61 Festival Internacional de Cine de Cannes La representación turca toma la delantera
Ampliar la imagen La modelo Petra Nemcova; Bono, líder de la banda irlandesa U2, y Sean Penn, actor, director y presidente del jurado del Festival Internacional de Cine de Cannes, a su llegada a la proyección de la cinta Un Conte de Noel, del francés Arnaud Desplechin Foto: Reuters
Cannes, 16 de mayo. El tercer día del festival ha brindado su primera gran película, Üç maymun, (Los tres monos), de Nuri Bilgué Zheylán, sin duda el más sobresaliente realizador del cine turco. Con su tercera participación en el concurso de Cannes –las anteriores, Distante (2003) y Climas (2006) aún no se han comprado para México, lo cual es una lástima– el cineasta describe la crisis de una familia de Estambul, provocada por la influencia corruptora de un político cobarde. Éste atropella en la carretera a un hombre y, como no quiere arriesgar su candidatura, le pide a su chofer que acepte la culpa y pase un tiempo en prisión a cambio de una fuerte remuneración económica.
La cosa se complica cuando el hijo haragán del chofer le pide a su madre (la conmovedora Hatice Aslan) que negocie un adelanto del dinero con el político para comprarse un auto. Ella, mujer guapa, acepta a cambio las proposiciones amorosas del hombre. Todo se sucede con la lógica despiadada de la bola de nieve que va haciéndose enorme e imparable conforme entran en juego los diferentes conflictos morales. (El título refiere a la fábula de los tres monos que, respectivamente, no quieren ver, escuchar o decir la verdad).
Lo impresionante en Bilgué Zheylán es la manera en que describe los conflictos de sus personajes con una economía narrativa ejemplar, apoyada en una perspicaz observación de las contradicciones inherentes al comportamiento humano. El plano fijo se ha vuelto un tic de moda entre los cineastas contemporáneos, sin embargo, muy contados son quienes lo utilizan con la riqueza expresiva de Bilgué Zheylán. La secuencia en que el chofer se rencuentra con su esposa, tras salir de prisión, y le recrimina sus sospechas, debe ser una de las descripciones cinematográficas más definitivas sobre la tensión conyugal.
También notable es el empleo de la banda sonora. El cineasta prescinde de la música –salvo una canción popular de despecho, que cobra un peso irónico– y se vale de puros sonidos ambientales para acompañar los cambios emocionales de los personajes. Üç maymun ha venido a reforzar el afortunado inicio de este festival.
Mientras tanto, en el terreno del cine espectáculo, muchos rumores se han desatado en torno a Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Según se sabe, a pesar de todas las medidas de seguridad, ya se han filtrado algunas críticas de la película en Internet y el tono no ha sido elogioso. Eso, claro, ha preocupado a Spielberg y compañía por lo que, en Cannes, no concederán entrevistas después de la proyección de la cinta. Sólo antes, cuando nadie haya podido verla, y evitar así la posibilidad de algunas preguntas agresivas.
Eso da a entender que Indiana Jones, como se temía, ha entrado al reino de la tercera edad. Ahora bien, aunque la película no convenza a la crítica, nada impedirá que recaude millones de dólares en la taquilla (como sucedió, hace dos años, con El código DaVinci). Entonces, se trata simplemente de un caso de egos demasiado sensibles.
Contra la costumbre de años recientes, cuando el festival de Cannes había transcurrido bajo un calor casi tropical, hoy se dejaron venir las nubes y, con ellas, la lluvia y temperaturas más frescas. Esas serán malas noticias para quienes vengan a disfrutar de las playas. Para uno, que se la pasa encerrado en el Palais, en las salas de proyección, da casi lo mismo.