■ “Van más de 30 modificacionnes”, recrimina legislador priísta
Aprueban en el Senado 2 cambios más a la Ley General de Salud
■ Perredistas razonan voto adverso con base en contradicción de dictamen
Aunque el PRI un día antes se quejó de las constantes reformas a la Ley General de Salud –“van más de 30 modificaciones en lo que va de esta legislatura”, aseguró el senador priísta Francisco Arroyo Vieyra al presidente de la Comisión de Salud, el panista Ernesto Saro–, ayer nuevamente se propusieron, y aprobaron, dos cambios a esa ley.
La víspera, cuando se discutían las reformas a los artículos 389, 389 bis y 392, de la Ley General de Salud, y fue regresada a comisiones para que se le hicieran precisiones, el senador del PRI Arroyo Vieyra increpó al presidente de esa comisión:
“A lo largo de toda esta legislatura hemos visto que su entusiasmo por el proceso parlamentario y los de los senadores que integran su comisión nos han llevado a modificar la ley de salud prácticamente en cada sesión, lo cual para mí es atentatorio del principio de certidumbre y de seguridad jurídica.
“Me dicen que inclusive las casas editoras de leyes no pueden editar o no quieren editar la ley de salud, porque tendrían que estarla editando todas las semanas, si no es que cada sesión. La pregunta es de fondo: ¿no se han puesto a pensar qué quieren hacer con la ley de salud de una vez por todas?”
Ayer, en la última sesión, el presidente de la Comisión de Salud, el panista Saro, le respondió a Arroyo Vieyra: “sin contar con los dictámenes de hoy –tres–, llevamos 126 turnos en la Comisión de Salud, eso implica 2.5 turnos por sesión, en las 52 sesiones que llevamos; hemos presentado 63 dictámenes con los aprobados hoy, 19 más están aprobados en la comisión, y están pendientes de pasar al pleno”.
Entre los cambios a la Ley General de Salud aprobados en la última sesión del segundo periodo del segundo año de labores de la 60 Legislatura se encuentra la adición de la fracción VI del artículo 61. Esa iniciativa propone establecer la preservación del material genético proveniente del cordón umbilical del recién nacido “cuando éste esté en condiciones óptimas para coadyuvar con el tratamiento o curación de trastornos que afecten a la sangre, al sistema inmunitario o cualquier afección que sea susceptible de ser tratada con células estaminales”.
Y se precisa en el dictamen que a la fecha son más de 45 los trastornos que pueden tratarse con las células primordiales de la sangre del cordón umbilical. Fue aprobada con 82 votos.
Otra modificación a esa ley fue al artículo 212, segundo párrafo, para que en las etiquetas de alimentos y bebidas no alcohólicas se dé a conocer su valor nutricional, para que el consumidor pueda, en un momento dado, seleccionar el alimento en función de su contenido calórico, energético, vitamínico, proteico, y que pueda tener una dieta adecuada, ya que hoy día se tienen problemas de obesidad, de diabetes mellitus e hipertensión que son la causa de más de 50 mil muertes al año.
De igual forma, también se aprobaron cambios a la Ley de los Instituto Nacionales de Salud para modificar los requisitos que deben cumplir aquellas personas que pretendan ocupar el cargo de director general en dichos institutos, para adecuarlos con los establecidos en la Ley Orgánica de la Administración Pública y en la Ley Federal de Entidades Paraestatales.
Con esta reforma a las fracciones I y III, y la adición a la fracción V del artículo 18 de la ley referida, los requisitos que deberá tener quien quiera ser director general de un instituto de salud son “ser profesional de la salud, tener una trayectoria reconocida en la medicina y reconocidos méritos académicos y tener experiencia en el desempeño de cargos de alto nivel decisorio cuyo ejercicio requiera conocimientos y experiencia”.
El PRD votó en contra de estos cambios, ya que, explicó el perredista Pablo Gómez, hay una contradicción en el dictamen: “por un lado se plantea que los directores de los institutos de investigación en el campo de la medicina sean profesionales, con experiencia como investigadores, que hayan publicado trabajos de investigación científica, y se agrega que tengan experiencia en el desempeño de cargos de alto nivel decisorio. Eso no se puede. O se es un buen investigar con obra publicado, o se es burócrata”. Se aprobó con 73 votos a favor.