■ Los concheros danzaron al son de los tlapanhuehues
Festejan en Atenco el 606 natalicio de Nezahualcóyotl
Ampliar la imagen Celebración por la vida, no por la muerte, como en tiempos del Señor de Texcoco, dicen Foto: María Meléndrez Parada
San Salvador Atenco, Mex., 27 de abril. Ayer se celebró en la explanada principal de esta localidad el 606 aniversario del natalicio de Acolmiztli Yoyotzin Nezahualcóyotl, llamado Rey poeta, hueyi tlatoani, cuyos padres fueron Ixtlixóchitl, señor de los chichimecas, y Matlacihuatzin, princesa mexica. Así, en 1402 nació aquel cuyo nombre significa coyote en ayuno.
Poco a poco fueron llegando los integrantes de los calpullis o escuelas, de las mesas de tradición y de corporaciones concheras. En el centro de la plaza se dibujó un círculo colorido, un “ombligo”, con tres elementos: una cabeza de coyote, una mapa simbólico de Atenco y el número 606. En lo que sería la parte de arriba se colocaron seis tlapanhuehues, que los danzantes afirman que no son tambores, aunque se parecen.
Sabio
Nezahualcóyotl fue un sabio constructor de acueductos y jardines. “Quizá no lo sepan, pero el mejor parque de todo el territorio de Texcoco fue de él; era el parque de los ahuehuetes, que ya se están perdiendo y eran de hace cientos de años. Ése era el parque predilecto de Nezahualcóyotl, de quien en este momento se está celebrando su nacimiento”, expuso el atenquense Francisco Alarcón, de 83 años.
Para el anciano, “el conflicto de hace dos años en este pueblo se debió, primero, a que los presidentes ejidal y estatal tomaron una atribución que no les correspondía. No se informó al pueblo sobre la expropiación para construir un aeropuerto. Firmaron algunos documentos que Arturo Montiel y Vicente Fox ya tenían en la mano”, precisó.
Afuera, en la Casa del Pueblo, se festejaba de manera adelantada el Día del Niño. Vendados de los ojos, los pequeños le ponían la cola no al burro, sino a caricaturas de Peña Nieto, Vicente Fox y Carlos Salinas. Hay un encono particular contra el gobernador del estado de México, manifiesto en mantas que lo señalan como “asesino confeso” y le advierten: “no eres bienvenido en Atenco”.
El 3 y 4 de mayo próximos se recordarán los hechos de la entrada de la policía a la población y la detención de decenas de integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, entre ellos Ignacio del Valle, condenado a más de 60 años de cárcel en el penal de La Palma.
En carteles de diferentes tamaños se lee: “No dejaré que me detengan… no soy ninguna delincuente… seguiré luchando… no podrán doblegarme”, firmado por América del Valle, estudiante de pedagogía sobre quien pesa una orden de aprehensión que la llevaría a La Palma, lo cual la haría la única mujer en ese penal.
En otro cartel se lee: “A dos años de la represión, ¡vamos por la libertad de todos!” Y un programa: “viernes 2 de mayo, 10 horas, puesta de la cruz en memoria de los caídos en la lucha, salida del auditorio Emiliano Zapata hacia los cerros de Huatepec y Tepetzingo; sábado 3, 12 horas, acto político cultural, machetes en alto por la tierra y libertad, en la explanada central; domingo 4, 7 horas, ¡a dos años de la represión, libertad inmediata a nuestros compañeros presos políticos!, Atenco-Autopista Vía Lago; martes 13, Ángel de la Independencia-Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
El sonido de los tlapanhuehues cruzaba todos los puntos de la rosa de los vientos y los danzantes ejecutaban sus pasos con energía alrededor del “ombligo”, lugar sagrado que tiene “puertas”, según explicaron varios.
Alfredo Salvador Pacheco, del grupo Atlachinolli (agua quemada o ardiente), integrado por unas 120 personas que bailan danza prehispánica guerrera azteca-chichimeca, expuso: “En tiempos de Nezahuálcóyotl, señor de Texcoco, no se festejaban las muertes, sino los nacimientos. Lo de los 606 años nosotros lo sabemos por tradición oral”.
Pueblos de Acolhua
Oriundo de Atenco, Lucio Flores Tlahuicoa (luz transparente), principal organizador de la celebración anual por el natalicio de Netzahualcóyotl, explicó que su grupo lo integran originarios “de los pueblos de Acolhua, por el primer nombre de Nezahualcóyotl (Acolmiztli). Yo participo desde hace 30 años en sitios como el centro de Texcoco.
“Si dura una ceremonia en un lugar que nosotros llamamos ombligo, siempre tendrá que ser. Aquí pronunciaremos palabras en nuestra lengua, que es el mexicano o náhuatl. Recordamos a los tlatoanis, como Xólotl. Guardamos con esto nuestra identidad, origen y descendencia”, agregó.