■ Rendirán homenaje a la narradora por sus 70 años, en el Palacio de Bellas Artes
Aline Pettersson escribe para “hurgar en el alma humana”
■ Mis novelas hablan de los abismos y barrancas que llevamos dentro, manifiesta a La Jornada
■ La escuela y la familia cortan las alas a los niños, los encajonan en lugar de estimularlos’, dice
Ampliar la imagen La escritora Aline Pettersson en su casa, durante la entrevista con La Jornada Foto: Marco Peláez
“Mis novelas no hablan de los grandes estruendos de la vida, sino del rumor fuerte que nos habita, de esos abismos y barrancos que tenemos dentro”, explica Aline Pettersson (DF, 1938), quien recibirá un homenaje –el próximo domingo por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)– por su fructífera labor literaria y por cumplir siete décadas de vida plena.
En entrevista con La Jornada, la escritora y poeta señala: “Todo ser humano es una suerte de volcán, a quien sólo hace falta encontrarle el punto donde entra en acción para descubrir esa cantidad de pliegues que tiene el alma humana. Sobre eso trato de escribir.”
Pettersson, también colaboradora de este diario, recuerda que la escritura, desde su niñez, ha sido una forma de vivir, “casi como respirar”, asegura.
“Al principio escribía cuentos para niños, tratando de continuar los que yo leía, pero poco a poco la literatura fue haciéndose una necesidad y un placer.
“Escribir es ponerme en un estado de ánimo de búsqueda, de comprensión y de conocimiento, propio y del mundo. La escritura permite conocer.”
Pluma en pie de guerra
Aline Petterson no es de los escritores que se encierran en su burbuja de cristal sólo a recrear ficciones. Su pluma sabe cuándo y cómo estar en pie de guerra para opinar sobre diversos temas de interés social.
“Algunos se hacen a un lado, pero yo no puedo. Todos somos seres políticos y para mí es importante no quedarme callada, es una obligación escribir cuando siento que debo hacerlo.
“Una cosa soy yo en mis libros, los cuales de ninguna manera son panfletarios, pero como ciudadana debo decir lo que pienso.
“No sé por qué algunos artistas se quedan al margen y en su torre de marfil; cada quien sabe cómo actúa en la vida. A mí me queda claro cómo quiero actuar en la mía. Quizá hay quienes se sienten rebasados por los hechos históricos que nos toca vivir; yo no puedo, me siento comprometida.”
Al respecto, la escritora considera que uno de los debates urgentes del país debe centrarse en la educación, en la cual “hay tanto por hacer que no se ha hecho: existen varias generaciones de mexicanos que han recibido enseñanza deficiente, lo cual es una pena, pues la riqueza de un país se mide por la educación de sus habitantes. Ha habido gran descuido.
“Mientras no se solucione esto, lo cual nos lleva también a hablar de la terrible corrupción en la que vivimos, de nada servirán otras acciones, como la mano dura contra el narco, que podrá detener a determinada gente pero no lo que está detrás.
“Si las personas tuvieran más oportunidades de trabajo y fueran más educadas, por ejemplo con conocimientos de civismo, a lo mejor habría una esperanza. De nada sirve quitar la capa externa si dentro están las cosas podridas.
“Se ha mal entendido la educación. La escuela y la familia cortan las alas a los niños, los encajonan, en vez de estimularlos. Todo ser humano nace con una semilla creativa, que se puede desarrollar si encuentra buena tierra, pero esa parte que permite al ser humano sentirse más rico y pleno no se toma en cuenta en los programas escolares ni en el seno de algunas familias.”
–¿Cuál es la principal enseñanza que le ha dejado la literatura en los recientes 30 años?
–Me permitió observar, analizar con cuidado y pulir la escritura para tratar de asomarme al alma humana. Todo libro que me parece interesante, no sólo de mi propia escritura, sino del placer de mis lecturas, trata de la condición humana y aquellas grandes preguntas que nos hacemos sobre la muerte, el amor, el desencuentro, la incomunicación.
Ver y aceptar al otro
–Sobre voltear a mirar al otro.
–Exactamente. Es un comentario importante: me parece que tenemos que ver al otro y aceptarlo, respetarlo, porque de lo contrario se da mucha violencia cuando alguien no acepta al otro porque es diferente.
“La postura frente al otro de búsqueda, de cercanía, me parece muy importante.”
La editorial Alfaguara también se suma al festejo por los 70 años de Aline Pettersson con la publicación del libro Obras reunidas, en el cual se integran, entre otros textos, su autobiografía (De cuerpo entero) y sus novelas: Casi en silencio, Sombra ella misma, Los colores ocultos, La noche de las hormigas, Las muertes de Natalia Bauer y Círculos, la primera que publicó, en 1977, con el apoyo de Salvador Elizondo.
El homenaje a Aline Pettersson se efectuará este domingo a las 12 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Participan Alberto Chimal, Mónica Lavín, Rodrigo Moya, Luz Aurora Pimentel y la autora, en una mesa moderada por Marisol Schulz.