Por Mario Alberto Reyes
La familia está en riesgo”, claman
en cada campaña los grupos de
inspiración católica. Un “Día de
la Familia”, una “Noche familiar”, “Leyes de
Familia”, campañas ingenuas, unas, imposiciones
legales discriminatorias, las otras. Todas
guiadas por la prédica vaticana que identifica
enemigos a cada paso en su particular camino
hacia la paz, según el más reciente mensaje
del Papa Benedicto XVI, al iniciar 2008: “Todo
lo que contribuye a debilitar la familia fundada
en el matrimonio de un hombre y una mujer,
lo que directa o indirectamente dificulta su
disponibilidad para la acogida responsable de
una nueva vida, lo que se opone a su derecho
de ser la primera responsable de la educación
de los hijos, es un impedimento objetivo para
el camino de la paz”.
Bajo esa inspiración y como regalo de
Navidad, los legisladores panistas del estado de
Nuevo León aprobaron una Ley de la Familia
la madrugada del 22 de diciembre pasado,
imposición secular de la doctrina católica que
hace de la “familia natural” objeto de protección
estatal frente a los “enemigos de la paz”:
desde los derechos sexuales y reproductivos
hasta el laicismo en la educación.
La discusión en Nuevo León —que movilizó
por igual a organizaciones de derechos humanos,
de la diversidad sexual o de derechos
reproductivos, que a grupos empresariales afines
a la moral de los panistas— concluyó con
el veto del gobernador priísta José Natividad
González Parás y el anuncio del diputado
panista José Manuel Guajardo de que su bancada
analiza interponer una controversia constitucional
ante la Suprema Corte de Justicia de
la Nación para defender la ley rechazada.
Una ley unívoca para la familia única
Al inicio de 2007, la diputada local panista
Norma Yolanda Robles convocó a la sociedad
civil de Nuevo León a participar en la elaboración
de una iniciativa de ley sobre la familia.
Al llamado respondieron, entre otros grupos,
activistas gays quienes enviaron tres documentos
en los que enfatizaban la necesidad
de reconocer la diversidad familiar.
Mario Alberto Rodríguez, representante de
Nuevo León Incluyente, organización civil que
La familia Convertidas en objeto de disputa ideológica, grupos que buscan su “defensa”, los arreglos enemigos: todos los que se resistan a su las formas en que son ignorados por los Por Mario Alberto Reyes
defiende los derechos de las minorías, entregó
sus propuestas al Grupo Interdisciplinario de
Apoyo a las Mujeres (GIAM), organización “de
corte puramente católico, ligado al Opus Dei y
a los Legionarios de Cristo, al cual se le pagó
con recursos públicos el trabajo realizado”,
según señala Rodríguez.
Las propuestas relacionadas a la diversidad
familiar fueron eliminadas de las conclusiones
que derivaron en la iniciativa, en la que finalmente
se optó por retomar de manera textual
algunos párrafos de la Carta de los Derechos de la
Familia presentada por la Santa Sede a todas las
personas, instituciones y autoridades interesadas
en la misión de la familia en el mundo contemporáneo,
emitida por el Papa Juan Pablo II en 1983.
Ante la acusación de plagio, la bancada panista
matizó: “la Iglesia católica es universal”.
El documento papal señala que la familia
está fundada sobre el matrimonio libremente
contraído y públicamente afirmado entre un
hombre y una mujer, que crea una institución
natural a la que exclusivamente está confiada
la misión de transmitir la vida. Mientras tanto,
la iniciativa de ley define a la familia como una
institución de carácter natural, integrada por
un grupo de personas vinculadas por alguna
relación de parentesco reconocida en términos
del Código Civil de Nuevo León. Para Rodríguez
Platas, se trata de una afrenta para el ejercicio de
los derechos de homosexuales y lesbianas y el
reconocimiento de otras formas de convivencia.
“Es un intento de la derecha para tantear terreno
y blindar su concepto de familia”, dice.
La iniciativa de Ley de la Familia de Nuevo
León consta de 62 artículos divididos en dos
libros de cinco capítulos, más cinco transitorios.
En términos generales se refiere a
los derechos de la familia, la educación de
los hijos, el papel que deben desempeñar
los medios de comunicación para promover
“valores positivos”, la conciliación de la vida
familiar y laboral, así como a la creación del
Instituto Estatal de Política Familiar, el cual
tiene como objetivo “crear, diseñar, promover,
difundir y evaluar políticas públicas con perspectiva
de familia (sic), que contribuyan a la
unidad y la estabilidad de la familia”.
Tras la aprobación nocturna, con los votos
a favor de la mayoría panista y en contra del
resto de las bancadas, el gobernador González
Parás vetó la ley. En su argumentación jurídica
se señala la tendencia de la ley a omitir
referencias “a principios rectores de carácter
laico, incluyente y pluricultural, (lo que evitaría)
exclusiones discriminatorias”.
