Tengo plena libertad para fustigar lo que me parezca, pues nada he pedido al INBA, aclaró
Recibió homenaje Raquel Tibol, “leyenda viva del arte mexicano”
La “licenciada” Franco me ofreció la medalla del instituto, sin demérito de mi independencia
La música de Julián Carrillo, a petición de la especialista, y una muestra, enmarcaron el acto en el Munal
“La crítica de arte que se hace hoy debería ser más aguda, menos mafiosa”, señaló
Ampliar la imagen La crítica de arte Raquel Tibol, la noche del martes, al recibir la medalla de oro que le otorgó el Instituto Nacional de Bellas Artes por su fecunda trayectoria. La ceremonia tuvo como escenario el Museo Nacional de Arte Foto: Yazmín Ortega Cortés
Para confirmar que su labor de 65 años como crítica de arte ha estado guiada, sobre todo, por la independencia, Raquel Tibol aseguró al término del homenaje que le rindió la noche del martes el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA): “Sigo pensando que son falsas dos obras atribuidas a Frida Kahlo que se presentaron en la muestra organizada por el instituto el año pasado”.
A su lado estaba la directora del INBA, María Teresa Franco, quien minutos antes le había entregado una medalla de oro en reconocimiento a su destacada trayectoria en el ámbito artístico y cultural, por ser “una de las intelectuales más lúcidas y críticas del arte en México”.
La homenajeada negó que la fiesta en su honor, celebrada en el Museo Nacional de Arte (Munal), tuviera el tinte de una “reconciliación” con Bellas Artes, luego de la polémica que provocó al afirmar que un dibujo de Isolda Kahlo y el Retrato de Alejandro Gómez Arias no provienen de la mano de Frida (La Jornada, 24/junio/2007).
“Si hubiera notado que por la mente de Franco pasaba tal idea le hubiera dicho: ‘muchas gracias licenciada, no’. Mucho antes de que ocurriera lo de la exposición de Frida, a poco de haber entrado a la dirección del instituto, me llamó la licenciada Franco y me ofreció la medalla.
“Le dije, espérese tantito, para que yo midiera las circunstancias de mi actitud frente al INBA, como un ser absolutamente independiente. He cobrado dinero ahí cuando le he hecho un trabajo a Bellas Artes, pero nunca he pedido una beca, una ayuda, nada. De modo que tengo la plena libertad de criticar lo que me parece.”
Larga ovación
“Sigo pensando –prosiguió Tibol– que el dibujo de Isolda no es de la mano de Frida y que el retrato de Gómez Arias tampoco, pues el dictamen que hicieron (La Jornada, 7/diciembre/2007) es antigüito, hoy ya no se hacen así esos análisis. De modo que el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del INBA tiene que ponerse al día en lo que son los estudios de materiales pictóricos”, dijo Tibol a la prensa.
La autora de estudios, ahora imprescindibles, sobre la obra de artistas como David Alfaro Siqueiros, Hermenegildo Bustos o Rufino Tamayo fue halagada también no sólo con un breve recital de piano, con música de Julián Carrillo (que ella pidió), sino con una exposición titulada Por el arte.
La muestra, instalada en la sala monotemática del segundo piso del Munal, reúne la mayor producción sobre arte mexicano y latinoamericano escrita por Tibol a lo largo de 40 años: 69 publicaciones realizadas a partir de 1961; 42 fotografías de 1953 a 2007, en las cuales se aprecia a la escritora con Fidel Castro, Diego Rivera, Juan O’Gorman, Manuel Álvarez Bravo y Valentín Campa, entre otros personajes, así como cartas de artistas dirigidas a Raquel Tibol, algunos de sus premios y un audiovisual.
La crítica, llamada desde este martes, “leyenda viva del arte mexicano”, recibió su medalla de oro del INBA en medio de una larga ovación del público que se puso de pie, entre los que se encontraban directores de museos, historiadores de arte y uno que otro artista que buscaba acercarse a la maestra para ofrecerle un disco compacto con imágenes de su obra, “sólo para que me dé su opinión de mi trabajo, no le pido más”, le decían.
Un crítico debe abarcarlo todo
Los discursos estuvieron a cargo de Miguel Fernández Félix, director del Munal, así como de los poetas Marco Antonio Campos y Luis Roberto Vera.
Raquel Tibol se dejó apapachar y agradeció el reconocimiento con un fragmento de Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, el cual recitó de memoria:
“Quiero llorar porque me da la gana/ como lloran los niños del último banco,/ porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,/ pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado./ Quiero llorar diciendo mi nombre,/ rosa, niño y abeto a la orilla de este lago,/ para decir mi verdad de hombre de sangre/ matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.”
Feliz, pero rigurosa, sin brindar concesiones, como siempre, Tibol expresó a los medios de comunicación que la rodearon: “La crítica de arte que se hace hoy día debería de ser más aguda, menos mafiosa. Muchos de los críticos escriben de sus amigos o de las corrientes que privilegian.
“Un verdadero crítico, hoy por hoy, en un panorama tan plural como el que estamos viviendo, debe girar 180 grados su mirada y abarcarlo todo, cosa que no está ocurriendo.”
Una vida con picos agudos
Raquel Tibol también habló de las supuestas enemistades que ha cosechado por su peculiar temperamento: “Si leen a José Luis Cuevas, en su Cuevario, encontrarán los mejores insultos que me han dedicado, y somos muy buenos amigos. Le di una cachetada a Siqueiros y no volví a su casa porque yo no quise, porque él me invitó a que regresara, de modo que he tenido una vida con picos agudos, por eso se les ha ocurrido decir que soy una leyenda, pero soy un ser de 84 años, trabajando, con dos hijos, dos nietas, y el mundo sigue adelante”.
Luego, se despidió de sus admiradores dando cátedra: “Si no han visto la exposición Diego Rivera ilustrador, que montamos aquí en el Munal y que cierra el domingo, se perderán de una muestra muy profunda que esta muy por encima de las otras que se hicieron. Es la más seria y original, la que nunca se va a poder volver a repetir porque nunca se van a poder juntar otra vez esos materiales. Diego Rivera fue un enorme dibujante, un gran ilustrador, sólo alguien de su erudición, de su capacidad de asimilación de la letra escrita fue capaz de hacer las ilustraciones que hizo”.