EU: la pugna presidencial ignora la carrera armamentista
Mientras la carrera por la presidencia de Estado Unidos continúa, también avanza de igual modo la carrera armamentista en el mundo. Hay personas –civiles, niños– que mueren o quedan mutiladas, día a día, a causa de bombas de racimo y minas terrestres sin detonar. Miles de misiles nucleares permanecen en estado de máxima alerta. El gobierno estadunidense lanza amenazas contra Irán, acusándolo de llevar a cabo un programa de desarrollo de armas nucleares, mientras al mismo tiempo ofrece uranio a Arabia Saudita. Y, con la guerra de Irak en su sexto año, uno de sus artífices, Douglas J. Feith, ex subsecretario de Políticas de Defensa del Pentágono durante la gestión de Donald Rumsfeld, ha dado forma, como era de esperar, a una versión revisionista de la historia de la guerra y las decisiones que condujeron a ella.
Feith declaró esta semana: “Y si bien fue un terrible error que el gobierno confiara en la información incorrecta sobre las armas de destrucción masiva, y fue catastrófico para nuestra credibilidad, fue ante todo un verdadero error y no una mentira… Pero dejando de lado ese error, lo que encontramos en Irak fue una grave amenaza de armas de destrucción masiva, a pesar de que Saddam había decidido no mantener las reservas, se había colocado en una posición en la que podría haber regenerado esas reservas en un plazo de tres a cinco semanas”.
Durante una entrevista, le pregunté a Hans Blix sobre los comentarios de Feith. Blix fue inspector jefe de armas de Naciones Unidas, y estuvo a cargo de la búsqueda de las armas de destrucción masiva. Reflexionando sobre lo ocurrido hace cinco años, dijo: “Probar que no hay nada es casi imposible. (Pero) creo que si hubiéramos permanecido en Irak un par de meses más, habría bastado para dejar suficientemente claro a todo el mundo que las posibilidades de que no existieran armas de destrucción masiva eran reales”. En lugar de esperar al resultado de las inspecciones, el Pentágono estaba ocupado en tratar de desacreditar a Blix. Le pregunté sobre las acusaciones de que Estados Unidos plantó micrófonos para realizar escuchas en su oficina y en su casa. Me dijo: “Pido al cielo que hubieran prestado un poco más de atención a lo que decía, si es que de hecho estaban escuchándome”.
Blix describe el estado actual del mundo como de “paz fría”: “Es difícil evitar la sensación de que –casi 20 años después del final de la guerra fría– los cálculos militares siguen dominando el modo de pensar las relaciones mundiales a largo plazo. El terrorismo se ha convertido formalmente en el enemigo principal, pero se toman precauciones contra el creciente poder de China y Rusia”. El pacto de cooperación nuclear con India del presidente Bush, la declarada disposición de Barack Obama de atacar unilateralmente a Pakistán, un aliado estadunidense y potencia nuclear, la promesa de Hillary Clinton de “destruir por completo” a Irán si ese país de 70 millones de habitantes atacara a Israel, y la posición dura de John McCain con relación a Rusia, que incluye el despliegue de un escudo antimisiles en Europa del este, todos estos signos señalan una dependencia de las soluciones militares, lo que Blix ve como un camino hacia el conflicto y la guerra.
En una notable muestra de hipocresía, Bush ha prometido proporcionar uranio enriquecido a Arabia Saudita. El activista antinuclear Harvey Wasserman dijo: “La idea de proporcionarle uranio enriquecido a los sauditas mientras se amenaza con declarar la guerra a los iraníes por enriquecer uranio es increíble. Es casi asombroso que alguien piense que los sauditas van, por alguna razón, a bajar el precio del petróleo a cambio de la posibilidad de conseguir reactores nucleares en el futuro”.
Le pregunté a Blix qué es lo más importante que Estados Unidos podría hacer para apoyar la paz mundial. Firmar el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares, dijo. “Entonces, creo que sería muy probable que los chinos, que no han ratificado el tratado, lo hicieran. Si China lo hace, quizá India lo haga. Si India lo hace, Pakistán también, etcétera. Y así, el tratado tendría fuerza. Sería estupendo que prohibiéramos toda prueba de armas nucleares en el futuro”.
Las armas nucleares no son las únicas de destrucción masiva. Mientras conversaba con Blix, cientos de personas estaban reunidas en Dublín, Irlanda, para elaborar un tratado contra las bombas de racimo, causa que impulsó la princesa Diana en los últimos años de su vida. La Conferencia Diplomática de Dublín sobre Municiones de Racimo está dedicada a “negociar un nuevo instrumento legal de alcance internacional y humanitario que prohíba las municiones de racimo que causen un daño inaceptable a los civiles”. En la conferencia de Dublín participan 128 países. El principal productor de municiones de racimo, Estados Unidos, no asistió. Rusia y China tampoco han asistido.
Desde la proliferación nuclear hasta el uso de bombas de racimo, la cobertura de la campaña presidencial debería centrarse más en la carrera armamentista y menos en la carrera de caballos.
* Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now!, noticiero internacional diario emitido en más de 700 emisoras de radio y tv en Estados Unidos y el mundo.
© 2008 Amy Goodman
Traducido por Ángel Domínguez y Democracy Now! en español.