Por primera vez en 20 años la contienda interna puede definirse hasta la convención en agosto

Los precandidatos demócratas, sin decisión en el supermartes

Hillary Clinton se lleva el triunfo en California, Nueva York, Massachusetts y Tennessee

Barack Obama gana en Georgia, Alabama, Illinois, Connecticut, Kansas y Minnesota

Ninguno de los aspirantes obtuvo el número de delegados requeridos para ser nominado

David Brooks (Corresponsal)

Nueva York, 5 de febrero. La noche en que Hillary Clinton esperaba ser coronada como candidata presidencial del Partido Demócrata se convirtió en una cerrada batalla con Barack Obama, en esta guerra que está lejos de ser ganada.

Hillary Clinton y Barack Obama amanecerán sin poder declarar un triunfo contundente en este súper –o como algunos lo bautizaron, tsunami– martes.

Esa no era la expectativa hace algunas unas semanas, ya que fueron los aliados de Clinton quienes diseñaron este supermartes sobrecargado de primarias justo para garantizar su victoria.

Ambos precandidatos reconocieron que la guerra electoral se prolonga. Clinton declaró en esta ciudad ante sus simpatizantes que felicitaba a Obama por sus triunfos y estaba ansiosa por continuar los debates con él sobre el futuro del país. Esta noche, afirmó, millones “votaron no sólo para hacer historia, sino para rehacer a Estados Unidos”. Y conmovió a su público al agradecer, entre otros, a “mi madre, quien nació antes de que las mujeres tuvieran el derecho al voto, y quien esta noche está observando aquí en este podio a su hija”.

Responde a la felicitación

Barack Obama también felicitó esta noche a su contrincante por sus triunfos y reiteró su respeto por ella. Pero a la vez declaró, desde Chicago, que “nuestra hora ha llegado… nuestro movimiento es real, y el cambio está por llegar a América”, y reiteró su llamado por la unidad estadunidense entre razas, géneros, y regiones. “Hay un coro de millones llamando por el cambio”, subrayó ante gritos de “sí se puede”. “Esta elección se trata de una opción entre quien tiene mayor experiencia en Washington y quien puede mejor cambiar a Washington”.

La competencia hoy entre los demócratas en 22 estados fue más por delegados que por triunfos a nivel estatal. Aunque ambos candidatos proclamaron los resultados estatales como registros de sus triunfos para efectos de propaganda, lo que vale realmente es el número de delegados que cada uno acumula.

Según las complejas reglas del partido, los candidatos obtienen un número de delegados proporcional al voto popular que reciben. O sea, el ganador de un estado no obtiene todos los delegados en juego en ese estado. Por una fórmula complicada de otorgar delegados por distrito legislativo, es hasta posible perder el estado y aun así salir con un número casi igual de delegados.

Son estos delegados (junto a cientos de delegados de la cúpula del partido pero no electos, los llamados superdelegados) los que votan en favor de cada uno de los contendientes para nominar el candidato presidencial de su partido en la convención nacional que se celebrará a finales de agosto.

Este supermartes estaban en juego aproximadamente la mitad de todos los delegados que serán electos antes de la convención (en total son 4 mil 49). El objetivo de cada candidato es acumular por lo menos 2 mil 25 delegados, una mayoría simple requerida para ganar la nominación. Hoy estaban en juego un total de mil 681 delegados (o sea, casi el 80 por ciento de lo que necesita cada precandidato para ganar en agosto).

Al avanzar la noche, Clinton defendió su ventaja en los dos estados más grandes de la jornada: California y Nueva York. Más notable fue su triunfo en Massachusetts donde a pesar del endoso de Obama por la familia política real del estado, los Kennedy, el otro senador de ese estado John Kerry, y el gobernador Deval Patrick, logró la mayoría. Además ganó en lugares como Nueva Jersey, Tennessee y Oklahoma; y al cierre de la edición, varios más estaban inclinados en su favor.

En tanto, Obama ganó en estados sureños como Georgia y Alabama, y su estado Illinois, Connecticut, Kansas y Minnesotta, ganando, hasta el cierre de esta edición, la mitad de los 22 en juego.

Pero a pesar de los estados ganados, el número de delegados obtenidos no fue suficiente para imponerse un candidato sobre el otro y es por esto que nadie ganó o perdió hoy de manera definitiva.

Sí se puede afirmar que las tendencias indican que al paso del tiempo, Clinton va perdiendo y Obama avanzando, ya que la senadora contaba con amplios márgenes en casi todos los estados en juego y a nivel nacional sólo hace unas semanas, y ahora, de repente, se registran empates técnicos en las encuestas.

El comentarista Marc Cooper articula lo que muchos analistas han señalado: Obama “enfrenta un solo enemigo y no es Hillary Clinton. Es el tiempo mismo”, argumentando que como todas las tendencias están en su favor, con un poco más de tiempo seguramente podría haber conquistado el supermartes.

Ambos candidatos aún tienen los recursos (de hecho, Obama tiene más por ahora), y aunque uno se despertará con una pequeña ventaja sobre el otro en el número de delegados, esta contienda sigue lejos de su conclusión.

Los analistas pronostican que si siguen así las cosas, por primera vez en unos 20 años esta contienda dentro del partido no se resolverá hasta la convención nacional.