Penultimátum
■ Mercadotecnia
No sería el único caso de primeros lugares de belleza, música o deporte que se obtienen gracias a la intervención de un gobierno empeñado en hacerse de buena fama. Siempre quedó la duda, por ejemplo, del campeonato mundial obtenido por Argentina en 1978. Conocida es la explotación que los generales hicieron del sentimiento colectivo, mientras torturaban y desaparecían a miles. También se han denunciado las artes de Japón para convencer a países pequeños, necesitados de inversión, de que es hora de permitir nuevamente la caza de ballenas. No extraña entonces que ahora se conozcan detalles de otra compra cuando mandaba el Caudillo por la gracia de dios: el triunfo de España en el Festival de Eurovisión celebrado en Londres en 1968. En un documental trasmitido anoche, un popular presentador, José María Íñigo, sostiene que esa única victoria de su país en un festival que fue símbolo del franquismo (como el futbol, ciertas figuras de la canción y los toros) se logró gracias a la “mercadotecnia”. Forma elegante de denominar lo que en México se llama corrupción. La estrategia fue simple: comprometer los votos de países a cambio de grabar en España discos de cantantes de, por ejemplo, Bulgaria o Checoeslovaquia; o comprar programas de televisión a los que votaran por la representante ibérica. En ese año, Massiel, quien en México tuvo tanto éxito con su Rosas en el mar y que quizás recuerden los que pasan del medio siglo de existencia. Massiel ha protestado por lo que considera una campaña para promover al representante de un canal de televisión, la sexta, en el próximo festival. Nadie la acusa de comprar nada, pero tampoco de que el franquismo aprovechó su triunfo internacionalmente.
Se busca un ricacho para que se haga de uno de los imperios de casinos más emblemático de Las Vegas y del que hace parte el Tropicana, ubicado en la avenida principal de la ciudad del juego y el pecado. Todo indica que ese imperio se declarará en bancarrota luego de que no pudo pagarle a Credit Suisse un préstamo por mil 300 millones de dólares. En el casino, el hotel y otros servicios del Tropicana trabajan 11 mil personas y es ejemplo de los problemas que la crisis ocasiona en Las Vegas, Atlantic City y Reno. El dueño del Tropicana, William Young III, podría ser el protagonista de la peor quiebra del año en el vecino país. En tanto, en Las Vegas buscan atraer visitantes con base en sus espectáculos, en especial los musicales. Anuncian a Cher, a Elton John y al Cirque du Soleil evocando a Elvis Presley. De México llega-rían buenos clientes si se aprueba la reforma energética del licenciado Calderón. Con los contratistas y los líderes sindicales en primera fila. Una pequeña avanzada acaba de estar por esos rumbos, encabezada por el líder Carlos Romero Deschamps y su familia.