Andanzas
■ De Shakespeare a Cranko
Uniéndose a los festejos del Día Internacional de la Danza, que tanto brillo han logrado en el mundo en los tiempos recientes, la Compañía Nacional de Danza, del Instituto Nacional de Bellas Artes, añade una nueva piedra preciosa al collar de su repertorio tradicional con los grandes ballets de su ya rica programación con La fierecilla domada, que, sobre la obra de William Shakespeare, el coreógrafo John Cranko convirtió en ballet.
Sabemos que no es cosa de poca monta tocar siquiera la obra del genio más grande de la literatura inglesa y, más aún, traducir en movimiento emoción, tiempo, espacio y contenido dramático, en este caso, comedia en danza.
La doma de la bravía o The taming of the shrew, con prólogo y cuatro actos con sus diversas escenas, fue sin duda un fascinante trabajo de adaptación y síntesis para el coreógrafo inglés nacido en Sudáfrica en 1927, bastante especializado en llevar al ballet obras famosas de la dramaturgia universal.
Antígona, La bella Helena, Romeo y Julieta y Onegin son algunos de los ballets más conocidos que sobre esta línea trabajó el famoso coreógrafo a través de los años. Su imaginación y adaptación portentosa de las ideas literarias a la gramática corporal de la danza siempre fueron garantía de calidad y precisión, lo que pronto lo convirtió en un coreógrafo solicitado por las mejores compañías del mundo. Sus obras han permanecido durante décadas en el repertorio estable de las más famosas compañías.
Obra que perdura
La Sadlers Wells Ballet School fue la cuna de su aprendizaje y desarrollo profesional, hasta, ya convertido en el Royal Ballet de Londres, transformarse en el coreógrafo más importante de los británicos con sus más de 70 ballets, muchos de los cuales sobreviven en películas y videos, así como en no pocas compañías de corte tradicional. En los años 50 y 60 Cranko despega toda su gloria por su inigualable modernismo y el tratamiento dramático de sus piezas, la innovación de formas surgidas de la línea tradicional, al mismo tiempo que mantenía la conservadora base de sus principios académicos.
Se dice que el señor Cranko es tan bueno, que ha perdurado hasta nuestros días sin que sus ballets se sientan anticuados ante la ola de los nuevos tiempos, pero como usted sabe, eso es cuestión de gustos y apetitos.
De todas formas ver la obra de John Cranko, basada en la de William Shakespeare, significa conocer una interesante trayectoria de la historia del ballet, de la danza y del teatro, el drama y el insuperable espectáculo del gran ballet.
A The taming of the shrew, La bisbética domata o La doma de la bravía y La fierecilla domada –algunos de los nombres que esta obra memorable ha adquirido– John Cranko la resumió en dos actos y usó algunas piezas musicales de Doménico Scarlatti, arregladas por Kurt Heinz Stolse, para su estreno, el 16 de marzo de 1969, en el Gran Teatro del estado de Wuttemberg, en Alemania, con el Ballet de Stuttgart y su inmortal diva Marcia Haydée, con Richard Cragun.
La pieza fue convertida por Cranko en un brillante ballet, en el que la danza sustituyó, con la gran habilidad del coreógrafo, la palabra hablada. La vivacidad de la música de Scarlatti, su tempo y el virtuosismo de los bailarines con los movimientos implantados por el coreógrafo crearon una fantasía balletística perfectamente caracterizada, por lo que, junto a Romeo y Julieta y Onegin, La fierecilla domada de este gran coreógrafo fue considerada desde su estreno una gran obra.
La escenografía y el vestuario de la época –riquísimos– fueron también un poderoso atractivo para el montaje de un ballet de esta naturaleza. Ahora se estrena en México con la CND, que dirige Dariusz Blajer, con lo que se enriquecen los festejos del Día Internacional de la Danza de este martes 29 de abril. Además será un privilegio contar en el palacio de Bellas Artes con la presencia de Marcia Haydeé y Richard Cragun, intérpretes originales de aquel estreno de 1969 con el Ballet Stuttgart, figuras míticas del mundo de la danza del siglo XX, el 4 de mayo a las 20 horas. No se lo pierda, la pasarán bien.