El secretario de la Defensa ofrece “irrestricto respeto a los derechos humanos”
El Ejército seguirá “en primera línea de batalla” contra el crimen: Galván
Imperativo, combatir frontalmente a las formaciones delictivas que atentan contra la sociedad, dice
Ampliar la imagen El general Guillermo Galván Galván Foto: José Carlo González
El secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván, sostuvo que las fuerzas armadas “no pretenden discrecionalidad en el ejercicio coercitivo, sino una transparencia que permita apreciar la veracidad de sus acciones”.
Al participar ayer en la conmemoración del Día del Ejército, en el Campo Militar Número Uno, Galván Galván aseguró que la recién creada Dirección General de Derechos Humanos influirá “de manera positiva” en la dinámica de las relaciones al interior de las fuerzas armadas y las cívico-militares, y que con la integración de dicha institución a la estructura orgánica de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) “seguiremos avanzando en la observancia de su irrestricto respeto, tanto de civiles como de militares”.
Ante el presidente Felipe Calderón, el general secretario reiteró el compromiso del Ejército de mantenerse “en la primera línea de batalla contra la violencia y el crimen organizado”, ya que, subrayó, es imperativo que las fuerzas armadas combatan de manera frontal las formaciones delictivas que atentan contra la sociedad y ponen en riesgo la seguridad nacional, “al pretender construir imperios del crimen”.
El narcotráfico y el crimen organizado representan un peligro real para la salud y seguridad de todos, así como para la estabilidad de las instituciones nacionales. Por ello, “no daremos ni un paso atrás, continuaremos sin descanso hasta someterlas; sus intereses no son superiores a los de México”, indicó el jefe militar, quien por otra parte destacó la participación creciente de la mujer en la vida castrense.
El acto estuvo precedido por un desayuno para centenares de oficiales, cadetes, soldados e invitados especiales; en ese contexto tuvo lugar una sencilla ceremonia en honor de los militares muertos en el cumplimiento de su deber, donde el presidente Felipe Calderón entregó condecoraciones primera clase “a familiares del personal militar fallecidos en actos de servicio durante la campaña contra el narcotráfico”.
Al respecto, Galván había dicho: “Es justo señalarlo, en esta contienda han muerto decenas de fraternales soldados, quienes cayeron en el cumplimiento del deber. Deseamos que sus familiares sepan que su sacrificio no fue en vano, su valor y entrega ejemplar nos alientan a continuar esta lucha sin tregua”.
Las viudas del capitán segundo de infantería David Luna Escorcia y del subteniente de fuerza aérea piloto aviador Juan Manuel Romero Durán, así como las madres del cabo policía militar Israel Urbina Pérez y del soldado de infantería Carlos Alberto Aguilar Bargueño, recibieron los reconocimientos de manos de Felipe Calderón.
Curiosamente, el cabo policía militar Urbina Pérez no aparece en la lista de la Sedena de los muertos en el combate al narcotráfico durante este gobierno. En el acto no se dijo si los deudos de los otros 30 militares que han muerto en esa lucha –según cifras castrenses son 34, de diciembre de 2006 a la fecha– han recibido o recibirán tal reconocimiento.
Ante el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia; Santiago Creel, líder del Senado; Cristian Castaño, vicepresidente de la Cámara de Diputados, y el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, el titular de la Sedena, Galván Galván, dijo que al cumplirse el 95 aniversario del Ejército, los soldados sirven “sin desmayo, sin confusión ni titubeos, a los elevados fines de México”.
Centro Telmex
Al término de la ceremonia, Galván inauguró el Centro Telmex, primero de una empresa privada en instalaciones castrenses, en la unidad habitacional del Campo Militar Número Uno; ahí fueron recibidos por niños de prescolar que vestían uniformes de fuerzas especiales, fusileros paracaidistas, del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, de cadetes de las distintas escuelas militares, además de charritos y chinas poblanas.
Los menores vestidos con ropa de comando –con los colores y medidas de la ropa reglamentaria del Ejército– también tenían la cara pintada y camuflajeada y muchos llevaban pistolas y rifles de juguete. A diferencia de los hijos del presidente Calderón, que lucieron uniformes militares de gala durante el desfile del 16 de septiembre del año pasado, la mayoría de los niños portaba uniforme de combate.
Acompañada por el directivo de Telmex, Héctor Slim Seade, y por el secretario de Marina, Francisco Saynez Mendoza, la comitiva recorrió las instalaciones donde la empresa propiedad de Carlos Slim instaló 170 computadoras y estableció 63 talleres, con el fin de apoyar la educación de los hijos de militares, de 4 a 18 años de edad. Entre los presentes hubo quien dijo que sería deseable que ese tipo de centros fueran también instalados en unidades habitacionales de la Armada y de la Fuerza Aérea Mexicana.