Usted está aquí: lunes 2 de junio de 2008 Cultura Un artista debe llegar al fondo de su obra aunque le cueste la vida: Luciano Spanó

■ Se presenta en la galería Óscar Román la muestra París reciente, hasta el 7 de junio

Un artista debe llegar al fondo de su obra aunque le cueste la vida: Luciano Spanó

■ Es la única manera de que el arte pueda cambiar la realidad por una menos injusta, asegura

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen A Adrian Pont Au Change, óleo, 2007 A Adrian Pont Au Change, óleo, 2007 Foto: cortesía del artista

Ampliar la imagen Les Mantes, díptico, 2007 Les Mantes, díptico, 2007 Foto: cortesía del artista

Un artista “debe tener coraje para llegar hasta el fondo en su obra, aun al precio de su propia vida o de la incomprensión de sus contemporáneos. Es la única manera de que el arte tenga el poder de cambiar la realidad por una menos injusta”, afirma el pintor Luciano Spanó, quien exhibe en el Distrito Federal su obra reciente.

Nacido en 1959 en Saluzzo, provincia de Cuneo, Italia, pero avecindado en México desde 1974, actualmente radica en París, donde concluyó una de las experiencias más enriquecedores de su carrera, la cual le llevó varios años: pintar puentes, captando todas las sorpresas que ocurren sobre ellos.

Se trata de cuadros monumentales, realizados in situ, en la calle, ahí donde “pasa la gente y hay hallazgos, eso es muy importante, al igual que conseguir la fidelidad al lápiz, al dibujo, es la fuerza”.

Spanó realizó estudios en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. Si bien se inició en el oficio siguiendo una línea abstracta, luego se volvió figurativo; obsesionado por el detalle y la figura humana llegó a ser “casi hiperrealista”, confiesa.

Ahora, sin abandonar su pasión por el cuerpo humano, ha regresado a la abstracción, ya que su obra pretende conectar la energía vital que anima su pincel con las emociones del espectador.

En entrevista con La Jornada, vía correo electrónico desde Francia, a propósito de la exposición París reciente, que presenta en la galería Óscar Román, el artista comenta que “las ideas que derivan del arte deben, necesariamente, partir de una búsqueda absoluta de la verdad que, a su vez, parte de una crítica feroz del medio y de una autocrítica aún más fuerte, por tanto, dolorosa.

“Vivimos una época de enorme conformismo debido, en gran parte, a una visión simplista y a una cada vez más grande necesidad de mitigar la soledad y el dolor (que en sí mismos no son negativos), mediante un consumismo exacerbado que conduce, cada vez, a mayor insatisfacción, formando así un circulo vicioso difícil de superar.

“Esta enfermedad nace con el hombre mismo. El arte grande es lo que puede encaminarnos hacia un mejor entendimiento de nuestro devenir.”

El arte de la poesía

El artista considera que la búsqueda de la verdad en la creación artística se da “a través de la experimentación y la investigación de los lenguajes propios, de tal manera que la labor no se quede en estereotipos, fórmulas o imitaciones del pasado próximo o lejano”.

No obstante, añade, “este camino reserva grandes dificultades, ya que es propia del ser humano la tendencia al acomodamiento, a las complacencias de su propio ser debido a imposiciones de carácter educativo, social, político y económico”.

Por eso, explica Spanó, son pocas las producciones culturales a la que se puede llamar arte; “la primera en ser considerada así, la más grande, certera, impredecible y algunas veces por encima del mismo artista, es la poesía, expresión que capta con extrema sensibilidad las preocupaciones de una época y que, dada su universalidad, atañe a todas.

“En una generación son pocos los hombres que pueden denominarse poetas y aún menos las obras que contienen tales características. Muchos son los hacedores, pero, dadas las características de la época moderna, la mayoría se ha quedado en la creación de estereotipos o en la repetición de cánones establecidos por necesidades intrínsecas a nuestros sistemas políticos, religiosos y culturales.

“Cuando mucho, se trata de obras correspondientes a tales requerimientos que por lo general son superficiales, donde la preocupación es entretener y, en casos más tristes, alienar, enajenar el pensamiento.”

–¿Se considera un poeta?

–Sería presuntuoso y ambicioso considerarme un poeta en la pintura. Pero la poesía ha sido el camino que naturalmente he seguido en mi vida y en mi obra, en la cual deseo dar lo mejor de mi. Es así como mi búsqueda se ha movido de la abstracción a la figuración, de la representación a la lírica.

Bajo un puente

Durante cuatro años, cada mañana, Luciano se ha instalado al borde del río Sena, bajo los puentes, para pintar: “ha sido una acción más que pintura en sí misma, ya que la labor evoca dinamismo y dramatismo en su teatralidad, técnica que se percibe en la serie de piezas que conformaron la exposición Desnudo, que presenté en 1989 en el Centro Cultural San Angel. En esa obra me situaba por encima del modelo para encontrar tensiones parecidas. Ahora, en el reconocimiento de los puentes y al abordarlos en una sola mañana en esa especie de happening, fue importante su arquitectura y la situación urbana, pero también la vivencia propia del acto con sus transeúntes y habitantes del mismo puente, no sólo presente, sino del pasado.

“Recordé a Marlon Brando en el puente Bir-Hakeim, a Apollineare en el Mirabeaux; a Adrián, rumano que vive hoy día debajo del Au change, al mundo árabe en el Alejandro Tercero. Los pinté recordando, por ejemplo, en homenaje a Benito Juárez, el 21 de marzo, con menos cero de temperatura, lluvia, sol, viento y granizo, en una sola mañana, con todo mi ser y toda mi fuerza, en pocos trazos, con mucha voluntad.”

Algunos de esos momentos fueron captados por Spanó en video y están plasmados en un corto de 13 minutos, el cual se exhibe junto con 11 cuadros y cientos de fotografías del hecho.

Un extracto del filme se puede apreciar en Youtube, al buscar el nombre del artista.

París reciente se expone hasta el 7 de junio en la galería Óscar Román (Julio Verne 14, col. Polanco). También se presentan obras de una serie titulada Catedrales, “que se refiere a una investigación acerca de precipitaciones practicadas al óleo sobre tela, con distintos grados de fluidez, donde las formas recrean aspectos de la verticalidad, como expresiones de religiosidad y misticismo”, concluye Spanó.

 
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