Carlos Monsiváis y los derechos de las sectas
Es el más importante intelectual mexicano y el único gran escritor que entre nosotros ha argumentado reiteradamente en favor de los derechos de las minorías religiosas, particularmente de los protestantes. Renuente a recibir homenajes y festejos, Carlos Monsiváis es un referente obligado para comprender las múltiples caras de la cultura mexicana. Esos distintos rostros reflejan la diversidad existente en el país, pluralidad que crece en distintos terrenos, y el religioso es uno de ellos.
Una manera de festejar las siete décadas de Monsiváis es difundiendo su extensísima obra. Creo que para los integrantes de la amplia y global comunidad que sigue la intensa y variada producción del profeta de la colonia Portales, les será estimulante leer varios de los escritos que Carlos ha dedicado a la defensa de los derechos de las minorías religiosas en México, en especial de los evangélicos/protestantes. Algunos de esos escritos se encuentran agrupados en un libro olvidado por los monsivaisólogos, quienes al intentar un recuento de los volúmenes escritos, prologados y traducidos por él, han marginado una obra en la que específicamente el autor de Los rituales del caos arguye en favor de la denigrada minoría protestante.
Nos referimos al libro Protestantismo, diversidad y tolerancia, publicado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en 2002. No existe referencia de esta obra en la bibliografía del intelectual que Linda Egan enlista al final de su libro Carlos Monsiváis, cultura y crónica en el México contemporáneo (Fondo de Cultura Económica, 2004). Tampoco hay noticia de esa obra en la extensa bibliohemerografía monsivaisiana incluida en el volumen El arte de la ironía, Carlos Monsiváis ante la crítica (UNAM-Ediciones Era, 2007), compilado por Mabel Moraña e Ignacio Sánchez Prado.
Entre las actividades para celebrar el cumpleaños 70 del escritor, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México auspicia del 6 al 8 de mayo De inclusiones, exclusiones y otros olvidos: coloquio-homenaje a Carlos Monsiváis.
Por otra parte, ha comenzado a circular un nuevo libro del prolijo autor: El Estado laico y sus malquerientes (crónica/antología) (UNAM-Debate). En el coloquio aludido voy a participar con la ponencia Del lado de las minorías religiosas: el obstinado afán de Carlos Monsiváis por defender los derechos de las “sectas” y sus menjurjes. A continuación ofrezco un adelanto de lo que voy a exponer en el acto que reunirá a buen número de monsivaisólogos.
A partir de dos “confesiones” públicas hechas por Carlos Monsiváis exploro el significado que tuvo para él, en su identificación con las causas de las minorías, el hecho de haberse formado en el seno de una familia y comunidad protestantes. En dos momentos distantes entre sí por cuatro décadas, precisa lo central que ha sido en su vida, y producción intelectual, la educación recibida en el interior de una minoría religiosa.
El primer momento que elijo es el de su Autobiografía, publicada en 1966, cuando tenía 28 años y, de acuerdo con sus palabras, “no conocía Europa”. El segundo es su discurso dado en ocasión de haber recibido el premio de la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara, el 25 de noviembre de 2006 (publicado por Anagrama con el título Las alusiones perdidas).
En su Autobiografía brinda sólidas pistas sobre su experiencia de pertenencia e identificación con una minoría religiosa. Al afirmar “me correspondió nacer del lado de las minorías”, y dar un pormenorizado recuento de las derivaciones culturales de ese hecho, traza un perfil excepcional, el suyo, en el mundo intelectual mexicano. Considero que las pistas aludidas no han sido bien aquilatadas, ni analizadas, por los muchos escritores, investigadores e intelectuales que se han ocupado de la extensa obra del autor de Dias de guardar (cuya primera versión, de 1969, llevó por título el eco de un pasaje bíblico, Efesios 6:12, Principados y potestades). En consecuencia, mi trabajo tiene por objetivo desglosar las pistas que ofrece Monsiváis en lo referente a su formación protestante.
Tanto en su Autobiografía como en Las alusiones perdidas, deja muy en claro el papel central que tuvo en su formación la lectura de la Biblia, en la traducción de los protestantes Casiodoro de Reina (Biblia del Oso, 1569) y Cipriano de Valera (revisión de 1602). Esa lectura fue hecha personal y comunitariamente, como deja asentado en la Autobiografía: “Mi verdadero lugar de formación fue la Escuela Dominical. Allí en el contacto semanal con quienes aceptaban y compartían mis creencias, me dispuse a resistir el escarnio de una primaria oficial donde los niños católicos denostaban a la evidente minoría protestante, siempre representada por mí”. Ha declarado en varias ocasiones que formó parte de un círculo cuáquero de estudio bíblico, en el que recorrió pormenorizadamente cada libro de la Biblia. Con los cuáqueros, además, adoptó una política que reivindica hasta hoy día: la no violencia.
En mi escrito también se hace la descripción que guardaba, según los censos de 1940 y 1950 (cuando Monsiváis tenía entre dos y 12 años de edad), la identidad religiosa de los mexicanos, y se le compara con los datos más recientes. De la misma manera hago mención de la intolerancia religiosa en aquellos años y en décadas posteriores. Analizaremos casos de intolerancia y/o persecución religiosa sobre los que ha escrito, así como acerca de su defensa de la libertad de creencias.
Desde aquí envío un fuerte abrazo cumpleañero a Carlos Monsiváis, y con él me levanto para entonar uno de sus himnos favoritos: ¡Firmes y adelante, huestes de la fe!