■ Necesitamos objetivos realistas para tener éxito, argumento de la Casa Blanca
EU, blanco de críticas por plan de Bush sobre cambio climático
■ “Decepcionante”, la postura de Washington, coinciden en la reunión de potencias económicas
■ Lamenta Europa que “anule los límites entre países industrializados y en desarrollo”
París, 17 de abril. Las propuestas de Estados Unidos para combatir el cambio climático concentraron las críticas este jueves al iniciarse en París dos días de debates de las mayores economías y principales países contaminantes.
El miércoles en la noche, el presidente George W. Bush anunció un tope en las emisiones de gas de efecto invernadero en su país (GEI) para 2025, mientras la Unión Europea, que se fijó como objetivo una reducción de al menos 20 por ciento o incluso 30 por ciento para 2020, apunta a 50 por ciento para 2050.
Para los participantes en la tercera edición de la MEM (siglas en inglés de Reunión de Grandes Economías) –los industrializados del G8, las economías emergentes, como China e India, y la Unión Europea–, estas declaraciones son consideradas “un paso atrás” respecto de los compromisos adoptados en diciembre en Bali, durante la conferencia de la ONU sobre el clima.
El jefe de la lucha contra el cambio climático en la ONU, Yvo de Boer, prefirió felicitarse diplomáticamente ante lo que consideró una “oferta” con vistas a la cumbre del G-8”, en julio en Japón y poder “compararla con las proposiciones europeas”.
Por el contrario, rechazó estimar en este momento en qué nivel de decisión estaría Estados Unidos de aquí a 2025, que se encontraba 16 por ciento por encima del nivel en 1990.
Al inaugurar la reunión, el ministro francés para los Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, que preside las sesiones, insistió sobre la necesidad de un “objetivo de reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero”.
Si bien los debates se desarrollan a puertas cerradas, varios participantes informaron a la Afp sobre una reacción airada del comisario europeo para el medioambiente, Stavros Dimas, para quien la posición estadunidense es “decepcionante” y “no ayuda a avanzar”, mientras que la comunidad internacional debe apresurarse para concluir un acuerdo para 2090.
Según las fuentes, Dimas también lamentó que Washington anule “los límites entre países industralizados y países en desarrollo”, mientras el objetivo de la MEM es precisamente abrir las líneas de diálogo flexible e informal con los grandes emergentes, para convencerlos de integrar un acuerdo global con compromisos precisos.
La primera reacción provino del ministro sudafricano del medio ambiente Marthinus van Schalkwyk, quien consideró decepcionante” la proposición, estimando que la “administración estadunidense está aislada (...) frente a la inmensa mayoría del resto del mundo”.
Por su parte, James Connaughton, principal negociador estadunidense sobre el clima, alegó en favor del “realismo”.
“Todo el mundo es partidario de objetivos realistas en los planes de acción nacional, reflejados en un acuerdo internacional”, declaró a la Afp.
“Mientras más nos concentramos en objetivos económicos realistas, más éxito tendremos”, dijo, subrayando que su país ya se asignó “objetivos coercitivos ambiciosos” en términos de eficacia energética, de parte de los renovables y, sobre todo, agro-carburantes para el transporte.
También reafirmó que su país está dispuesto a unirse a un acuerdo internacional obligatorio sólo si las principales economías hacen otro tanto.
La declaración estuvo destinada sobre todo a China, que recientemente habría superado a Estados Unidos en volumen de emisiones contaminantes, y a India. Esos dos países no dudan en recordar, cada vez que la ocasión se presenta, a los países occidentales su “responsabilidad histórica” en el descalabro climático.
La Casa Blanca minimiza críticas
En Washington, la Casa Blanca defendió el jueves la estrategia del presidente George W. Bush contra el cambio climático y estimó que las reacciones acaloradas de los defensores del medio ambiente o de los aliados europeos son parte inevitable del debate.
“Verán siempre muchas reacciones acaloradas ante todo lo que se diga respecto al clima, y tan sólo hay que estar preparado para ello”, dijo a los periodistas un portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, frente a la oleada de críticas desatada el miércoles por Bush y su discurso sobre el cambio climático.
“Seamos bien claros: dijéramos lo que dijéramos, habría habido lanzamientos de piedras de ambos lados ayer, es la naturaleza del debate sobre el cambio climático. Nunca se podrá satisfacer a todo el mundo”, dijo el portavoz.
Durante su discurso, Bush asignó a Estados Unidos el objetivo de frenar de aquí a 2025 el crecimiento de las emisiones causantes del calentamiento global, pero sin anunciar medidas concretas o constrictivas para lograrlo.
Es la primera vez que el gobierno de Bush anuncia un objetivo de estas características, siendo Estados Unidos uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero del planeta. Aunque para muchos es demasiado tarde, demasiado poco.
El ministro alemán de medio ambiente, Sigmar Gabriel, entre otros, fustigó un “discurso decepcionante, que no estuvo a la altura del desafío mundial”, en un comunicado titulado “El discurso de Bush, digno de Neandertal”.