Usted está aquí: domingo 27 de abril de 2008 Política Sin sentido, reducir apoyos a campesinos ante la carestía mundial de alimentos: CNC

■ Resalta la fragilidad de las políticas en el agro; pide informar de las reservas de granos

Sin sentido, reducir apoyos a campesinos ante la carestía mundial de alimentos: CNC

■ México importa la tercera parte del consumo de maíz amarillo, 70% de arroz y 65% de trigo

Gabriel León Zaragoza

Ante la advertencia de organismos internacionales sobre la crisis alimentaria mundial, México no está blindado para enfrentar los efectos de la anunciada hambruna internacional, porque en el país la población aumenta, el campo queda abandonado y crecen las ciudades, pero éstas no producen alimentos, alertó la Confederación Nacional Campesina (CNC), al tiempo que manifestó su “preocupación por la fragilidad de las políticas públicas aplicadas en el agro”.

En respuesta a esta realidad, el Frente Nacional de Legisladores del Sector Rural demandó con “carácter de urgente” al gobierno de Felipe Calderón Hinojosa informar de las reservas de granos en el territorio nacional y las medidas precautorias dispuestas para asegurar el abasto de alimentos y frenar su acelerada carestía, apuntó el ex presidente del organismo priísta, Heladio Ramírez.

El dirigente señaló que este bloque exige también a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) un informe acerca de las medidas para evitar que los violentos disturbios sociales vistos en otras partes del mundo no se repitan en México, “donde no tiene sentido seguir reduciendo los apoyos a campesinos para estar acordes con la filosofía del mercado”.

Especulación de corporativos

Alertó que operan en el país las grandes corporaciones locales y trasnacionales “que especulan con el precio de los alimentos, ante la pasividad y las contradicciones e inoportunas declaraciones de funcionarios gubernamentales en torno a los precios de los productos de consumo popular”.

Resaltó la fragilidad de las políticas públicas aplicadas en el campo, por lo que, dijo, la preocupación es real debido a que en materia alimentaria “somos dependientes”, ya que México importa la tercera parte del consumo de maíz amarillo, 95 por ciento de la soya, 70 por ciento de arroz, 65 por ciento de trigo para harina panificable, 30 por ciento de sorgo para ganado, además de semillas y fertilizantes.

Puso como ejemplo –con base en informes recientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)– que en materia de precios, aparte del trigo y la soya que han experimentado las mayores alzas regionales, en lo que va del año, los aceites y grasas vegetales subieron 33.3 por ciento, el huevo 23.5, la harina 23.8, la leche en polvo 14.2, el arroz 12 y el pollo entero 11.9 por ciento.

“Estos datos son alarmantes y han puesto en guardia a la mayoría de los países, porque los precios elevados están causando inestabilidad social y política, mientras que, en contraste, el gobierno mexicano afirma que esta crisis alimentaria no nos afecta, pues hoy nuestro maíz es más barato que el año pasado.

“Esta verdad a medias, lejos de dar certidumbre, contribuye a confundir más un escenario donde, tanto los industriales de la tortilla como los productores pecuarios, en realidad hacen crecer silenciosamente los precios de los alimentos, afectando gravemente a los consumidores más pobres y presionando al alza la inflación, según el pronóstico del Banco de México”, señaló.

 
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