Usted está aquí: lunes 28 de abril de 2008 Cultura Lamenta Poniatowska que los pequeños se expongan a tanta violencia en la TV

Los niños y las artes

■ La escritora y periodista presentó ayer su más reciente obra, Boda en Chimalistac

Lamenta Poniatowska que los pequeños se expongan a tanta violencia en la TV

■ Reconoce que la literatura no resuelve problemas, “pero si ayuda a comprender que otros pasaron por lo mismo”

■ Asegura que su nuevo libro enseña a los niños que las plantas tienen sentimientos

Fabiola Palapa Quijas

Ampliar la imagen Elena Poniatowska muestra la portada de su nueva obra, Boda en Chimalistac, durante su presentación en la librería del FCE Elena Poniatowska muestra la portada de su nueva obra, Boda en Chimalistac, durante su presentación en la librería del FCE Foto: Cristina Rodríguez

Me preocupa la mucha violencia a la que están sometidos los niños actualmente, ya que en la televisión constantemente aparecen armas y hechos de sangre, afirma la escritora y periodista, Elena Poniatowska, quien presentó este domingo su más reciente obra, Boda en Chimalistac, en la librería Octavio Paz, de la ciudad de México, como parte de las celebraciones del Día del Niño organizadas por el Fondo de Cultura Económica.

Ahonda: “La lectura nos marca, pero lo terrible es que ahora nos marque tanta televisión, y a veces, los niños ven mucha violencia”.

Asimismo reconoce que la literatura no resuelve problemas, pero a medida que éstos se presentan “ayuda a comprender que otros pasaron por lo mismo y pensaron lo mismo. Si tienes un libro como acompañante, sí te ayuda. Los niños que tienen capacidad de concentración les va mejor que a los que no la tienen, y a eso colabora la lectura”.

En la infancia –explica la colaboradora de La Jornada– está lo que vas a ser de grande; ahí está tu destino, pero ahí están también tus problemas, limitaciones y lo que logres en la vida, tu fe en ti mismo, tu capacidad amorosa. Todo está en la infancia, por eso es tan importante que los niños tengan una infancia feliz y que no los limiten.

Poniatowska resalta la importancia de los valores en la infancia: “A un niño hay que decirle que si miente, se revertirá en contra de él y aunque suene didáctico, hay que enseñarles que en esta vida todo lo malo que se hace se paga”.

De su infancia y sus lecturas recuerda la escritora que los maestros franceses eran muy severos, “yo tenía miedo de no hacer la tarea, de no estar a la altura, iba a la escuela con temor. En esa época se leía a una señora, la condesa De Segur, que escribía cosas para niños como La desgracia de Sofía. Los libros eran objetos bellos, con pasta roja y letras doradas, adentro tenían grabados antiguos como los de Gustave Doré”.

Críticos absolutos

El volumen, del cual se presentó un adelanto hace unos días en estas páginas, enseña a los niños a no lastimar a las plantas. “Es fundamental proteger a la naturaleza, porque las plantas respiran igual que los animales. Toda esa cultura de proteger al desvalido, y en cierta manera los árboles son desvalidos, hay que enseñársela a los niños.

“El libro enseña un poco a los niños a amar a las plantas, al decirles que tienen sentimientos, y es verdad eso. Dicen que las amas de casa que tienen buena mano con las plantas es porque les hablan mucho y así florecen y crecen. Es muy poético, pero es verdad. Llama la atención que las plantas a veces reflejan el estado de ánimo de sus dueños.”

La también autora de El burro que metió la pata abunda en que “es importante hacer las cosas a partir de los intereses de los niños, no a partir de los intereses de uno; el escritor debe conocer lo que llama la atención de los pequeños, claro que cada uno tiene tendencias diferentes”.

Poniatowska señala que en casa tiene a una crítica feroz. “Mi hija Paola, que desde chiquita es muy crítica y tiene muy buen juicio, cuando le preguntaba que le había parecido el libro, con su manita me decía ‘chafa’. Los niños son críticos absolutos, lo que no les gusta lo dicen en la cara”.

Boda en Chimalistac, con ilustraciones de Oswaldo Hernández, es la historia de un limonero que se enamora de una jacaranda, que está prendada de un fresno, todo ello en el tradicional barrio de la delegación Coyoacán.

La escritora transforma en seres humanos a sus personajes plantas para contar una historia de amor que se desarrolla en Chimalistac, lugar en el que ha vivido y al que considera “uno de los rumbos más bellos de la ciudad, porque disfruto de los pájaros y del silencio, aunque el barrio está cerca de grandes avenidas como Miguel Ángel de Quevedo e Insurgentes.

“Chimalistac –agrega Poniatowska– conserva su poesía, la plaza Federico Gamboa y las calles empedradas.”

Para ilustrar la historia entre la jacaranda y el limonero, Hernández realizó sus imágenes con una técnica mixta, que incluye acrílicos, plumas de gel, brillos y el soporte es papel amate. El resultado es una panorámica de la colonia Chimalistac y la flora que ahí existe.

El volumen, que forma parte de la colección Los Especiales a la Orilla del Viento, del Fondo de Cultura Económica, será distribuido en Estados Unidos, América Latina y España.

 
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