■ Grupos como la BOPE se manejan como sectas, dijo el cineasta brasileño José Padilha
Tropa de elite exhibe a paramilitares como “enfermedad de la sociedad”
■ La cinta, ganadora del Oso de Oro en la pasada Berlinale, describe la violencia en Río de Janeiro desde la perspectiva del policía, explicó en entrevista
■ Mañana se estrena en salas del país
Ampliar la imagen José Padilha (en la imagen, en primer plano) explicó que la tragedia de la historia radica en las principales características de la policía en Brasil: la corrupción y la violación de los derechos humanos
“La violencia no se vence con violencia. Las ciudades no necesitan un grupo de policía paramilitar como la BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales) de Río de Janeiro, que se maneja como una secta, una enfermedad de la sociedad”, como denuncia en su filme el carioca José Padilha, realizador de la cinta más exitosa y taquillera de Brasil en los recientes años, Tropa de elite, ganadora del Oso de Oro en el pasado festival de Berlín, la cual fue vista por más de 20 millones de personas en el país amazónico.
Tropa de elite, que este viernes se estrenará en México con 19 copias, “describe la violencia en Río de Janeiro, pero no desde la perspectiva de los chicos de las favelas o de los criminales, sino desde la de los policías, algo que no se había hecho antes. Entrevisté a 20 policías y a sicólogos de la corporación, y pude comprender cuál es su posición en la sociedad, cómo son parte de la corrupción y de la violencia”, comenta, en entrevista telefónica con La Jornada desde Brasil, el director, quien antes realizó el documental Omnibús 174 (2002), donde reconstruye un violento episodio en Río: el secuestro violento de un autobús, que terminó en tragedia.
Muchos aún recuerdan la también exitosa y fuerte Ciudad de Dios (de Fernando Meirelles y Katia Lund), retrato de las narcopandillas de las favelas más pobres y violentas de esa contrastante ciudad brasileña. Pues Tropa de elite habla de la otra parte, de la policía, de los demonios que la dominan, como la violencia y la corrupción.
En la historia, narrada de manera vertiginosa, el capitán Nascimento (Wagner Moura) es un líder del grupo BOPE encargado de tratar con todo lo que la policía de Río de Janeiro no puede combatir. BOPE va tras los narcos enclavados en las favelas de la ciudad, pero Nacsimento tiene un claro asunto personal que lo ocupa: su esposa está embarazada; además, quiere retirarse. Encabeza el entrenamiento de un grupo de oficiales que aspiran a ocupar su puesto, pero uno de ellos es estudiante de una universidad en la que abundan el consumo de drogas y tiene origen una bluff, organización no gubernamental, que pretende ayudar a los desvalidos de una favela donde están los criminales más violentos.
“Tengo que aclarar que la cinta no fue inspirada en el libro Elite da tropa (escrito por un sociólogo que perteneció a la corporación), sino alrededor de éste. La génesis es la historia de un policía de Río al que conocí mientras hacía otra cinta. Le pedí que me comentara sobre el mundo de la policía. Supe que toda la violencia imperante en Río de Janeiro, y en todo Brasil, estaba fuera del control de la policía, a cuyos miembros se exige muy poco entrenamiento para ingresar en la corporación”, afirma el realizador.
Padilha quiso dar una visión desde la perspectiva de la policía, porque “los narcotraficantes saben cómo opera y que deben tener policías entre sus filas. Ciudad de Dios habla de la guerra entre las bandas; mi cinta, de cómo los diferentes grupos sociales son incompatibles, no pueden existir de manera pacífica: los policías no se llevan con los estudiantes, y éstos no los quieren, así como tampoco en la favela aceptan a otros de fuera”.
Intento de censura
–¿Considera innecesaria la existencia de un grupo como la BOPE?
–Claro. La tragedia de la historia radica en que las principales características de nuestra policía son la corrupción y la violación de los derechos humanos. La BOPE es más mala que la policía normal, hay corrupción incluso en ella, lo que no debe ser posible. Sólo quise mostrar parte de cómo es la BOPE. Quiero comentar que una vez una representante de este grupo entró a nuestras oficinas para detener la filmación, y llevaron un abogado para tratar de parar su exhibición porque decían que criticábamos a este grupo.
–¿Cree que el gobierno de Lula da Silva ha hecho algo por equilibrar estas diferencias sociales, muy palpables en una ciudad como Río de Janeiro?
–No, creo que está solo en su lucha. Más de mil personas fueron asesinadas por la policía sólo en Río el año pasado, según cifras oficiales. Creo que la cantidad es más grande. No queremos niños pobres, ni desigualdad, queremos trabajo. Necesitamos policías entrenados y con buenos salarios.
–¿Qué opina de que críticos que en Estados Unidos calificaron la cinta de fascista, mientras en Brasil generó debate?
–Hay que ver que el comentario viene de Estados Unidos, donde los críticos copiaron lo que algunos de Brasil dijeron. Vieron Internet y replicaron; bueno, es ridículo y no quiero explicar de qué manera. El fascismo es un movimiento político organizado por un partido que trata de controlar todo: congreso, Estado, educación; todo. Ésta es sólo una pequeña historia y no hay nada de eso que menciono en mi cinta, en la que los policías no tienen ideología ni quieren controlar nada, sólo son policías. Son ridículos esos comentarios. Costa-Gavras, quien tiene una ideología de izquierda, fue jurado en Berlín y nos dio el Oso de Oro; entonces le creo más a él.
–¿Se entendió el mensaje?
–Sí. La cinta fue vista por más de 20 millones de personas. Todos entendieron que la crítica no era sólo a la policía, sino a la violencia, a la hipocresía.
El guión fue escrito por Braulio Mantovani. Los protagonistas son Wagner Moura, Ciao Junqueira, André Ramiro, Milhem Cortaz y Fernanda Machado. La fotografía es de Lula Carvalho.