■ Las funciones sustantivas, en control central; sólo se transfirieron activos materiales
Fracasó la descentralización educativa impulsada por la SEP, señalan expertos
■ El GDF no puede esperar a la reforma educativa para realizar su labor en la materia: Ebrard
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La descentralización educativa ha sido influida por la capacidad de negociación de cada entidad, según un reporte del gobierno capitalino
Foto: Roberto García Ortiz
La experiencia en 11 estados del demuestra que la descentralización educativa impulsada desde 1992 por la Secretaría de Educación Pública (SEP) fracasó, pues, lejos de desembocar en la autonomía de gestión de la escolaridad, se generó un proceso de federalización, en el que las funciones sustantivas se mantienen bajo la tutela del gobierno federal y sólo se traspasaron estructuras administrativas y activos materiales a las entidades.
En un análisis integrado en el libro Descentralización y reforma educativa en la ciudad de México, elaborado por expertos en la materia a petición de la Secretaría de Educación (SE) del Distrito Federal, se expresa que esta situación ha traído consigo importantes rezagos y desigualdades en los estados, pues los acuerdos entre actores e instituciones han dependido de la capacidad de negociación en cada entidad.
Casos como los de Guerrero, Sonora, Tlaxcala, Baja California, Tamaulipas, y Oaxaca, son ilustrativos de lo que aconteció con una descentralización a medias, en la que también influyó el tipo de sindicalismo y liderazgos ejercidos con los diferentes gobiernos, independientemente de su origen partidista, señala el documento.
La descentralización fue un acuerdo para desconcentrar funciones administrativas y el gobierno federal continuó con la centralidad de las principales actividades educativas, refiere Víctor Espinoza, investigador de El Colegio de la Frontera Norte, en el estudio Descentralización educativa: tipología y estudios de caso, citado en el libro de la SE capitalina.
Aun así, en entidades como Nuevo León la unificación estructural sólo se logró de facto; en otras, como Tlaxcala, devino paralelismo, con una enorme cantidad de duplicidades, mientras en Baja California se convirtió en una onerosa carga económica.
Al margen de este proceso se colocó al Distrito Federal, que ha sido objeto de severas reducciones, pues en 1990 obtenía, 20.91 por ciento de las participaciones federales en materia educativa, lo cual bajó a 12.51 por ciento en 2005 y 13.42 por ciento en 2006, según el especialista David Márquez Ayala.
La obra, que recoge análisis y propuestas de expertos en la materia, fue presentada ayer durante la constitución del Consejo para el Acuerdo Social por la Transformación y la Calidad de la Educación en la Ciudad de México, integrado por representantes de distintos sectores, con el propósito de construir un nuevo modelo educativo en la capital.
Al presidir el acto, el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, consideró que la descentralización de los servicios educativos al Distrito Federal es algo que “se tiene que dar”, pero no es un prerrequisito en la tarea educativa de su administración, porque mal haría en esperar que se concrete para realizar todas las tareas que ha emprendido en la materia.
Dijo estar convencido de que una de las tareas más importantes de su gobierno es definir, con el conjunto de los actores sociales, el rumbo que se quiere en materia educativa, aunque sin perder de vista el tema de la descentralización, como reivindicación esencial de la ciudad.
El mandatario capitalino anunció además que la semana próxima entregará a los integrantes de dicho órgano colegiado el texto sobre sexualidad para estudiantes de preparatoria a fin de que hagan una revisión y formulen sus opiniones.
En su oportunidad, el secretario de Educación en el Distrito Federal, Áxel Didriksson, se pronunció por una reforma educativa que incluya cambio a contenidos, métodos pedagógicos, formación de maestros y gestión escolar, pues cualquier otra cosa sería conformarse con “la cosmética, llámese Enciclomedia o pruebas de enlace, lo que llevaría al proyecto educativo de la ciudad a una improvisada modernización de la obsolescencia”.
Esta reforma, agregó, está llamada a atender la exclusión y combatir la precaria calidad educativa. “Ayer (José) Vasconcelos pretendió desterrar el atraso, hoy debemos hacernos cargo de la desigualdad en derechos efectivos. Para ello, la educación debe abandonar supuestos anacrónicos”, apuntó.