■ Ariosto Otero los donó a la ciudad y ahora serán emplazados en estaciones del Metro
Restaurarán los tres murales de la plaza comercial Merced 2000
■ Las obras permanecieron ocho años en el abandono
■ Setenta por ciento de la rehabilitación se realizará in situ, a la vista de los usuarios, adelanta el pintor a La Jornada
Ampliar la imagen
Vista de uno de los tres murales pintados por Ariosto Otero que presentan deterioro debido a la humedad, los cuales ayer fueron retirados de una plaza comercial en la delegación Venustiano Carranza
Foto: María Meléndrez Parada
Luego de ocho años de permanecer en el abandono, ayer fueron retirados de la plaza comercial Merced 2000 los tres murales que Ariosto Otero donó hace casi una década al Gobierno del Distrito Federal (GDF). Las obras serán restauradas para ser instaladas en tres estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
En abril de 2007, La Jornada dio a conocer la lamentable situación en la que se encontraban las pinturas, así como la indiferencia y maltrato que sufrió el muralista cuando fue a plantear el problema a Elena Cepeda, titular de la Secretaría de Cultura capitalina, quien se deslindó del asunto.
Fue hasta que intervino el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, que las autoridades del Metro buscaron a Otero para ofrecerle apoyo.
Los murales serán trasladados primero a un taller para iniciar el rescate y luego se colocarán en las estaciones Pino Suárez, La Raza y posiblemente Viveros, del Metro.
Obras de la ciudadanía
Mónica Chacón, encargada del mantenimiento del acervo artístico que se exhibe en esas instalaciones, colaborará con el pintor, quien informó que 70 por ciento de la restauración “será in situ, a la vista de los usuarios, más o menos la tercera semana de mayo.
“Quiero que lo antes posible estén en exhibición, no que permanezcan guardados en una bodega, pues son ocho años en el ingrato abandono, además de que me pasé dos buscando quién me hiciera caso.”
Otero explicó que en un principio hubo reticencia de los comerciantes de la plaza Merced 2000, ubicada en la delegación Venustiano Carranza. Los locatarios no querían que se llevaran los murales, pero “entendieron que lo mejor para ellos era retirarlos, pues no contaban con los medios ni para restaurarlos ni para conservarlos, ya que la plaza se encuentra también en el semiabandono. Con generosidad se dieron cuenta de que la obra no es ni de la plaza Merced 2000 ni del Metro, es de la ciudadanía”.
Montados en placas de madera, el mayor daño que presentan los murales es la humedad, “no hubieran soportado esta temporada de lluvias”, dice el artista, quien lamenta que “por cuestiones políticas no fructifican algunos proyectos de arte público.
“El muralismo ha sufrido de muchas maneras. Hoy pude salvar estos tres, pero en 1998 destruyeron en Tijuana mi mural Pasado y presente de México. Medía 140 metros y fue realizado a petición del entonces secretario de Desarrollo Social Luis Donaldo Colosio, para ser colocado en la Plaza de la Libertad de Expresión.
“Ahí estuvo durante cinco años hasta que vino el presidente municipal José Guadalupe Osuna Millán y dijo que ya no le interesaba, que quería poner ‘otra cosa’. El Instituto Nacional de Bellas Artes pretendió desconocer que se trataba de una obra patrimonio de la nación, pero la documentación fue contundente y tuvieron que aceptar que se equivocaron.
“Interpuse una demanda de carácter federal, pero hasta la fecha no ha pasado nada y Osuna Millán ahora es gobernador de Baja California. Esas son las cosas dolorosas para el país y para la cultura”, concluyó Otero.