■ Otra prioridad, efectuar una reforma agraria; 20% de la población concentra riqueza

Desmontar la estructura impuesta por Stroessner, reto para Lugo en Paraguay

Dpa, Reuters y Afp

Asunción, 20 de abril. La victoria del ex obispo Fernando Lugo, al frente de una alianza principalmente formada por partidos y organizaciones sociales de izquierda, marcó hoy el ocaso de un régimen dominado por el Partido Colorado durante 61 años, incluidas las tres décadas y media de la dictadura encabezada por el general Alfredo Stroessner.

Con un golpe de Estado en 1954, Stroessner asumió el poder en un país de 400 mil kilómetros cuadrados –casi una quinta parte del territorio mexicano– y escasa población, que apenas ahora alcanza 6 millones de habitantes y al cual Brasil y Argentina arrebataron por la fuerza grandes extensiones territoriales en el siglo XIX.

Stroessner (1912-2006), hijo de un migrante alemán y una paraguaya, adquirió fama como militar durante la Guerra del Chaco, contra Bolivia (1932-1935), para luego irrumpir en la presidencia y forjar un régimen basado en el autoritarismo y el clientelismo que subsiste hasta la fecha, a casi 20 años de que el general fue derrocado mediante otro golpe de Estado encabezado por el general Andrés Rodríguez en 1989.

Sólo para tener idea de la ferocidad con que controló el país durante 35 años, basta señalar que Stroessner renovó continuamente el estado de sitio en Asunción, de 1954 a 1987, cada tres meses, en apego a lo establecido en la Constitución.

Con base en esos antecedentes, analistas políticos, economistas y sociólogos paraguayos señalaron en días previos a los comicios de este domingo que lo que verdaderamente estuvo en juego fue la ruptura definitiva con el régimen implantado hace más de medio siglo.

“Ahora, después de casi 20 años del derrocamiento de Stroessner, el Estado autoritario que lo sostuvo está haciendo aguas por todas partes”, aseveró Luis Ortiz Sandoval, renombrado sociólogo en Asunción.

“Lo que está en juego, entonces, no es un quiebre razonado de dos momentos distintos de la historia paraguaya. No se juega continuidad versus cambio o bien común versus privilegio oligárquico. Se juega el voto contra un partido hegemónico como única posibilidad objetiva de romper con la administración stroesnerista del Estado”, agregó.

Aunque fueron siete los candidatos en estos comicios, dos de los tres con mayores posibilidades de triunfo provenían de las entrañas del viejo régimen: la maestra Blanca Ovelar, de 50 años, quien fungió como ministra de Educación durante el gobierno del presidente saliente Nicanor Duarte, y Lino Oviedo, ex militante colorado, quien proponía sólo ligeros cambios a la estrategia económica de Paraguay, al igual que la aspirante oficial.

Lugo recibirá en agosto próximo un país en el que el salario mínimo es de 300 dólares mensuales, pero 40 por ciento de la población económica no percibe esa cantidad.

Paraguay, cuya economía está basada en la agricultura (soya, en primer lugar), es considerado uno de los países más pobres de América Latina. El 20 por ciento de la población más favorecida tiene 60 por ciento de la riqueza, y entre 120 mil y 150 mil carecen de tierras para cultivar.

La redistribución de la propiedad rural constituye el principal reto en Paraguay, y por eso Lugo propone impulsar una reforma agraria que, como advierte el analista político Marcial Cantero, tendrá que enfrentar la estructura económica y social montada por Stroessner. El triunfo del ex obispo de San Pedro –la región más pobre del país– fue sólo una victoria electoral.