■ Expertos de la Universidad de Cincinnati analizan semillas halladas en Morelos
Los girasoles fueron cultivados en México hace cuatro mil años, según estudio en EU
■ Se presume que eran utilizados como alimento y con fines rituales, explican los investigadores
Ampliar la imagen Las semillas mexicanas estudiadas superaban en tamaño a las estadunidenses. En la imagen, un plantío de girasoles en Nepal Foto: Reuters
Washington, 28 de abril. Los girasoles fueron cultivados en México hace más de cuatro mil años, tanto para fines alimenticios como rituales, informan científicos estadunidenses en los Proceedings (Bd. 105, S. 6232) de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Los resultados de las investigaciones arqueológicas, etnológicas y lingüísticas contradicen el supuesto de que el girasol doméstico proviene de Estados Unidos y que fueron los españoles quienes lo introdujeron en México durante el siglo XVI.
En su exploración, los investigadores liderados por David Lentz, de la Universidad de Cincinnati (Ohio), analizaron, entre otras, semillas de girasol que fueron desenterradas de la Cueva del Gallo, en el estado de Morelos. Se presume que ese sitio fue utilizado para rituales e inhumaciones.
En dos líneas diferentes el origen, afirman investigadores
Llamó la atención de los investigadores el tamaño de las semillas, debido a que superaban a los ejemplares estadunidenses en casi un tercio, tanto de ancho como de largo, aun cuando las condiciones para su crecimiento en Estados Unidos son óptimas. Esto hace improbable que la semilla mexicana provenga de la estadunidense. Indica que se trata de dos líneas diferentes, señalan los investigadores.
En una segunda fase de la investigación indagaron a los indígenas respecto del nombre tradicional del girasol. De 14 tribus, 11 tenían un nombre particular para la planta. En ningún caso se parecía al término en español o estadunidense. Los nahuas los nombran chimalácatl. Una parte de la palabra significa escudo y se refiere a un armamento que sólo fue utilizado en tiempos precolombinos. En el caso de los otomíes, la palabra refiere al dios del sol, cuya veneración fue reprimida.
La relación entre el girasol (Helianthus annuus) y el simbolismo precolombino indica que la utilización del girasol en México tiene larga tradición.
Esto también fue probado por otras fuentes etnohistóricas, como el hecho de que los líderes de los aztecas usaban girasoles tachonados con piedras preciosas.
Se presume que el uso del girasol fue rechazado y reprimido por los conquistadores españoles debido a su significación política y ritual, ya que el consumo de sus semillas era considerado afrodisiaco, informaron los investigadores.