■ Termina con 61 años de dominio del Partido Colorado en una tranquila jornada electoral
El ex obispo Fernando Lugo, presidente electo de Paraguay
■ “Nunca nos dejen solos; la democracia la haremos juntos”, proclama al saberse triunfador
■ Con 92% de votos escrutados, se impone con 40% de sufragios por 30% de Blanca Ovelar
■ Por primera vez habrá un traspaso de gobierno “sin derramamiento de sangre”: Nicanor Duarte
Ampliar la imagen Fernando Lugo, del partido Alianza Patriótica para el Cambio, y Fernando Franco, su compañero de fórmula (ambos al centro) festejaron ayer en Asunción la histórica victoria en la elección presidencial paraguaya Foto: Ap
Asunción, 20 de abril. Fernando Lugo, el obispo de una pequeña localidad paraguaya que en 2006 colgó la sotana para lanzarse de lleno a una campaña electoral en la que fijó un “compromiso con los más pobres”, ganó hoy las elecciones presidenciales de Paraguay con una clara ventaja frente a su más cercana contendiente, Blanca Ovelar, candidata del Partido Colorado, la organización que gobernó el país durante 61 años.
“Hoy podemos afirmar que también los pequeños están capacitados para vencer”, afirmó Lugo tras proclamarse vencedor de los comicios, cuando poco más de la mitad de los votos contados le daban la mayoría y una ventaja de nueve puntos porcentuales sobre la ex ministra de Educación en el gabinete del presidente Nicanor Duarte.
Al cierre de esta edición y con 92 por ciento de las mesas de votación escrutadas, el aspirante de la Alianza Patriótica para el Cambio de Paraguay se había impuesto con 40.82 por ciento (702 mil 966 sufragios), seguido de Ovelar con 30.72 (530 mil 552 boletas) y Lino Oviedo, de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, con 21.98 (379 mil 571).
Cuando la tendencia en el cómputo era irreversible y las encuestas a boca de urna preveían el triunfo del ex obispo de San Pedro, el Tribunal Superior de Justicia Electoral, responsable de la organización de los comicios, proclamó a Lugo presidente electo.
Con este triunfo, el ex obispo que se ha declarado partidario de la teología de la liberación y su consecuente “opción preferencial por los pobres”, se perfila como el primer ex sacerdote católico que gobernará un país latinoamericano, que se sumará además a la mayoritaria lista de gobernantes de izquierda de América del Sur, particularmente en el Mercado Común del Sur (Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), donde políticos de izquierda han triunfado en procesos electorales en la última década.
Desde el cierre de las urnas, la primera encuesta a boca de urna del conservador diario ABC y la radiodifusora Ñanduti previó la victoria de Lugo con 43 por ciento de los votos frente a 37 de Ovelar.
“Ustedes han decidido que Paraguay sea independiente, soberano, libre”, dijo Lugo ante los más cercanos seguidores que le apoyaron durante la campaña, en una primera aparición pública. “Ustedes son los culpables de la alegría de la mayoría del pueblo paraguayo... Este Lugo, que tiene corazón, los quiere mucho”.
Más tarde, cuando la tenedencia era ya prácticamente irreverseible, al proclamarse triunfador, declaró ante varios miles de seguidores: “nunca nos dejen solos. La democracia la haremos juntos”.
Durante la campaña, Lugo evitó ser relacionado con otros gobiernos izquierdistas de la región, toda vez que los colorados acusaron repetidamente al ex obispo de estar vinculado al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, lo cual nunca probaron. Para evitar esa asociación, el ex prelado dijo en sus actos proselitistas que su administración tomaría “su propio camino”.
Y a fin de dar un nuevo cauce a Paraguay, Lugo ofreció dar impulso a un proceso de reforma agraria que nunca se ha producido en este país cuya economía está sustentada en las actividades agropecuarias.
También dijo que, como hizo el presidente Evo Morales el año pasado tras su triunfo electoral en 2006, renegociaría con Brasil y Argentina los términos de acuerdos bilaterales con esos dos países –cuyas economías son muy superiores a la de Paraguay–, que dan precios preferenciales en la venta de electricidad producida en presas paraguayas.
Paraguay buscará integrarse “eficazmente en igualdad de condiciones para seguir la integración regional”, afirmó Lugo, quien el 30 de mayo cumplirá 57 años.
Este domingo, pese a las denuncias de posibles actos de violencia que tendrían el objetivo de impedir el triunfo opositor, las votaciones se realizaron en calma en todo el país, salvo pequeños incidentes que, según la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos, no resultaron significativos.
La prensa paraguaya reportó a lo largo del día una constante presencia de ciudadanos en los centros de votación, en completa calma, en este país donde además del español, la gente habla guaraní, la más importante lengua en la región oriental de América del Sur, una situación sólo comparable con el quechua y el aymara en Perú y Bolivia, en la zona occidental del subcontinente.
De acuerdo con la autoridad electoral, 66 por ciento de los 2 millones 800 mil ciudadanos registrados para votar hicieron valer su derecho.
Ovelar reconoció su derrota poco antes de que el tribunal declarara oficialmente vencedor a Lugo. “Asumimos con dignidad que ya los resultados para la chapa presidencial son a estas alturas irreversibles”, dijo la ex ministra, mientras quedaban aún pendientes los resultados de los comicios para renovar el poder legislativo bicamaral, los representantes paraguayos ante el Parlamento del Mercosur y unos 700 puestos municipales.
Al final de la jornada, el presidente Duarte dio un mensaje televisado a todo el país para señalar que Paraguay vivía un momento histórico y que por primera vez se producirá aquí un traspaso de gobierno “sin derramamiento de sangre”.