Usted está aquí: domingo 27 de abril de 2008 Espectáculos Columba Domínguez regresó a la pantalla grande en Ciudad Juárez

■ El festival de la Frontera presentó un corto donde participó después de 20 años de no actuar

Columba Domínguez regresó a la pantalla grande en Ciudad Juárez

■ No sé si siga haciendo cine, pero siempre amaré al público mexicano, dijo la actriz

■ Con ella viví los dos minutos más mágicos que he presenciado en un rodaje, aseguró Roberto Fiesco, director de Paloma, filme tributo a la diva

■ Ha sido escasa la asistencia al encuentro fílmico

Juan José Olivares (Enviado)

Ampliar la imagen Columba Domínguez fue homenajeada por el Festival Internacional de Cine de la Frontera, donde se proyectan algunas de las cintas más representativas en las que participó Columba Domínguez fue homenajeada por el Festival Internacional de Cine de la Frontera, donde se proyectan algunas de las cintas más representativas en las que participó Foto: Notimex

Ciudad Juárez, Chih., 26 de abril. “Hablar de la Época de Oro del cine en México no sólo es hablar en ese rubro: fue un tiempo en el que había buenos gobiernos y libertades para trabajar. Tiempos en los que cada persona aportaba para que nuestra nación creciera. Hablamos de que también fue época de oro en las artes plásticas, y menciono a Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros, quienes contribuyeron a crear lo que es México. En la actualidad, creo que tenemos la voluntad para seguir aprendiendo. No sé si me gusta más o menos el cine actual: me gusta el cine inteligente”, comenta una de las últimas divas del cine nacional, Columba Domínguez (Guaymas, Sonora, 1929), quien anoche, en el Centro Cultural Paso del Norte, fue homenajeada por el Festival Internacional de Cine de la Frontera, que se celebra en Ciudad Juárez, y donde se proyectan algunas de las cintas más representativas en las que participó.

“Únicamente quiero decir gracias. No sé si siga haciendo cine más adelante, pero lo que siempre he hecho es amar al público mexicano, y los seguiré amando. No puedo juzgar a los actores y actrices de la actualidad. Sólo tienen mi respeto.” Ante la pregunta de cuáles son los retos de los histriones para llegar a un nivel como el que en la Época de Oro alcanzaron algunos como ella, responde: “No hay retos; esa es una palabra que al menos yo no concibo para vivir. Hay otros conceptos, como dedicación, inteligencia, claridad, cultura y alma para saber qué es lo que se está haciendo y qué se quiere alcanzar. Saber escuchar para saber decir”.

Homenaje en corto

Pocas, pero concisas, son las palabras de la casi octagenaria actriz, quien en realidad es homenajeada en este festival por la existencia de una fina pleitesía: un cortometraje realizado ex profeso para ella y para el que fue su personaje emblemático, Paloma, que apareció en la cinta de 1948, Pueblerina, que dirigió Emilio El Indio Fernández. El corto, que se exhibe en el encuentro, lleva por nombre Paloma, y fue dirigido por el egresado y ahora profesor del Centro de Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), Roberto Fiesco (productor de Julián Hernández). Columba tenía más de 20 años sin filmar una película, quizá debido a su dedicación, de más de seis horas diarias a la pintura.

Esta es la historia relatada por el propio Fiesco: “Cuando realizábamos el proyecto Espiral, de operas primas del CUEC, el director Jorge Pérez Solano y yo pensamos en homenajear a una figura representativa del cine de Emilio Fernández. Creímos que Columba, sabiendo que vivía, podría participar. Pero no fue fácil: un día la vi caminando sola por calles de la colonia Roma. Conseguimos su teléfono, pero las primeras veces que contestaba decía que no era ella, que era su hermana; luego de mucho insistir accedió a darnos una cita. Nos trató muy bien, pese a que llevaba muchos años sin participar en una película. Dudábamos si querría hacerlo. Cuando le llevamos el guión se dio cuenta de que haría un papel pequeño, por lo que pidió a la producción que le aumentaran el personaje y que ella hablara con un niño”.

El productor, que tiene en su quehacer más de 16 filmes que han recibido reconocimientos en festivales, como el de Berlín (Mil nubes de paz cercan el cielo…, de Julián Hernández), Montreal y Sundance, entre otros, abunda: “El director no tenía tiempo de escribir y me dijo que la hiciera yo. Con Julián Hernández elaboramos otra historia sin que se saliera del tema de la migración (de lo que trataría Espiral) y lo que resultó fue el cortometraje. Al escribirlo nos preguntábamos qué hubiera ocurrido con Paloma luego de 60 años, además de que Columba significa Paloma en francés. Hay una enorme cinefilia detrás de eso”.

Para Fiesco, que en realidad es quien la rescata “del olvido”, dirigir a una figura como ella fue extraordinario. “Es una actriz preparada. Pese a sus casi 80 años tenía llamado a las cinco de la mañana y la señora estaba puntual, y permanecía todo el día bajo el sol; jamás se quejó. Nunca tuvo un arranque de gran diva. Eso sí, replanteó algunos diálogos para asemejarlos a los de Emilio Fernández. Se le dio un margen de improvisación para sus escenas.

“Algo que jamás volveré a ver –asegura Fiesco– es una escena en la que habla sobre lo que es la tierra: las 25 personas que estábamos alrededor del filme permanecíamos atentos a lo que decía. Fueron los dos minutos más mágicos que he presenciado en un rodaje. Ellos, en la Época de Oro, inventaron la manera de hacer cine, de lo que significaba ser mexicano en su tierra; por eso extrajimos esa figura, que sigue representando una forma de hacerlo. Ella estaba agradecida y se vio en la última escena en la que, en un close up, se observa cómo se despide de su hijo, migrante. No sabemos si para un actor alguna escena que filme será la última, pero con ese acercamiento a su cara sentí que era una especie de despedida, porque derrama una lágrima. Cuando acabamos de filmar nos platicó de sus películas; estaba entusiasmada porque hoy día vive desposeída de trabajo, de una industria que ya no existe, por lo que una figura como ella acaba siendo alguien que permanece en la invisibilidad.”

Competencia

Poco, pero sustancioso, ha sido el público asistente a las salas donde se proyectan los filmes del encuentro. Quizá porque algunos proyectos ya se estrenaron tiempo atrás, como Un día sin mexicanos, Al otro lado, La misma luna o Cobrador, pero también es la oportunidad de apreciar trabajos que quizá tienen pocas posibilidades de exhibirse comercialmente, aunque valen la pena, como Cochochi (de Israel Cárdenas y Amelia Guzmán), “cálido y enternecedor largometraje”, cuyos personajes son pequeños rarámuris; una aproximación a la vida de esta cultura desdeñada y desconocida para muchos mexicanos; o 7 Soles (de Pedro Ultreras), crónica realizada por este periodista radicado en Estados Unidos sobre un grupo de inmigrantes que atraviesa el desierto. Es una visión casi documental sobre la migración.

 
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