Sustancias tóxicas en guarderías
Numerosas mujeres que viven en las áreas agrícolas donde se aplican fórmulas químicas para combatir las plagas de los cultivos tienen en su cuerpo residuos de esos compuestos. Y, como ocurre en el Valle del Yaqui, Sonora, esos compuestos también acompañan a los recién nacidos o los reciben vía la leche materna. Las autoridades de salud reconocen el problema, pero no hacen lo suficiente para garantizar la salud de los afectados. Ahora especialistas de la unidad Mérida del Centro de Estudios Avanzados del Politécnico Nacional descubrieron que mujeres de una comunidad del municipio de Progreso, tienen en su sangre residuos tóxicos en cantidad superior a lo que fijan las normas internacionales. Provienen de las sustancias utilizadas para combatir los moscos en la península de Yucatán. El que causa el dengue, ha dejado miles de enfermos en los tres estados de la península. Y por los suelos, las promesas oficiales para controlarlo.
Sustancias tóxicas se utilizan también en sitios que deben protegerse al extremo, como las guarderías infantiles. Por lo menos en las que dependen del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se efectúan fumigaciones para eliminar la fauna nociva con compuestos químicos que pueden causar daños graves a los niños. Padres de familia solicitaron hace dos años a las autoridades del instituto suspender las fumigaciones por ser un riesgo para los menores. La dependencia respondió que era su obligación hacerlas, pues de lo contrario se ponía en peligro la salud de los niños. En pocas palabras: fumigar con productos que atentan contra la salud, para proteger la salud. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos dio la razón a los quejosos y recomendó a la Secretaría de Salud y al ISSSTE que esas fumigaciones se justifiquen como medida extrema y sin exponer a los niños y al personal que en ellas trabaja. La fauna nociva puede eliminarse sustancialmente con una medida muy simple: aseo. Cuando Tarcisio González hace 30 años dirigía las guarderías del Seguro Social, la red más importante en su tipo del país, solía comer en ellas con sus dos hijos para comprobar la limpieza de las instalaciones y el buen estado de los alimentos.
Igualmente puede haber daños a la salud si se construye en Loma de Mejía, Cuernavaca, el relleno “sanitario” para depositar la basura y otros desechos que genera esa ciudad. El relleno estaría sobre un área que sirve para recargar el acuífero de Cuernavaca y en la que además viven especies amenazadas de desaparecer: el cangrejito barranqueño y la carpita de Morelos. Quienes se oponen a dicha obra, señalan que viola la normatividad vigente sobre la materia. Las autoridades que la promueven dicen que, aunque es cierto que estará sobre una zona permeable y existe riesgo de que los lixiviados lleguen a los mantos freáticos, no hay peligro porque todo estará bajo control y se resolverá el problema de dónde depositar la basura de Cuernavaca.
Bajo control se pensó que estaba el tiradero de residuos hospitalarios y médicos en el municipio de Jilotzingo, estado de México. Localizado donde comienza uno de los acuíferos más grandes de la cuenca de México, el tiradero, operado por la empresa Confinam, fue clausurado luego de más de un año de denuncias y protestas de los vecinos. Los residuos provenían del Hospital General de México: desde agujas y jeringas hasta gasas y medicamentos. Los municipios de Tlalnepantla, Atizapán y Naucalpan reciben agua del acuífero citado.
Mientras, la procuraduría federal del ambiente advirtió que el próximo 31 de julio el relleno sanitario del Bordo Poniente debe dejar de recibir la basura de la ciudad de México. Su vida útil llegó al límite. Se desconoce el sitio al que se enviarán las miles de toneladas de basura generadas por 10 millones de habitantes, el comercio y los servicios de la capital del país. Si la basura de hogar es un problema nacional, mayor lo es la tóxica, peligrosa. Según la Agencia de Cooperación Técnica de Alemania, falta voluntad política para resolver el asunto. El país limpio que nos prometieron en 2000 sigue esperando. Igual la promesa del licenciado Calderón de castigar a quienes hace un año asesinaron a Aldo Zamora, el defensor de los bosques de Zempoala.