingo Perón.
En relación a los problemas con monseñor Basseoto, el gobierno de Kirchner pidió al Vaticano su remplazo, lo que no sucedió y se decidió separarlo de sus funciones en 2005 mediante un decreto de cesantía. Baseoto había defendido el accionar militar durante la dictadura y además ofendió a los familiares de las víctimas diciendo que no le constaban los llamados vuelos de la muerte.