Chatea, chato

El séptimo álbum del grupo inglés Radiohead es, para decirlo pronto, una obra maestra. Su aparición, hace cuatro meses en la web, marcó un parteaguas en la, a su vez, transición cultural en que se encuentra el planeta, pues en lugar de aparecer en los estantes de novedades discográficas, surgió de la noche a la mañana en una página en Internet donde cualquiera desde su casa o de algún Café Internet, pudo “bajar” (neologismo de la cultura de transición) el disco entero pagando lo que el melómano considere vale el disco (o como dijeran los clásicos mordelones en los cruceros: “ái se lo dejo a su criterio”).

El experimento produjo resultados sorprendentes, pues muchos creían que las masas ociosas que pueden dedicar horas y horas a “navegar” por la red, no pagarían ni un dólar, ningún euro, cero libras por la caída libre del mercado del disco compacto y, oh sorpresa, el dinero llovió a cántaros y los formatos MP3 y los aparatitos Ipod y los miniwalkman y las compus de todo el mundo se unieron para solventar un proyecto cultural de vastas dimensiones.

Hace un par de semanas apareció en México la versión para viejitos (je, es un decir), o bien para arcaicos o bien para fetichistas o bien para aferrados o bien para el mainstream (palabra odiada por los adolescentes mentales) y es un lindo juguetito con propuestas artísticas de Stanley Down-wood, de las cuales mostramos un ejemplo en la imagen superior del Disquero y “pegotitos” para hacer la versión manual del copy-paste, que es como hacen la tarea hoy los niños y muchos “periodistas” sus notas. Pero lo más interesante, denso, intenso y glorioso de In Rainbows, que así se llama el disco, es su música, una auténtica maravilla. Larga vida a Radiohead.