Usted está aquí: domingo 20 de abril de 2008 Cultura Boda en Chimalistac

Elena Poniatowska

Boda en Chimalistac

Ampliar la imagen

Ampliar la imagen Ilustraciones de Oswaldo Hernández Garnica incluidas en el nuevo libro de la escritora y periodista Elena Poniatowska, publicado por el FCE Ilustraciones de Oswaldo Hernández Garnica incluidas en el nuevo libro de la escritora y periodista Elena Poniatowska, publicado por el FCE

El Fondo de Cultura Económica pondrá a circular en breve el nuevo libro de Elena Poniatowska, colaboradora de La Jornada.

El volumen se titula Boda en Chimalistac y está pensado para todos los lectores, empezando por los niños.

Contiene ilustraciones de Oswaldo Hernández Garnica, de las cuales reproducimos dos en esta página, además de un adelanto del libro, con autorización del sello editorial, que lo ubicará en su serie Los Especiales de A la Orilla del Viento

El Limonero le dijo a la Jacaranda:

–¿Quieres casarte conmigo?

–¡Oh no! Yo ya escogí al Fresno, que es más hermoso que tú, tiene ramas que llegan hasta el cielo y un tronco poderoso, invencible. Tú estás muy chaparrito.

El Limonero se puso triste, hablaba solo, movía sus ramas de un lado al otro sin que viniera a cuento y, por más que su amigo Adrián el pordiosero quisiera animarlo, cuando pasaba alguna pareja él hacía todo por agriarles el paseo.

Una mañana, sin más, llegaron del Departamento Central con un camión y una sierra eléctrica y rodearon al Fresno:

–Este árbol está muy viejo y corre el riesgo de caerse sobre los niños que vienen a jugar al parque.

Los vecinos protestaron:

–Pero, ¿cómo van a cortar este árbol que nos ha acompañado durante tantos años?

–Señora, ¿qué no sabe que en Churubusco cayó un eucalipto después de una tormenta y mató a una mamá y a su hijo?

–¡No puedo creerlo! –se espantó la señora.

–Sí, hasta salió en los periódicos. Resulta que los eucaliptos tienen muy pocas raíces y como crecen muy alto se caen al primer golpe de viento.

–Lástima, tan bonito que huelen.

–Lo mejor de los eucaliptos son sus hojas porque se usan para los tés, las friegas, las limpias, las inhalaciones, los jarabes y las pastillas contra la tos.

Tan convencidos quedaron los vecinos que entre todos vigilaron que el Fresno no se moviera.

La Jacaranda lloró lágrimas violetas y el Limonero se compadeció:

–Si sigues llorando te vas a parecer a los llorones de los sauces.

Y se plantó a su lado para consolarla.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.