■ Los contratos temporales o de prueba, oportunidad que agradecen los desempleados, dice

Rebasó la realidad a la LFT; en los hechos ya no se aplica: Lozano

■ Prevé que la iniciativa para reformar la legislación laboral se discuta junto con la energética

■ Acepta que le gusta estar en la política, aunque eso lo exponga al “golpeteo”, como en el caso de El Chino

Patricia Muñoz Ríos

Tras reconocerse como un funcionario polémico, que gusta de “estar en la política”, aunque eso lo exponga al “golpeteo”, ya que no le interesa mantener un bajo perfil, el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Javier Lozano Alarcón, planteó que los casos de El Chino, Zhenli Ye Gon; de Unefon y las disputas con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, le han “curtido la piel”.

Apunta que quienes critican la iniciativa de reforma laboral “parten de dogmas” y no quieren reconocer la realidad, que ya rebasó a la Ley Federal del Trabajo, y en los hechos ya cambiaron las formas de contratación.

En entrevista con La Jornada en sus oficinas de Periférico, el funcionario deja entrever que el proyecto de reforma laboral podría enviarse al Congreso al mismo tiempo que esté en debate el tema energético, pero confió en que “no despertará tantas pasiones” ni levantará polémica nacional, como el caso del petróleo, y que a lo mejor en su discusión no se logran los consensos, pero sí la mayoría.

Con o sin reforma –dijo–, por lo pronto la STPS buscará la transparencia de los sindicatos, para que rindan cuentas sobre los padrones y cuotas de sus agremiados, y además se “cercará a los de protección o fantasmas”, ya que deberán cumplir la regulación laboral o no tendrán registro, advirtió.

Mineros, asignatura pendiente

El funcionario federal reconoce que su asignatura pendiente sigue siendo el conflicto minero, y se preguntó si es responsable, si en aras de defender una posición gremial se puede “secar” la economía de toda una población” (como el caso de Cananea). Asimismo, dijo no estar satisfecho aún con las cifras de creación de empleo ni con el hecho de que la gran mayoría de los mexicanos que laboran ganan menos de cinco salarios mínimos al día (equivalentes a menos de 20 dólares por jornada).

Considera que se ha expuesto al “golpeteo” político por fijar posiciones sobre los temas y “poner tiros” sobre los asuntos torales del sector laboral, por estar en el debate, ya que “la diferencia entre un administrador público y alguien a quien le gusta estar en la política es que también tiene mayor exposición, entraña más riesgos”.

Afirmó que no le interesa mantener un perfil bajo: “no basta con hacer el trabajo, hay que salir a los medios a defenderlo”, comentó, y apuntó que los señalamientos de que ha sido objeto, como las acusaciones de El Chino, Unefon y la manta que mandó poner a los mineros, y sus discusiones con Ebrard, “son episodios que veo como parte de esta formación como secretario, que te curten la piel”. Acerca de Ye Gon, sostuvo que lo demandó y sigue el proceso en los tribunales, ya que “no puedes permitir que nadie, por error o de forma consciente, se meta con tu honorabilidad, tu fama pública, o te dañe moralmente sin ninguna consecuencia”.

Críticas cómodas

Sobre los señalamientos de que la finalidad de la reforma laboral es la desaparición de facto de los derechos de los trabajadores, respondió que “quienes critican la flexibilización lo hacen cómodamente, porque tienen trabajo, pero deberían preguntar a quienes no lo tienen si quieren una oportunidad, un contrato aunque sea a prueba o temporal. Critican la iniciativa por dogma, partiendo de posiciones en las que no reconocen la realidad laboral que hay en el mercado.

“Muchos se oponen sin conocer el documento, y ni siquiera reconocen que ya cambió la realidad laboral en el país, que ya quedó rebasada la Ley Federal del Trabajo y que lo que se quiere es actualizar este ordenamiento”, señaló Lozano.

Dice tres veces “no” cuando se le pregunta si la iniciativa que plantea es “pro-patronal”, y niega que los esquemas que se quieren establecer como “contratos a prueba” o “por capacitación” sean importados. De hecho, ya están operando, señala. Por ejemplo, en las zonas turísticas se contrata por temporada o con los esquemas de Bécate, donde se otorga capacitación para los trabajadores y así los patrones no contratan a ciegas.

Precisó que la intención no es ir contra los contratos colectivos, sino que se hagan públicos y que no sean propiedad de una persona; por ello, se quiere establecer que las dirigencias que los detenten entreguen las firmas de sus agremiados; “ahí, ni modo, es una mala noticia, porque al transparentar todo se va a ver de qué están hechos los contratos y quienes los tienen”, expuso.

Agregó que en la medida en que este tipo de organizaciones no cumpla la ley, “no tendrán registro ni un contrato colectivo con una empresa que no se los reconozca”, pero además se les pedirá transparencia y que entreguen cuentas; ya no bastará que vayan a una “asamblea a modo y entreguen un informe balín y que digan ya cumplí”.

Sobre la afirmación de que la política laboral en este gobierno se ha inclinado en favor de los patrones, aseguró que ésta es una visión parcial de los temas, “ya que muchos de los problemas y conflictos sindicales se han atendido apretándole a los patrones”.

El funcionario hace hincapié en que aun cuando el sexenio tuvo un muy buen arranque en cuanto a creación de empleos, con más de 750 mil plazas, “honestamente, como secretario no puedo pensar que la tarea se ha cumplido mientras haya gente que busca empleo y no lo encuentra”.