Semanas después del veto del gobernador
comenzó a circular en Internet un panfleto
homófobico, firmado por Juan M. Dabdoub
Giacoman, empresario ligado al PAN, que critica
la decisión de someter a consenso la verdad
de la Familia Natural (sic), para reconocer
“otras ‘familias’”, que en seguida se describen
con múltiples fotos de marchas del orgullo gay
—manipulación de la imagen que troca la reivindicación
queer en amenazante aquelarre. “Todos,
todos, procedemos de una familia natural”, concluye
la propaganda. El PAN se deslindó del
personaje firmante, líder de una organización
llamada Familia Mundial, AC, mientras que Mario
Rodríguez anunció que las organizaciones que
conforman Nuevo León Incluyente presentarán
una denuncia ante el Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación.
Los cruzados por la familia
Para Red Familia, una coalición de poco más
de 450 organizaciones civiles con presencia
en 17 estados —especialmente en Jalisco,
Guanajuato, Querétaro, Nuevo León, Baja
California, Sonora, Oaxaca y Puebla—, la postura
de los panistas de Nuevo León es plausible
y confían en que el ejemplo se reproducirá
en otras entidades. “Defender a la familia
natural y a los valores de México para tener
una nación sana”, reza uno de los postulados
de esta organización que lidera las labores de
cabildeo de los sectores conservadores que
han hecho de la familia su estandarte para
influir en los grupos de poder.
Jesús Hernández Ramos, asesor y consejero
de Red Familia, dice en entrevista con Letra S que el objetivo principal de su organización
es “colocar en puestos clave a intelectuales
que intervengan en la elaboración de proyectos
interculturales para influir en las políticas
públicas de los estados”. La familia, el aborto,
la sexualidad, la drogadicción y el alcoholismo,
así como la preparación de los jóvenes para el
noviazgo y el matrimonio, son los temas que
sus integrantes buscan colocar en el ámbito
legislativo desde una perspectiva religiosa.
Para Red Familia la institución que ensalzan
es el núcleo social fundamental cimentado en
la unión voluntaria del hombre y de la mujer por
el acuerdo vitalicio del matrimonio. De acuerdo
con su declaración de principios, las diferencias
físicas y psicológicas entre el hombre y la mujer
son naturales y no están determinadas por roles
construidos artificialmente en sociedad. Agrega
que el sexo es la potencia de la vida, del amor y
de la complementariedad, y está ordenado a la
procreación de los hijos.
Los padres, sostienen, son los únicos responsables
de la educación sexual de sus hijos,
que deberá encaminarse sobre todo a evitar
“el desorden sexual (que) ocasiona múltiples
sufrimientos y males sociales”. También
reprueban las “presiones internacionales” que
fomentan un control de la natalidad “indiscriminado”
y condenan la interrupción del
embarazo, no aceptable “ni aún en su versión
de contracepción de emergencia”.
Para el demógrafo Carlos Javier Echarri,
investigador de El Colegio de México (Colmex),
el modelo de familia natural o tradicional que
impulsan grupos como Red Familia es “una entelequia”,
pues es falso que los hombres y las
mujeres estén programados “naturalmente” para
establecer uniones monógamas, ser exclusivamente
heterosexuales o para abandonar el hogar
paterno al momento de encontrar una pareja.
“Tratar de influir para que las políticas
públicas solamente reconozcan a las familias
nucleares conlleva el riesgo de fomentar actos
discriminatorios hacia quienes no viven en
este modelo tradicional”.
Echarri subraya que la estrategia de Red
Familia, basada en un supuesto derecho natural
relacionado con una especie de derecho divino,
atenta contra la laicidad del Estado mexicano, e
intenta coartar los avances obtenidos en materia
de derechos sexuales y reproductivos.
Al respecto, Hernández Ramos asevera que
la organización a la que pertenece no está en
contra del Estado laico pues “las organizaciones
religiosas necesitan una regulación en bien de
la sociedad”, sin embargo enfatiza la necesidad
de un mayor cabildeo legislativo para “crear
políticas públicas a favor de la familia”.
Las familias se transforman
Altibajos de las familias tradicionales |
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Fuentes:
(1) Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
(2) Conferencia del Episcopado Mexicano. Suma del número de matrimonios registrados por Arquidiócesis en 2007; incluye a las Arquidiócesis
de Oaxaca y Hermosillo, que ofrecen datos de 2006, y la Arquidiócesis de México, que no especifica año para sus cifras. |
De acuerdo con datos del II Conteo de Población
y Vivienda 2005, hasta ese año en México existían
casi 25 millones de hogares, un aumento
de más de 11 por ciento respecto al año 2000.
Según el reporte Dinámica de los arreglos residenciales
en México, 2000-2005, publicado por
el Consejo Nacional de Población, el aumento
en el número de hogares está acompañado
de arreglos residenciales y formas inéditas de
organización de la vida en familia, propiciados
por factores como la prolongación de esperanza
de vida de las personas, la disminución de la
fecundidad, el aumento de la migración y los
cambios en las pautas de nupcialidad.
