Escuela Mexicana de Archivos
El pasado miércoles se inauguró la Escuela Mexicana de Archivos. Ramón Aguilera Murguía, fundador y director de esa institución, mencionó que “sin archivos no hay transparencia, no hay memoria, no ha identidad”, mientras Ramón Alberch, director del Sistema de Archivos de Cataluña, reflexionó sobre los retos para este tipo de acervos.
Como fui invitado a participar en la reunión, escogí la vía sicoanalítica y filosófica y creo que el mejor de los ejemplos lo tenemos en la obra de Freud y en la interpretación derridiana de algunos de sus trabajos.
En ambos autores el archivo, la memoria, son asunto de escritura interna. Los principales textos al respecto serían: El proyecto, Carta 52, Block maravilloso y La interpretación de los sueños.
No habrá, para Derrida, que preguntarse si un aparato de escritura como el del Block maravilloso es buena metáfora para representar el síquico, sino qué aparato hay que crear para representar la escritura síquica y qué significa en cuanto al aparato y el principio del siquismo, proyectar y liberar la imitación, en una máquina, de una cosa tal, como la escritura síquica. No si el siquismo es una especie de texto, sino que es un texto, y qué tiene que ser lo síquico para ser representado por un texto. Cómo tiene que ser la relación entre lo síquico, la escritura y el espaciamiento para que sea posible este paso metafórico, no sólo dentro del discurso teórico sino en la historia del siquismo, del texto y de la técnica.
De El proyecto al “Block” se va elaborando, para Derrida, la problemática del abrirse paso, hasta conformarse en una metáfora de la huella escrita. A partir de un sistema de huellas, según el modelo freudiano, y del que la escritura está ausente, se configuran huellas, que no pueden representarse más que por la escritura y el funcionamiento de la escritura.
Además, el modelo estructural de la escritura no cesa de diversificarse y de agregar su originalidad después de El proyecto. Hasta el descubrimiento de la Wunderblock, máquina de escritura de una complejidad maravillosa, en la que se proyectara el conjunto del aparato síquico, hará que en el “Block”, Freud responda a las preguntas que se formuló en El proyecto.
El Wunderblock plasmará el aparato que Freud, en el “proyecto” consideraba inimaginable y que habría suplido por una fábula neurológica, cuyo esquema e intención nunca abandonó. Lo difícil de esta explicación para Derrida, lo que hace el aparato casi inimaginable, es dar cuenta de la permanencia de la huella y la virginidad de la sustancia que la acoge, el grabado de los surcos y la desnudez siempre intacta de la superficie receptiva o perceptiva, en este caso de las neuronas (representaciones).
Las neuronas tienen que ser impresionadas pero quedar inalteradas, no prevenidas. Para lo cual, Freud tiene que rechazar la distinción corriente en su época, entre células de percepción y de recuerdos; para construir la hipótesis de las rejas de contacto y del “abrirse paso”, de la penetración del camino. Hipótesis metafórico genial, y no descripción neurológica. Abrirse paso abre la vía conductora, lo que supone violencia y resistencia. La vía es rota, quebrada. Freud describe dos tipos de neuronas: las permeables que no ofrecen resistencia y no retienen huella de las impresiones y son las de percepción. Otras, le opondrían rejas de contacto a la cantidad de excitación y conservarían así su huella impresa, ofreciendo una posibilidad de representar la memoria.
Sólo a estas neuronas les atribuye cualidad síquica. Son las portadoras de la memoria y de los hechos síquicos en general. La memoria para Derrida (basado en Freud) es una propiedad de lo síquico. Es la esencia de lo síquico.
Más aún, es la diferencia entre los varios pasos abiertos, el origen de la memoria y en consecuencia del siquismo. La memoria está representada por las diferencias de los actos de abrirse paso entre las neuronas.