■ Reproches de la panista Teresa Ortuño desataron la tempestad
Sainete en el Senado: Camarillo, de AN, reta a duelo a Delgado, del FAP
Ampliar la imagen Los legisladores Dante Delgado y Rubén Camarillo, ayer en el recinto de la calle Xicoténcatl Foto: Marco Peláez
La penúltima sesión en el Senado de la República, en su sede formal de Xicoténcatl, estuvo a punto de acabar a golpes e incluso el panista Rubén Camarillo, uno de los impulsores de la reforma para abrir Petróleos Mexicanos (Pemex) al capital privado, retó a duelo a Dante Delgado, de Convergencia.
El veracruzano, que en ese momento estaba en tribuna, estalló a carcajadas por la ocurrencia de Camarillo, quien le gritó que si era “caballero” accediera a dirimir fuera del recinto lo que consideró ofensa de Delgado hacia la senadora blanquiazul María Teresa Ortuño.
La senadora chihuahuense había acusado antes a los legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) de secuestrar la tribuna, de “sembrar el odio”, de “no saber nada de la reforma energética, pero sí de defender a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y al Ejército Popular Revolucionario”.
Delgado respondió: “Me da mucha pena que el Partido Acción Nacional utilice la voz de una legisladora” en lugar de que los varones del blanquiazul lo hagan. De inmediato se desató la reacción de las senadoras panistas, quienes de misógino no lo bajaron.
El tema no estaba en la agenda de debates; parecía sobrentendido que nadie lo sacaría a relucir para evitar la confrontación luego de 16 tensos y largos días de desencuentros, que finalmente acabaron con el acuerdo sobre el debate petrolero.
Pero casi al final, cuando se discutía la llamada Iniciativa Mérida, el panista Ricardo García Cervantes reprochó a los legisladores del FAP la toma de la tribuna y se dijo “indignado” por “el secuestro de las instituciones”, por “haber estado privado del uso de esta tribuna”.
Y se prendió la mecha. Los perredistas Ricardo Monreal y luego Pablo Gómez le recordaron que el PAN ha acudido a acciones similares en el Congreso, entre ellas la de noviembre de 2006, cuando los diputados azules se apoderaron de San Lázaro para permitir que, en medio de impugnaciones, Felipe Calderón rindiera protesta.
Gómez Alvarez pidió a los panistas “no rasgarse las vestiduras” ni acudir a la “hipocresía”, ya que, les insistió, ellos también emprendieron, desde la oposición acciones de resistencia civil. Les advirtió, además, que el PRD volverá a tomar la tribuna cuantas veces sea necesario.
“Lo haremos siempre que decidamos que es preciso. ¡Eso y más, sin pedirle permiso a nadie, cuando consideremos que estamos defendiendo intereses nacionales y populares!”
En el ala derecha del salón de sesiones, donde se ubica la bancada del PAN, los murmullos iban en aumento. El senador Felipe González gritaba y gesticulaba, como siempre que interviene Monreal. Y ayer más, porque el perredista les recalcó que, aunque no los bajen de secuestradores, lo que importa es que frenaron el fast track a la reforma energética.
Santiago Creel, que había dejado la presidencia de la mesa directiva en manos de José González Morfín, regresó al pleno. En ese momento la senadora Ortuño se lanzaba contra los frentistas y sostenía que nada tiene que ver la toma de tribuna senatorial con “la que hicieron nuestros compañeros diputados en noviembre de 2006 para garantizar el cumplimiento de la Constitución”. El turno era de Dante Delgado y por ello debió responderle, pero esa frase, donde lamentó que fuera una legisladora y no los varones de la bancada panista los que insultaban al FAP, lo puso en problemas.
Las senadoras Adriana González Carrillo y Beatriz Zavala, ex titular de Sedeso, le preguntaron: “¿Tiene algún problema por debatir con una par?”. El ex gobernador de Veracruz aclaró no ser misógino, pero advirtió que no caería en “confusiones”.
Siguió con su discurso y sacó a relucir cómo trataron ellos (los panistas) a la perredista Yeidckol Polevnsky cuando acudió a la sede alterna de la torre del Caballito a argumentar contra una reforma violatoria de la Constitución.
Hizo notar que el Frente Amplio accedió a una sede alterna donde el Senado sesionara, mientras la tribuna de Xicoténcatl estuvo tomada, para evitar roces entre senadores de las distintas fuerzas políticas. Y, sin importar los gritos de Felipe González, siguió con su discurso. “¡No hemos secuestrado nada, estamos luchando por el patrimonio nacional!”
Entonces, el senador panista Rubén Camarillo, secretario de la Comisión de Energía –uno de los más entusiastas impulsores de las cinco iniciativas de Calderón para privatizar Pemex–, le lanzó el reto al coordinador de Convergencia.
“Por el respeto que le tengo me pongo a su disposición, si es caballero, para que nos encontremos y veremos cómo dirimimos esta diferencia que usted hace de los senadores varones del Partido Acción Nacional. Me pongo a sus órdenes, si usted es un caballero”, retó.
“Frente a dislates no puede uno actuar”, respondió Delgado cuando pudo dejar de reír. Mientras, Felipe González se acercaba a Camarillo para felicitarlo y lanzar: “No te vaya a tomar la palabra y te agarre de la mano”, le dijo.
Luego, Humberto Aguilar Coronado subió a tribuna para decir que los panistas respetan a las mujeres de todas las bancadas, menos a la de Convergencia, porque este grupo no cuenta con senadoras.
Creel cerró la discusión, mientras desde el otro extremo Pablo Gómez llamaba “camorrilla” al senador que pretendía batirse a duelo con Delgado. El coordinador perredista, Carlos Navarrete, quien presenció divertido el singular debate, al final, reunido con sus compañeros, entre carcajadas proponía que el duelo fuera “a las cinco de la mañana en Chapultepec, entre contendientes encuerados y a ligazos”.
Manlio Fabio Beltrones, por su parte, también se la tomó de buen humor y dijo que si Dante y Camarillo quieren, él les conseguía los padrinos.