■ ¿Por qué no? ¡Hay que ir por el bicampeonato!, expresó, optimista, Édgar Castillo
Un desfile continuó la euforia por el triunfo de los Guerreros
■ El recorrido del Santos fue seguido por una multitud verdiblanca
■ El título es una recompensa a todo lo que pasamos para evitar el descenso, comentó Matías Vuoso
Ampliar la imagen El festejo desbordó las calles Foto: Sashenka Gutiérrez/cuartoscuro.com
Torreón, Coah., 2 de junio. “¿Y por qué no? ¡Hay que ir por el bicampeonato!”, señaló, optimista, Édgar Castillo, todavía con la euforia del título conquistado la víspera, convencido de que el Santos Laguna tiene un plantel suficiente para tal hazaña.
La tregua apenas duró lo suficiente para dormir y recuperar fuerzas, y al filo de las 15:30 horas los jugadores llegaron uno a uno a las instalaciones de Santa Rita, donde habitualmente entrenan, para de ahí trasladarse a Lerdo, Durango, donde abordaron un tráiler descapotado, acondicionado para hacer el paseo por la región de La Laguna.
Matías Vuoso es de los que menos hablan, por lo general rehuye micrófonos y grabadoras; escueto, manifestó que esta conquista los recompensa “de todo lo que pasamos desde hace casi dos años. Es hora de celebrar con la gente que tanto nos apoyó, ayer estuvimos con nuestras familias, hoy con la afición que cada día es más”.
A la pregunta de si se iría de vacaciones a Argentina, el atacante naturalizado mexicano replicó: “¿Argentina? ¡Acá está mi casa!” Ya en el turibús fue de los primeros en conseguir espuma artificial para divertirse lanzándola a sus compañeros.
El presidente del equipo, Alejandro Irarragorri, no se cansó de repetir que tiene la intención de retener a todo el plantel; “no se preocupen, soy el primero que quiero a todos aquí”, señaló.
Estaba programado para las cuatro de la tarde, pero el desfile arrancó con retraso de casi 40 minutos. El punto de partida fue el avión de Sarabia, la céntrica glorieta de Lerdo donde se congregó una multitud para ovacionar a los monarcas.
Un grupo de enfermeras del hospital regional del ISSSTE estuvo atento, pendiente del paso del autobús; ellas, de todas las edades, querían declararle su amor al portero Oswaldo Sánchez, mientras otras más jovencitas, todavía con uniformes escolares, manifestaron a gritos su preferencia por Iván Estrada.
Emoción desbordada
Pese a los insistentes llamados por radio y televisión para que la gente no llevara niños de brazos, nada impidió que decenas de padres estuvieran ahí con sus vástagos, expectantes y emocionados. Niños y ancianos poblaron la avenida Miguel Alemán, a pesar de los más de 40 grados de temperatura.
En cuanto apareció el vehículo, estallaron las porras, cientos de escolapios corrieron sin fatiga detrás de la caravana festiva que iba custodiada por motociclistas de tránsito, mientras los empleados de los comercios aledaños salieron para observar el singular acontecimiento.
La multitud, vestida con las playeras del equipo, o en verde y blanco, se armó con banderines, cornetas, pelucas verdes, tambores, cámaras fotográficas, videocámaras y celulares para conseguir la imagen del recuerdo, mientras arriba, en el vehículo, los jugadores se turnaban para mostrar el trofeo conquistado la víspera.
Christian Benítez, Vuoso, Jonny García, Juan Pablo Santiago, Agustín Herrera, Édgar Castillo, Fernando Ortiz, Daniel Guzmán, Luis Bongiovanni, y los porteros Miguel Becerra y Francisco González se sumaron a los cánticos; algunos jugadores, como Daniel Ludueña, no quisieron postergar más sus vacaciones y ya no participaron.
“Yo sí le voy, le voy al guerrero; yo sí le voy…”, entonó la gente a lo largo de la marcha triunfal, donde no faltaron las marcas patrocinadoras y que de Lerdo pasó a Gómez Palacio para concluir en Torreón, donde llegó el apoteosis con los máximos tumultos de autos y de aficionados en el desaforado festejo que parece no tener fin.