■ Aseguran militares 20 casas de cambio en Culiacán
Recrudece guerra de narcos al arrancar operativo en Sinaloa
■ Atacan sicarios sede policiaca con balazos y granadas en Guamúchil
Culiacán, Sin., 14 de mayo. La puesta en marcha del nuevo operativo de seguridad conjunto en esta entidad, que incluyó la colocación de retenes militares o policiacos en distintos puntos de la capital, no fue suficiente para detener la guerra entre narcotraficantes. La madrugada de este miércoles, la localidad de Guamúchil, municipio de Salvador Alvarado, fue el escenario donde un hombre fue ejecutado y un grupo de sicarios atacó con disparos de rifles AR-15 y AK-47, además de granadas de fragmentación, la base de la Policía Ministerial y tres domicilios.
En tanto, en Culiacán, unidades militares se desplegaron en distintas colonias, realizaron patrullajes y aseguraron para la Procuraduría General de la República (PGR) una veintena de centros cambiarios en el centro de la capital sinaloense.
Noche de paz
Culiacán y el municipio de Navolato fueron reportados en calma durante la noche. Militares y agentes federales fuertemente armados se apostaron en los accesos de la ciudad y colocaron varios retenes vehiculares en las colonias conurbadas.
Sin embargo, la violencia se hizo presente en Guamúchil a las 21:30 horas, al ser arrojado a la vía pública el cadáver de un hombre.
A la una de la mañana, en las calles Hidalgo y Salvador Alvarado, en la colonia Morelos de Guamúchil, una casa fue tiroteada. No se reportaron lesionados. Los agentes ministeriales asignados a esta comunidad sólo tomaron conocimiento de los hechos.
Un comandante narró que cerca de las dos y media de la mañana los siete agentes ministeriales ya estaban en el interior de su base y se preparaban para descansar. Entonces un grupo de sicarios, a bordo de entre cinco y siete vehículos, la mayoría camionetas pick-up, se apostó frente a las instalaciones policiacas.
Los vehículos ingresaron al estacionamiento del centro administrativo sin que nadie los detuviera; en el lugar ni siquiera existe pluma metálica. La sede policial no está a la vista, para llegar se necesita cruzar la explanada que hace las veces de estacionamiento.
“Nos estábamos acostando para descansar un rato. La noche había estado movida. No teníamos guardia afuera y en la parte frontal de las instalaciones únicamente estaba la encargada de radiocomunicación. La puerta de acceso peatonal estaba cerrada.
“Alguien tocó la puerta. Un agente se asomó por la mirilla, cuando vio las trocas (camionetas) en fila frente a las oficinas y dos filas de hombres armados, la cerró y se metió a la parte trasera como pudo. La balacera inició en cuanto él cerró.
“La encargada del radio salió a gatas, otro agente se quedó tirado en una oficina. El resto nos parapetamos atrás. Nos tiraron más de 300 tiros y dos granadas de fragmentación como despedida. No teníamos con qué responderles. Lo mejor es que nadie salió lastimado”, declaró un comandante que, abrumado, permanecía en cuclillas en un camastro en el patio trasero de la oficina policial, mientras las oficinas llenas de orificios, trozos de vidrio y polvo eran recorridas por reporteros.
Minutos después, el mismo comando realizó otro tiroteo. Esta vez dispararon con rifles AK-47 contra la fachada de dos casas ubicadas en las calles López Mateos y Rubén Jaramillo, colonia 15 de Julio. A menos de un kilómetro de distancia de la sede de la Policía Ministerial y casi a la misma distancia de un destacamento castrense adscrito a la novena Zona Militar. Los policías acudieron al llamado de auxilio horas después, dijo Lourdes Vizcarra, dueña del inmueble más afectado.
Los sicarios también arrojaron una granada de fragmentación en ese lugar; dos ventanales y una puerta quedaron destruidos. Peritos de la procuraduría local recogieron más de 500 casquillos.
Al filo de la una de la tarde, un convoy de más de 10 vehículos militares y policiacos se encaminó a Guamúchil.
En tanto, en Culiacán, la llegada de unos 200 militares provocó una corredera de vendedólares que se instalan a media calle del mercado municipal, en esquinas y banquetas, principalmente sobre la calle Benito Juárez.
Estos comerciantes y los centros cambiarios son parte de la escenografía de la zona, las claves para sus clientes son su propia imagen: calculadora, sombrilla, cachucha o sombrero en mano. La mayoría usa lentes oscuros y ropa ligera.
Los vendedólares están fuera de la treintena de centros cambiarios que supuestamente operan de manera legal, pero que trabajan en combinación con ellos. Ambos compiten con los bancos en la compra y venta de billetes verdes, pero ofrecen entre 10 y 15 por ciento más baratos los de 20 dólares.
Este sitio constituye el principal mercado negro de dólares en Sinaloa. Aquí, de acuerdo con funcionarios federales, se realiza lavado de dinero en forma hormiga, pero de manera descomunal. La autoridad estima que todo lo que allí se mueve son recursos del narcotráfico.
Hasta aquí llegan los buchones –nombre con el que se conoce a personas de la zona serrana. Son hombres o mujeres que presuntamente tienen relación con el cultivo o cuidado de enervantes.
Pero desde medio día los militares hicieron que el mercado negro cerrara. Se bajaron las cortinas de acero de los centros cambiarios y se colocaron sellos de “asegurado”. Los empleados de esos locales y los vendedólares se fueron.
Unos 30 establecimientos de este tipo fueron asegurados por el Ministerio Público Federal.
Autoridades de Estados Unidos sostienen que esta actividad está controlada por Blanca Cázares, la llamada Emperatriz, lavadora de dinero del cártel de Sinaloa.
Hoy, el mercado negro cerró. Durante varias horas La Juárez y El Mercadito quedaron bajo vigilancia de militares a bordo de vehículos artillados.