■ Por diversos medios intentan “construir un nuevo Cancún en el norte” del estado
Empuje interesado del ecoturismo en Chiapas
■ Habitantes del ejido Roberto Barrios advierten contra efectos negativos del proyecto oficial
Roberto Barrios, Chis. 16 de abril. Que la resistencia de las bases de apoyo del EZLN en esta y otras comunidades del municipio autónomo El Trabajo proteje los intereses colectivos de los indígenas, zapatistas o no, es sabido por los ejidatarios. Como expresan los representantes del PRD en Roberto Barrios, las amenazas y actos violentos contra los zapatistas son “porque el gobierno y los prístas saben que sí van a defender el territorio”.
Arnulfo Gómez, perredista, advierte: “Los turistas van a afectar el río. Se va a ensuciar, ya no va a servir”. Esta semana encontraron un paquete de condones en las cascadas; eso ilustra el cambio de “usos” y delata que ya visitan el hermoso paraje turistas “enganchados” por los guías en el balneario de Agua Azul y las ruinas de Palenque.
A estas cascadas todavía bajan zorros y zaraguatos que cuando cagan ahuyentan a las mujeres. Para cuando la materia fecal sea de turistas, estas mujeres ya no estarán en el río sino barriendo y cocinando para las “manadas de gerontes” (citando a Tom Wolfe) y ecoturistas que abrumarán el poblado desde la comodidad del dólar y el euro.
La perversión que significa una caseta de peaje para ingresar al pueblo necesita, para ser legal, de la consumación de otras perversiones, como entregar el ejido de Roberto Barrios al Procede, o más aún, convertirlo en “turístico”, para lo cual deberá antes transformar su régimen ejidal por asamblea mayoritaria. Esto no ha ocurrido, pese a esfuerzos federales y estatales, que aquí han tenido su “adelantado” en la persona de Luis H. Álvarez, primero como coordinador del diálogo, gestor de láminas y puentes y financiador de profundas divisiones intracomunitarias, y luego como titular de la CDI.
Eso no es todo. En 2006, siendo candidato del PRD, el actual gobernador Juan Sabines Guerrero firmó ante notario y se comprometió a llevar adelante un “plan de desarrollo”, la Declaración de Comitán, elaborado por el ex gobernador Roberto Albores Guillén y su hijo del mismo nombre. Allí se lee una intención trascendente: “Construir un nuevo Cancún en el norte de Chiapas. Se hizo en Quintana Roo y es posible en Chiapas. El gobierno federal debe comprometerse a desarrollar en los próximos años un programa turístico integral que comprenda Palenque, Agua Azul, Misol-ha, Toniná, Yaxchilán, Bonampak y Playas de Catazajá”.
Hoy, Roberto Albores Gleason es secretario estatal de Turismo y Proyectos Estratégicos (sic), y los efectos del megaproyecto empiezan a sentirse en las comunidades. Las intenciones no son nuevas, simplemente se han acelerado. Si Quintana Roo pudo, ¿por qué Chiapas no?, faltaba más. Sin entrar en detalles sobre el fenómeno de la mal llamada “Riviera maya”, cabe destacar que allá se trataba de costas semidespobladas, y acá ese “desarrollo” involucra (y en realidad ignora) las regiones ancestrales tzeltales y choles, así como sus modernas colonizaciones de la selva Lacandona.
Sitio destacado en este plan lo ocupan las cascadas de Roberto Barrios (municipio oficial de Palenque), por lo cual los afanes transexenales de Álvarez no son sino una pieza más del plan conjunto. Aquí, como en el área de Agua Azul (y pronto se verá en otras codiciables riberas de los ríos Bascán, Tulijá, Agua Azul, Lacanjá y Lacantún), la presencia de comunidades autónomas zapatistas representa un “problema” que sólo se podría “resolver” con medidas de contrainsurgencia económica, mediática y, llegado el caso, militar y policiaca.