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El Banco de México (BdM) advirtió el viernes pasado en un comunicado sobre política monetaria que el riesgo de una recesión en Estados Unidos había crecido. Refirió que los factores explicativos centrales seguían siendo la crisis hipotecaria y sus repercusiones en el sector financiero, las que por cierto se han agudizado, provocando una importante contracción del crédito y generando desconfianza entre los consumidores. Para el BdM esto ha provocado que en México ocurra una sensible desaceleración de la actividad económica en el último trimestre de 2007. Las exportaciones no petroleras y el consumo interno han crecido lentamente, explicando la reducción del ritmo de crecimiento.
El INEGI, en cambio, al dar a conocer las cifras de crecimiento del producto en 2007 afirmó que el cuarto trimestre fue el de mayor crecimiento del año, ya que se alcanzó un dato anualizado de 3.8 por ciento, lo que permitió que la cifra anual de crecimiento del PIB haya sido de 3.3 por ciento. Nadie esperaba un crecimiento en el último cuatrimestre como el observado. Los sectores productivos por excelencia, el agrícola y el industrial, crecieron 1.9 y 1.8, en tanto que los servicios de transporte, almacenamiento y comunicaciones lo hicieron a 10.1, los servicios financieros a 5.3, comercio, restaurantes y hoteles a 3.4.
Así que según el BdM la economía mexicana se desaceleró en el cuarto trimestre, mientras que según el INEGI lo que hubo fue una aceleración. La discrepancia es fundamental, ya que de la caracterización del momento actual debieran derivarse las acciones que se instrumentarían para enfrentarla. A partir de la información disponible, los bancos centrales grandes debaten, teórica y prácticamente, sobre su cometido básico: la FED –nacida en 1913 con el fin expreso de actuar como prestamista en última instancia, es decir, banco de los bancos privados– ha desplazado su preocupación por la inflación concentrándose en evitar una crisis financiera generalizada que afectaría gravemente el crecimiento. El Banco Central Europeo ha mantenido su objetivo de luchar contra la inflación, por ello ha sostenido sus tasas de interés en 4 por ciento.
En nuestro caso, el banco central tras advertir que el riesgo recesivo es grave y que ya está afectando el funcionamiento de la economía, señala que aunque la trayectoria de la inflación se ha mantenido dentro del rango previsto y que los incrementos en los precios de los alimentos no han contaminado el proceso de formación de precios de la economía, no modificará la tasa de interés interbancaria, manteniéndola en 7.5 por ciento. De modo que frente a una situación que se agrava y con una inflación que se mantiene en los niveles previstos por ellos mismos, el BdM decide mantener una política monetaria claramente restrictiva que, naturalmente, afectará la demanda de crédito y, con ello, al crecimiento, algo que la FED expresamente no haría.
Por su parte, la Secretaría de Hacienda, responsable del manejo de las finanzas públicas, se mantiene impávida frente al deterioro de las condiciones económicas. El presupuesto federal aprobado en noviembre pasado de 2.6 billones de pesos se mantiene como si los supuestos con los que fue construido no se hubiesen alterado. El gobierno federal sostiene que los recursos que se destinarán a obras de infraestructura servirán para dinamizar la economía, pero eso mismo pensaban hace siete meses y las cosas han cambiado drásticamente. Lo cierto es que en el frente fiscal las autoridades no han dado un solo paso para amortiguar un ciclo que resultará inevitablemente desfavorable para la mayoría de la población.
Un dato relevante es el de las remesas: el monto total en 2007 fue de 23 mil 979 millones de dólares, apenas uno por ciento más que el año anterior. El dato del cuarto trimestre de 5 mil 781 millones de dólares resultó -0.2 por ciento menor que en el mismo trimestre de 2006. Los migrantes mexicanos que han inyectado a la economía 116 mil 341 millones de dólares en el periodo 2001-07, cada día enfrentan dificultades mayores para encontrar un puesto de trabajo en Estados Unidos. La disminución de la contribución de las remesas de los migrantes a la reducción de la pobreza inmediatamente se traducirá en un empeoramiento de las condiciones de vida de los mexicanos en pobreza.
De modo que con un cuarto trimestre acelerado o desacelerado, las definiciones de política económica, fiscal y monetaria se mantienen sin cambio. Para quienes nos gobiernan se trata de apelar a la estabilidad macroeconómica lograda, cuando en realidad de lo que se trata es de evitar que el impacto recesivo lastime más aún a la mayor parte de la población, lo que claramente está en el centro de la preocupación de otros bancos centrales.