TOROS
Joselito Adame toreó el sábado en Cancún
Pasó el susto. Bastaron unas cuantas semanas de reposo absoluto para que se despejaran las más pesimistas sospechas. Joselito Adame no estaba enfermo, como se llegó a temer, de una dolencia fatal. Hace tres días, en Madrid, los médicos lo dieron de alta y lo autorizaron a reanudar sus actividades profesionales.
Luc Jalabert, su apoderado francés, anunció en consecuencia la reaparición del joven diestro de Aguascalientes, allí donde no pudo cumplir el primero de sus compromisos debido al mal que sufrió, es decir, en la plaza de Cancún, donde el próximo sábado se encerrará con cuatro toros de 500 kilos en una función nocturna.
Debido al trastorno hepático que le impidió alternar con José Tomas en la feria abrileña de Aguascalientes, Adame perdió la oportunidad de confirmar su alternativa en Las Ventas, en una corrida prevista para el 21 de mayo, en la que estaba anunciado junto a Enrique Ponce y Sebastián Castella. Ahora, recuperada la salud, Joselito volverá a la guerra en pos de un sitio en la cima del escalafón, para que se le abran de nuevo las puertas de los principales embudos del planeta taurino.
Mientras tanto ayer, en la Plaza México, algunos de los escasos aficionados asistentes a la tercera novillada de la temporada veraniega 2008, comentaron la iniciativa de René Vázquez Goddard, publicada aquí el pasado lunes. El veterano vendedor de billetes de lotería, que desde hace 44 años reparte fortunas y decepciones en el pozo de Insurgentes, propuso que la empresa de Rafael Herrerías y Víctor Leal regale 10 mil boletos cada domingo, para que la gente regrese a los tendidos, a comprar cerveza y golosinas.
Joaquín Serrano, asistente asiduo a la plaza construida en 1946 por Neguib Simón, se mostró escéptico, pues a su juicio, además de los boletos, “los empresarios deberían facilitar el transporte, si no los acarreados no vendrán”.
Aurelio Pérez, a su vez, fue enfático al tachar de “ilusa” la propuesta de Vázquez Goddar porque, explicó, “el negocio de la empresa consiste en perder dinero para lavar, llámese impuestos o vaya usted a saber qué, eso se lo dejo a su imaginación”.
Toñita Saldívar, aficionada del segundo tendido de sol, que invariablemente acude con su sombrero de fieltro negro adornado con un clavel de papel de china, consideró innecesaria la “promoción”, pues, razonó, “el público va al futbol y paga su boleto porque es un espectáculo que lo apasiona. Si en los toros hubiera emoción de verdad, no sólo vendríamos los viejitos nostálgicos”.