Usted está aquí: lunes 21 de abril de 2008 Deportes El Juli bañó a José Tomás en Barcelona

TOROS

El Juli bañó a José Tomás en Barcelona

Lumbrera Chico

Afuera, los animalistas gritaban: “la próxima visita traeremos dinamita”. Adentro, a voz en cuello, alguien resumía el sentir de los demás: “Estos toros tienen menos fuerza que la república de Andorra”. Y abajo Finito de Córdoba, José Tomás y Julián López El Juli, contra viento y llovizna, inauguraban la temporada 2008 en la Monumental de Barcelona ante cuatro mansos de Garcigrande y dos regulares de Domingo Hernández.

La gente, como el año pasado, agotó el boletaje por José Tomás, así que apenas toleró con impaciencia la faena sobre piernas que Finito le esbozó al número uno de la tarde –en la capital de Catalunya a los toros no les ponen nombre propio–, al que mató de a pinchazos y dos descabellos.

Con el 2, un castaño de 530 kilos, bien puesto de pitones, José Tomás le cuajó dos series por la derecha, muy quieto, mientras llovía, y sufrió un achuchón cuando se cambió la muleta a la izquierda, antes de volver a torear con la derecha y culminar la obra con cinco manoletinas muy ceñidas. Para su desgracia falló con el acero y sólo fue llamado a saludar al tercio.

El Juli ni siquiera le dijo buenas tardes al número 3, que salió cojo y fue cambiado por el 6, negro y cornivuelto de 540, que tomó tres puyas sin recargar porque era un descastado y nada le permitió al ex niño, que lo mató de entera y dos pinchazos. La rechifla que la bestia se llevó en el arrastre se prolongaría durante toda la lidia del número 4, excepto cuando José Tomás le hizo un quite por gaoneras en los medios. Luego, Finito prosiguió su propia debacle y se fue mientras la gente le exigía cortarse la coleta.

De acuerdo con la detallada crónica de Florita Andaná, la plaza estaba a reventar de japoneses y villamelones que, cada vez que José Tomás entraba al ruedo, accionaban sus cámaras y flashes de tal suerte que el embudo morisco lucía como arbolito navideño. Pero el de Galapagar tampoco tuvo suerte ante el quinto, castaño cubeto de 539, rajado y débil, al que sin embargo, consintiéndolo mucho, embarcó en dos series por la derecha, dos por la zurda y dos más por la diestra, antes de escuchar un aviso del biombo, que lo obligó a abreviar.

Negro cornivuelto y bravo con el caballo resultó el sexto, con 550 kilos, que El Juli brindó a todos y se llevó a los medios para torearlo por la derecha, adornarse con la dosantina y matar bien, para cortar la única oreja de la tarde que a esas horas ya era noche. Ahora Tomás viajará a Aguascalientes para vérselas con Joselito Adame.

 
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