■ “No se trata de aplicar reforma tras reforma, sino de establecer objetivos específicos”
Tardará México al menos 10 años para subir en pruebas educativas
■ El desarrollo profesional de los docentes es clave para mejorar, afirma experto de la OCDE
■ Exámenes estandarizados causan efectos perversos, asegura representante de la organización
Ampliar la imagen En desarrollo de competencias científicas, alumnos mexicanos de enseñanza básica se encuentran en el último lugar dentro de los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. En la imagen, un estudiante de tercero de primaria durante la aplicación de la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares, que se llevó a cabo la semana pasada Foto: Roberto García Ortiz
En una década México podría mejorar los resultados de sus estudiantes de enseñanza básica en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en competencias científicas, si centra sus esfuerzos en metas “concretas y realistas”, afirmó Rodger Bybee.
El presidente del Comité de Ciencias de PISA destacó que “no se trata de aplicar reforma tras reforma educativa, sino de ir mejorando en un proceso gradual y continuo”.
Con un plan definido y objetivos específicos, indicó, en 10 años el país podría aumentar de 410 a 460 puntos en los resultados promedio, lo cual implica reducir de 32.8 a 14 por ciento el número de estudiantes que se ubican en el nivel más bajo de rendimiento e incrementar de 0.3 a 5 por ciento la cifra de alumnos con mejores resultados, pues en los sitios con mayor puntaje se “ubican los científicos y la capacidad de innovación”.
En entrevista, señaló que México está a la zaga de las naciones que integran la OCDE en desarrollo de competencias científicas de jóvenes de enseñanza básica, pues, de acuerdo con los resultados de la prueba PISA 2006, 50 por ciento de estudiantes de 15 años se ubicaron en los niveles cero y uno, los más bajos en rendimiento en habilidades científicas, matemáticas y de lectura, por lo que, insistió, cualquier acción para impulsar la “alfabetización científica” de los mexicanos debe ir “claramente más allá de una reforma curricular”.
El desarrollo profesional de los docentes y su formación inicial son “clave para mejorar las competencias científicas de los estudiantes, pero también que la sociedad participe y apoye al maestro, y para ello debe comprender por qué es importante que sus jóvenes mejoren sus habilidades científicas”.
Agregó que alcanzar una “verdadera transformación de los maestros y en la enseñanza de las ciencias permitiría a México pasar en una década de 0.3 por ciento de sus alumnos en el nivel más alto a 5 por ciento, si se toman las acciones necesarias y se mueve el sistema educativo en el sentido correcto”.
Es muy importante, subrayó, que en cualquier cambio que vaya a impulsarse se privilegie el fortalecimiento de las competencias que son más “útiles a los jóvenes en sus vidas, en su desarrollo laboral y para ser mejores personas. Lo más trascendental es centrar los esfuerzos en una educación que fortalezca la capacidad de investigación y les permita hacerse preguntas, pero también que se centre en una ciencia con contexto social”.
Rodger Bybee, quien presentó un plan de acción ante autoridades de la Secretaría de Educación Pública, en el contexto del seminario internacional La enseñanza de las ciencias en México en el marco de la articulación de la educación básica, convocado por la OCDE para mejorar la alfabetización científica de los mexicanos, afirmó que si bien las condiciones de pobreza y marginación pueden explicar “en parte los bajos resultados de los alumnos, tampoco son obstáculo insalvable para mejorar”.
Destacó que con un programa que mejore la formación docente e incentive la formación de competencias científicas de los estudiantes, mediante un “acercamiento vivo con la ciencia, donde no sólo se privilegie la memoria, sino la experimentación directa, se podrían alcanzar mejores resultados al darles oportunidad de vivir la ciencia”.
PISA, efectos perversos
Por su parte, Blanca Heredia, representante de la OCDE en México, destacó que en el encuentro también se presentaron los resultados preliminares del Reporte de la enseñanza de las ciencias naturales en el nivel básico en México, elaborado por ese organismo con la colaboración de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuya versión definitiva, indicó, podría conocerse en septiembre próximo.
En las conclusiones se destaca que la aplicación de pruebas estandarizadas para la evaluación del desempeño académico puede generar “efectos perversos” al promover una enseñanza “para aprobar la prueba”, desplazando los contenidos curriculares. Además, manifiesta que las reformas curriculares pueden ser necesarias pero no suficientes, por lo que deben promoverse a partir del diagnóstico de estudiantes, docentes y prácticas educativas, “incluyendo saberes, intereses, capacidades y necesidades de la práctica en el aula”.
A ello se suma la necesidad de “ampliar la formación de expertos en la enseñanza de las ciencias naturales, capaces de hacer investigación y desarrollo educativo”, y advierte que existen ofertas de actualización docente “sin articulación en la práctica, y en algunos casos sin regulación ni filtros de calidad”. Agrega que para alcanzar el desarrollo esperado los recursos destinados a las tareas educativas “deben estar articulados con la práctica docente”.