Aumento al maíz, trigo o frijol no eleva los ingresos de pequeños y medianos productores
Alza en precio de alimentos sólo ha beneficiado a monopolios
Grandes empresas imponen reglas de compra y se quedan con las ganancias, según la ANEC
El gobierno favorece la concentración en lugar de impulsar la agricultura a pequeña escala
Ampliar la imagen Parcela del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo en Texcoco, estado de México Roberto García Ortiz Foto: Roberto García Ortiz
Los precios récord que han registrado los alimentos a nivel mundial, particularmente los granos básicos, únicamente han beneficiado a monopolios, intermediarios y grandes agricultores, mientras que para pequeños y medianos productores del campo mexicano ha quedado “pulverizada” cualquier posibilidad de obtener buenos ingresos o ganancias al respecto, según un experto en comercialización.
En los últimos dos años, productos como maíz, trigo, frijol, soya, arroz, sorgo e incluso café, conocidos también como commodities agrícolas, han registrado una constante alza en sus precios y aunque pudiera pensarse que ello “es bueno” para el sector agrícola, en los hechos “no constituye una buena noticia para la mayoría de los productores mexicanos”, aseguró Víctor Suárez, director general de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).
Como sector, dijo, “nos va mal con precios altos y nos va mal con precios bajos” y la razón es que en México prevalece un mercado monopolizado por unas cuantas empresas, las cuales imponen sus propias reglas de compra e impiden que a los productores del país se les paguen mejores precios por sus cosechas, como correspondería por las alzas registradas en los alimentos a nivel internacional.
Así que cualquier ganancia que se obtenga por los precios históricos de los alimentos, es acaparada por monopolios, intermediarios o grandes agricultores. “Solamente un pequeño sector minoritario de productores ricos y capitalizados puede verse beneficiado con ese incremento de precios internacionales, como los productores de maíz de Sinaloa o los de trigo de Sonora y Baja California”, precisó.
La situación se agrava aún más, agregó Víctor Suárez, si se toma en cuenta que el grueso de los productores agrícolas de México compiten en desventaja porque carecen de acceso a financiamiento, créditos, administración de riesgo e infraestructura, así como falta de organización económica para que sean capaces de defenderse y exigir que se les paguen mejores precios por sus cosechas.
Para darse una idea del alza que han registrado los alimentos, cabe mencionar el caso del café como un ejemplo recientemente documentado: la Organización Internacional del Café (ICO, por sus siglas en inglés) aseguró que en un lapso de seis años, de octubre de 2001 a enero de 2008, el grano tipo robusta se vendió 363 por ciento más caro.
Aun cuando se pronostique que la tendencia al alza de los alimentos no cesará en lo inmediato, el dirigente de la ANEC advirtió que los pequeños y medianos productores agrícolas del país, pese a ser mayoría, no podrán obtener beneficio alguno en tanto el gobierno federal “siga favoreciendo la concentración de los mercados, en lugar de impulsar una política favorable al desarrollo de la agricultura de pequeña escala, con los apoyos requeridos para que se tenga la capacidad de controlar y administrar la oferta”.
Se trata, dijo de equilibrar un mercado donde prevalece “una desigualdad brutal, que de libre comercio no tiene nada y que opera en contra de productores, consumidores y contribuyentes”, debido a la pasividad gubernamental.
El dirigente de ANEC recordó que el alza de las commodities agrícolas se ha dado desde hace 24 meses, a partir del boom de los biocombustibles para hacer frente a los altos precios del petróleo así como la creciente demanda de alimentos de China e India.
Los precios de los alimentos, dijo, “se han incrementado en más del cien por ciento en los últimos dos años”, pero ello no se ha reflejado en lo que se paga a los productores primarios, quienes deben enfrentar además el alza “exponencial” en los insumos que utilizan como semillas, fertilizantes y costos financieros. Eso, destacó, deriva en otro problema: un aumento del rentismo de la tierra y concentración de la industria agroalimentaria, porque los campesinos o pequeños productores no cuentan con recursos para seguir produciendo.
Sobre los insumos, Víctor Suárez mencionó, como ejemplo, que la empresa Monsanto vende en México la semilla de maíz 50 por ciento más cara del precio que fija en Estados Unidos mientras que los costos de combustible o por almacenamiento y transporte es hasta 30 por ciento superior. También comentó que los productores nacionales ya son totalmente dependientes de las importaciones de fertilizante nitrogenado que se requiere para los cultivos, situación que al final de cuentas, puntualizó, afecta a la mayoría de los consumidores del país.