Al respecto, Julieta Quilodrán Salgado, investigadora
del Centro de Estudios Demográficos,
Urbanos y Ambientales del Colmex, explica
a Letra S que en México las uniones libres se
vuelven cada vez más frecuentes entre los
jóvenes, a la par de que los matrimonios civiles
se incrementan en toda la población.
La idea conservadora de que la familia
se encuentra en crisis es “una exageración”,
dice Quilodrán. Si bien la disolución de
uniones se ha incrementado desde 1930,
y aproximadamente 12 por ciento de las
parejas que contraen matrimonio civil o
que deciden vivir en unión libre se separan,
México es uno de los países, en comparación
con el resto de América, con un bajo
índice de disoluciones. En Estados Unidos,
Cuba y Uruguay, uno de cada dos matrimonios
se rompe.
Más bien hay cambios al interior de las familias,
señala, pues hombres y mujeres tienden a
separar el ejercicio de la sexualidad de la procreación
—tras lograr el dominio de la tecnología
anticonceptiva— lo que significa que el matrimonio
católico está perdiendo su capacidad
como institución reguladora de la vida en pareja,
cuyo objetivo principal es asegurar la reproducción
humana, según lo estableció el Concilio de
Trento de 1545. Más aún: “El modelo de matrimonio
promovido por la Iglesia, monogámico,
indisoluble y legítimo, nunca llegó a imponerse
por completo en México, en donde existen las
uniones libres y las dobles uniones que algunos
llaman la casa chica”.
Además, comenta Quilodrán, hay que considerar
la tradición que respalda en México a
la unión libre, lo que la hace un arreglo
familiar “bastante estable” y una alternativa
frente al matrimonio civil o religioso. “Si nos
atenemos a las cifras, no podemos asegurar
que la familia se esté desestructurando,
aunque hay que reconocer que evoluciona
rápidamente”.
2009, el objetivo
Jesús Hernández Ramos, de Red Familia, está
convencido de que las leyes que reconocen a
las parejas del mismo sexo y que otorgan a las
mujeres el derecho a decidir sobre su maternidad,
y la “promoción de la homosexualidad” a
través de Internet, son “auténticos peligros para
la familia”. Su postura no interfiere, dice, con
su respeto a las personas no heterosexuales,
pues ante problemas de “desviaciones humanas
morales” la unión de la familia es lo más
importante.
Hernández Ramos define con claridad a
los “enemigos de la familia” y, por tanto, los
blancos de las campañas con que buscan
defenderla. “Las relaciones deben ser entre
un hombre y una mujer; si se aprueban los
matrimonios homosexuales y se les permite la
adopción, lo que va a ocasionar es la deformación
de la mentalidad de los niños”.
Una de las campañas que apoyan con ahínco
es el Día de la Familia, fecha instaurada en
marzo de 2005 por la administración federal
en turno que ha sido criticada por sectores
de la población que la consideran excluyente
y discriminatoria. Para Hernández Ramos la
llegada al poder del PAN no ha beneficiado a
agrupaciones identificadas con ideologías conservadoras
como Red Familia o el Consejo de
la Comunicación —el principal impulsor del
Día de la Familia—, que agrupa a varias de
las empresas más importantes del país. “No
tenemos partido porque trabajamos por la
sociedad, pero Acción Nacional hizo su labor
y ahora tenemos un presidente que tiene
dignidad y que está trabajando por muchas
cosas (a favor de la familia)”.
En contraste, José Aguilar Gil, coordinador
nacional de la red de organizaciones civiles
Democracia y Sexualidad (Demysex), sostiene
que los grupos de la derecha empresarial jugaron
un papel central en el proceso electoral de
2006 para favorecer la permanencia del PAN
en la Presidencia de la República, por tanto,
Felipe Calderón “ahora debe pagar las facturas
y tendrá que abrir la puerta a los que buscan
negociar temas álgidos, como la sexualidad,
las familias y la diversidad sexual”.
La estrategia de los grupos conservadores
mexicanos se verá fortalecida con la realización
en México del Encuentro Mundial de Familias,
organizado por el Vaticano para enero de
2009. Hasta ahora se asegura que Benedicto
XVI aprovechará la ocasión para hacer su
primera visita al país e “intentar restaurar a la
familia natural como la unidad social fundamental
y fuente de una nación sana”, según
Hernández Ramos. Por lo pronto, Red Familia,
“feliz por la visita del Santo Padre”, ya prepara
documentos a favor de la vida y la familia.
Aguilar Gil ve como una alerta para los
grupos comprometidos con el lacismo y la
diversidad familiar la realización del Encuentro
Mundial de Familias sólo seis meses después
de la XVII Conferencia Internacional de Sida,
evento en el que se esperan pronunciamientos
en pro de la educación sexual, del uso del
condón y de la diversidad sexual. “La visita de
Benedicto XVI será estratégica para intentar
frenar los avances obtenidos en materia de
sexualidad. El discurso papal podría ser el
pretexto para que el gobierno mexicano dé
marcha atrás a los programas de prevención
del VIH/sida y de fomento del uso del condón”,
señala. |