Las viudas de los fallecidos piden audiencia a Calderón
“Lo único que queremos son los restos de nuestros mineros”
“Lo único que queremos son los cuerpos de nuestros mineros muertos. ¿Es tan difícil que entiendan eso la Secretaría del Trabajo y Grupo México?”, preguntó ayer una de las viudas de los mineros caídos en Pasta de Conchos, quienes a dos años de la tragedia recordaron a sus difuntos con una misa en la que el obispo Raúl Vera dijo que para los deudos sólo ha habido “maltrato e injusticia”. El grupo marchó al Zócalo, donde los manifestantes exigieron “audiencia urgente” con el presidente Felipe Calderón.
Ahí, en la plaza central, los especialistas en minas José Luis Fernández Zayas y Raúl Olmos Meléndez, se comprometieron ante los deudos: “Si el presidente Calderón lo autoriza, nosotros rescatamos los cuerpos”. Sólo pidieron que se les faciliten las condiciones para ello y dijeron que están apoyados por más de 300 firmas de profesionales en ciencias de la tierra y estudiantes.
Por su parte, en el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana también se realizó una ceremonia para recordar a los 65 fallecidos, en la cual Napoleón Gómez Urrutia, dirigente del gremio, sostuvo en un mensaje que “el rescate de los cuerpos es posible si la empresa perfora un tiro inclinado”.
Denunció, además, que la represión contra el sindicato no cesa, ya que incluso en la madrugada del 19 de febrero Grupo México “metió a más de 700 esquiroles a Cananea para intimidar a los huelguistas”.
La misa que se celebró en la ciudad de México estuvo oficiada por el obispo de la diócesis de Saltillo, Raúl Vera López, quien denunció que el trato que reciben los deudos es un “terrible signo de injusticia”.
Sostuvo que la persistente negativa de rescatar los restos de los 65 mineros muertos se debe a que ello pondría en evidencia las mentiras de la empresa sobre las condiciones de seguridad en que laboraban los trabajadores, tras lo cual manifestó que la patronal es responsable directa de las muertes.
En la ceremonia religiosa, que tuvo lugar frente a las instalaciones del consorcio minero, en la colonia Polanco, el prelado estuvo acompañado por el obispo emérito Samuel Ruiz y el sacerdote dominico y defensor de los derechos humanos Miguel Concha.
Ante un centenar de personas, entre familiares de los mineros muertos y representantes de organizaciones solidarias, el obispo Vera subrayó que en el caso de Pasta de Conchos priva la injusticia y es también un “hecho emblemático” de “cómo se manejan las cosas en México”.
También se dio a conocer una carta enviada por el cardenal Renato Martini, presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, en la que expresa su solidaridad con los deudos de los mineros.
Señala que la tragedia debe servir “para hacernos pensar sobre las condiciones que enfrentan los trabajadores. El obrero no debe ser rebajado a un instrumento de producción, pues es un ser humano”, y se solidarizó con la “tristeza y el dolor” de los deudos, al no poder todavía dar “cristiana sepultura” a sus familiares.
A su vez, el obispo Samuel Ruiz planteó que el ser humano “vive en un sistema de aplastamiento y de despojo en el que sólo parecen importar la ganancia y el dinero, no el hombre en sí mismo”.
El padre Miguel Concha, por su parte, tuvo a su cargo el discurso central en el Zócalo, donde leyó una carta firmada por 300 organizaciones sociales y civiles que demandaron al presidente Felipe Calderón que, de manera urgente, conceda una audiencia a las viudas para que las oiga y ordene que continúen los trabajos de rescate.
Dijo que los familiares de los mineros muertos no están solos y que hay indignación por la mediocre respuesta que les han dado las autoridades.
El mitin lo cerró el cantautor Gabino Palomares con una copla que reza: “Sólo le pido a Dios que la muerte no me sea indiferente….”.
En Saltillo, Coahuila, trabajadores mineros y familiares de las víctimas realizaron una caravana vehicular por diferentes municipios, la cual concluyó en las inmediaciones de Pasta de Conchos. A la media noche participaron en una misa que se realizó a las afueras de la cantera, oficiada por el sacerdote Juan Andrés Dávila.
En el acto que se llevó a cabo en el sindicato minero se guardó un minuto de silencio y hubo otro de aplausos en honor de los muertos.
Gómez Urrutia recordó la “mezquindad” del dueño de Grupo México, Germán Larrea, y dijo que “quizás no sabe que cuando se muera sólo se va a poder llevar cuando mucho un traje puesto”, mientras “aquí quiere dar indemnizaciones de miseria” a los familiares de los mineros muertos en Pasta de Conchos.