■ Se adopta la medida del precio único, pero prevé la posibilidad de disminuirlo
Aprueba el Senado la nueva Ley de Fomento para la Lectura y el Libro
■ El Congreso de la Unión supera el veto impuesto por Vicente Fox en 2006
El Senado aprobó ayer la nueva Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, al superar el veto impuesto en septiembre de 2006 por el entonces presidente Vicente Fox. Fueron dos años de discusiones y finalmente las fuerzas políticas se pusieron de acuerdo para aprobar la legislación que prevé un precio único para el libro, pero establece que después de año y medio las editoriales y librerías podrán disminuirlo.
El presidente de la Comisión de Educación, el senador del PAN Fernando Elizondo, subió a tribuna para argumentar el dictamen en el que destacó que se atendieron las observaciones del Ejecutivo y que se referían a cuestiones de forma y de fondo. Las de mayor trascendencia, subrayó, tenían que ver con el tema del precio único, ya que el Ejecutivo observó que ese modelo sería contrario al artículo 28 constitucional que prohíbe los monopolios y su vigencia afectaría la libre competencia y, por tanto, a los consumidores.
El panista destacó que dichas observaciones “han sido adecuadamente atendidas”; sin embargo, subrayó, las comisiones dictaminadoras difieren “de manera respetuosa de ellas”. Precisó que con esta ley se pretende revertir la concentración del comercio del libro de alto volumen en pocos canales de distribución que con el poder que les da su capacidad de compra, desplazan a sus competidores, presionan a los editores y terminan por reducir el surtido de libros y las oportunidades de contacto entre lectores y obras.
Elizondo justificó que el precio único es “una práctica que existe y ha dado buenos resultados en diversos países que no obstante operan bajo el principio de la economía de libre mercado, y por este medio han logrado fomentar la producción editorial, el establecimiento de librerías y el hábito de la lectura”.
Por su parte el senador de Convergencia, José Luis Lobato, recordó que la iniciativa fue presentada en esta cámara el 26 de abril de 2005, fue aprobada en 2006 por ambas cámaras y en septiembre de ese año vetada por Fox.
Manifestó que el tema que mayor polémica ha generado es el precio único, y sostuvo que eso “no acorta la libre competencia, sino que busca generar condiciones de equidad entre los competidores, alentar el desarrollo y crecimiento de la industria”.
Asimismo, el priísta Gerardo Montenegro detalló en tribuna que esa ley ha recorrido un largo camino desde que la bancada de su partido, en la anterior legislatura, presentó el proyecto en 2005, fue aprobada en el Senado y posteriormente en la Cámara de Diputados, pero fue observada por el presidente Fox.
El priísta refirió que el precio único pretende que todos los libros de una edición se vendan a igual precio al público en todo el territorio nacional para que los consumidores puedan, mediante la adquisición de éstos, acceder al estudio, a la cultura y al conocimiento.
Consenso en la industria editorial
El senador del PAN, José González Morfín manifestó la preocupación de su partido, en referencia al artículo 26 de dicha ley que dispone: “los vendedores de libros podrán aplicar precios inferiores al precio de venta al público mencionado en el artículo 22 de la presente ley cuando se trate de libros editados o importados con tres años de anterioridad y cuyo último abasto date de más de un año, así como los libros antiguos, los usados, los descatalogados, los agotados y los artesanales”, y propuso una modificación al artículo 22 para quedar como sigue: cuando se trate de libros editados o importados con 18 meses de anterioridad, así como los libros antiguos, los usados, los descatalogados, los agotados y artesanales.
El perredista Pablo Gómez dijo que aceptarán este último cambio, porque era condición del PAN, pero hay un elemento que es la ruptura del veto del Ejecutivo que requiere dos tercios también de los diputados –que desafortunadamente de último momento tras intensa negociación propone este cambio–, lo cual genera un problema muy serio, pues tiene que votarse este artículo también por dos tercios.
La iniciativa fue aprobada con 107 votos en favor. En las observaciones que hizo el Ejecutivo les señala que el precio único propicia los monopolios y las prácticas consecuentes, y al ser fijado ese precio por parte de editores e importadores de libros desplazaría a aquellos agentes vendedores al menudeo, que en su opinión son más eficientes en términos de precio.
Las comisiones dictaminadoras sostienen que el precio único tiene un alto grado de consenso en la industria editorial: editores, libreros, escritores, sociedades autorales e incluso autoridades. Dicho consenso ha sido manifiesto en el contexto de las feria del libro de Guadalajara y del Palacio de Minería donde han solicitado que se defienda y se vote esa ley.