Usted está aquí: sábado 3 de mayo de 2008 Sociedad y Justicia Escasa productividad científica en el INER

■ Un tercio de los investigadores no publican, no pertenecen al SNI ni forman cuadros

Escasa productividad científica en el INER

■ Deben replantearse los requisitos para estar en los institutos nacionales de salud, dice el director

Ángeles Cruz Martínez

Una tercera parte de los investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) tienen baja o nula productividad. En los pasados cuatro años el número de sus publicaciones fue cero, no pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y tampoco tienen vocación para formar nuevos cuadros, aseguró el director, Fernando Cano Valle.

Aunque aclaró que esta es una problemática que afecta a todos los institutos nacionales de salud, en mayor o menor medida, es un tema que deben revisar las autoridades de cada organismo y los comités de ética para definir los criterios de selección, permanencia o salida de los jefes de departamento o de los líderes de investigación.

Estas reglas, hasta ahora inexistentes, son necesarias, porque no es permisible que una persona tenga un sueldo, compensaciones y estímulos, pero no produzca y esté fuera del SNI. La pregunta es “¿por qué tienen que estar aquí (en el INER)?”, apuntó.

En entrevista, Cano Valle destacó los avances de la ciencia en México. Dijo que es una ciencia ética, de grandes alcances, “pero hay ovejas negras” que recurren a “ciertas estrategias” para mantener sus prerrogativas, como incluirse en trabajos de grupos de investigación, donde en realidad no laboran. Otros investigadores acuerdan con algunos de sus colegas citar mutuamente sus trabajos publicados y entonces sus resultados “se inflan”, aseguró.

No obstante, dijo, existen muchos investigadores que por convicción siguen trabajando, son productivos y contribuyen de manera importante a la formación de recursos humanos. El problema está en quienes se mantienen en las instituciones sin hacer nada, y tampoco se jubilan, porque “con el sueldo que tienen se mueren de hambre y necesitan estar en el SNI, así como mantener sus estímulos y compensaciones”.

Para Cano Valle, los estímulos a la investigación han sido benéficos, “pero tienen su dosis de perversidad”, pues hacen que el investigador no quiera dejarle el espacio al joven, además de que los financiamientos para investigación se asignan, por lo regular, a los grupos donde laboran miembros del SNI, niveles 2 o 3, que son los de mayor antigüedad y edad.

Es muy difícil que un aspirante a investigador o uno del nivel 1 obtenga fondos para la realización de algún proyecto.

Este es el gran tema de los institutos, señaló, y con respecto a la situación del INER explicó que entre 2003 y 2008 se logró un incremento de la productividad en 40 por ciento con respecto a la década anterior. En el lapso de referencia se desarrollaron 99 protocolos de investigación y 150 estuvieron en proceso. Mientras en el año 2002 había 35 investigadores en el SNI, para 2008 el número llegó a 64, de un total de 96 investigadores que actualmente laboran en el INER. Este grupo también ha logrado publicaciones en revistas de alto impacto científico, indicó.

Sin embargo, Cano Valle aclaró que estos logros no han sido a expensas de los investigadores viejos, de mayor antigüedad, sino de los jóvenes, muchos de ellos en formación y altamente productivos, aseguró, y planteó como una obligación incorporar a la gente joven.

Aun cuando el director del INER reconoció la importancia que tiene para la investigación y la formación de recursos humanos contar con personal de experiencia, lo cierto es que “no todos tienen la voluntad de formar jóvenes, ni aquí ni en otros lados”.

En el INER existen alrededor de 15 grupos de trabajo, de los cuales el más destacado, según comentó Cano Valle, es el del doctor Moisés Selman, director de Investigación, dedicado a la patología pulmonar intersticial. El trabajo de este científico es de los más citados en la bibliografía internacional. De hecho, lo puso como ejemplo de lo que debe ser la investigación en el INER.

Se refirió al grupo de tabaquismo, que en algún momento estuvo fuerte, aunque no aportaba mucho a la investigación. Un caso similar es el de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC), del que dijo se tiene que reformular. Respecto del grupo que estudia sobre cáncer, mencionó que su crecimiento se debe al vínculo que mantienen con el Instituto Nacional de Cancerología, “pero debe crecer más”.

Por el contrario, existen otros grupos a los que Cano Valle se negó a identificar, pero que no producen. Son grupos y personas, dijo, que no han publicado nada en cuatro años. Sólo mencionó que algunos de ellos trabajan en la biología de ciertas enfermedades vinculadas a las vías aéreas.

 
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