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■ Petróleo, excelente negocio para las arcas nacionales
Ampliar la imagen Trabajos en el complejo petrolero Cantarell. Imagen de archivo Foto: Notimex
Que desde años atrás la industria petrolera nacional ya no es lucrativa, que “ya no deja lo que debiera”, que por lo mismo hay que “hacerse acompañar” de empresas privadas y que, en fin, si México no transita por ese camino –por lo demás fallido, de acuerdo con las múltiples experiencias que en tal sentido registra el país– quienes lo habitan sufrirán la crueldad del altísimo, traducida ésta en más impuestos.
Qué cosa, pero más allá de las apocalípticas versiones que desde Los Pinos y áreas conexas se repiten cotidianamente, si algo queda claro en estos días de intenso debate, el cual trasciende la sagrada zona del Senado de la República, es el excelente negocio que para las arcas nacionales, vía fiscal, representa el petróleo: alrededor de 600 mil millones de dólares sólo en lo que va del nuevo siglo dan cuenta de ello.
Ese monto equivale a 8.5 por ciento del producto interno bruto; a 36.4 por ciento de la recaudación de los ingresos totales del gobierno federal; a 84.69 por ciento de los ingresos totales de Pemex (antes de descontar costos y obligaciones fiscales), lo que significa que por cada 100 pesos que ingresaron a Pemex, casi 85 se destinaron a cubrir obligaciones fiscales y a que por cada 100 pesos recaudados en el periodo, más de 36 tuvieron su origen en el sector petrolero.
El excelente negocio para las arcas nacionales, sin embargo, no lo ha sido para la paraestatal, porque más allá de cualquier otra consideración, la Secretaría de Hacienda tiene la primera y la última palabra, lo que impide a la vilipendiada gallina de los huevos de oro negro tener un segundo disponible para su propia oxigenación. Obvio es que con el paso de los años los síntomas cianóticos de la emplumada empresa paraestatal cada vez son peores.
Las cifras anteriores están disponibles para todos en el portal de la Cámara de Diputados, de tal suerte que es recomendable una visita, especialmente la de los legisladores, que tarde que temprano tendrán que tomar una decisión en materia petrolera (fortalecer Pemex en beneficio de los mexicanos, o abrir las puertas de par en par para que otros se lleven la gran tajada). Mucho es lo que se arriesga con una decisión equivocada –la segunda citada, por ejemplo–, no sólo el gran negocio petrolero.
En vía de mientras, el Centro de Documentación, Información y Análisis (“La Evolución del Régimen Fiscal de Pemex y la distribución de los Ingresos Excedentes Petroleros y no Petroleros del Gobierno Federal, 2000-2008”) hace saber que en la revisión de los balances financieros anuales de Petróleos Mexicanos se documenta que durante el periodo 2001-2005 esta empresa obtuvo utilidades netas antes de descontar su carga fiscal, es decir, sus ingresos fueron mayores que sus gastos, estos últimos conformados por los costos más gastos de administración. Sin embargo, sus utilidades netas “desaparecieron” cuando se aplicó su régimen fiscal, lo que implicó que su saldo pasó de ser superavitario a crecientemente deficitario. Lo anterior significa que la totalidad de las utilidades netas de la paraestatal resultaron insuficientes para pagar sus obligaciones fiscales.
Por lo que toca a los excedentes petroleros, el Centro explica: durante el periodo 2001-2007 se registró un excedente acumulado en la recaudación de las obligaciones fiscales de la actividad petrolera estimada en poco más de 507 mil millones de pesos. Los reportados en 2007 resultaron casi 100 por ciento superiores a los de 2001.
En el periodo 2000-2008 los ingresos excedentes provenientes de la actividad petrolera en el país tuvieron el siguiente comportamiento: equivalentes a 1.09 por ciento del PIB, en promedio; a 5 por ciento de la recaudación de los ingresos totales del gobierno federal, también en promedio, lo que significa que por cada 100 pesos recaudados, 5 tuvieron su origen en los excedentes del sector petrolero; al mismo tiempo, fueron equivalentes a 13.86 por ciento de los ingresos totales de Pemex, en promedio (antes de descontar costos y obligaciones fiscales), lo que significa que por cada 100 pesos que ingresaron a la paraestatal casi 14 pesos provinieron de tal concepto. Los excedentes en la recaudación de los ingresos públicos por la actividad petrolera no se asignan individualmente, por el contrario, junto con la recaudación de los ingresos excedentes no petroleros conforman una gran bolsa que se denominan ingresos excedentes presupuestarios del gobierno federal.
Entonces, reforma fiscal a fondo, amplia y real (que considere la reducción tributaria a Pemex) antes de decidir la medicina que recetarán a la vapuleada gallina de los huevos de oro negro.
Las rebanadas del pastel
No es lo mismo que lo mesmo: “recientemente escuché el argumento (en favor de la reforma calderonista) de que la refinación del petróleo es más económica en Texas que en una refinería mexicana. Algunas observaciones pertinentes: primero, hay que comprobar la aseveración de que es más económica tal refinación; segundo, el costo de la refinación del petróleo depende de: (a) la modernidad de la planta de refinación, (b) la capacidad de refinación de la planta y (c) el tipo de petróleo crudo (ligero, pesado, ultra pesado) que se esté refinando. Si la planta (moderna y con gran capacidad) se encuentra en Texas, lo más probable es que esté dedicada a refinar petróleo ligero (con un costo de refinación económico); mientras, la planta mexicana (antigua y con menor capacidad) estaría refinando petróleo nacional más pesado (refinación mas costosa). En pocas palabras, el argumento arriba mencionado indica que se estarían comparando naranjas con mandarinas (para evitar decir que se estaría comparando peras con manzanas). Lo anterior no excluye que bajo un marco adecuado Pemex pueda construir en México nuevas plantas refinadoras modernas de gran capacidad para refinar económicamente el petróleo mexicano” (Alberto Serrat, [email protected], Quebec, Canadá).