Usted está aquí: miércoles 4 de junio de 2008 Cultura Pintor quechua trae a México “la altivez indígena de Bolivia”

■ Roberto Mamani Mamani muestra una treintena de óleos en el museo Cuevas

Pintor quechua trae a México “la altivez indígena de Bolivia”

■ Desde hace 30 años documenta con su obra los cambios en su país

■ “Aymaras y aztecas no nos hemos extinguido, aquí estamos para aportar y decir mucho al mundo”, expresa a La Jornada

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Roberto Mamani Mamani, quien visita por primera vez el país, ayer, durante la entrevista con La Jornada Roberto Mamani Mamani, quien visita por primera vez el país, ayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: Jesús Villaseca

Detrás del gran movimiento de cambio social que ocurre en Bolivia se encuentra la fuerza espiritual de su pueblo, señala el pintor Roberto Mamani Mamani, de origen quechua y sangre aymara, quien visita por primera vez México para presentar su obra.

En entrevista con La Jornada, realizada en el museo José Luis Cuevas, donde expone una treintena de óleos, el artista afirma que fue la hoja de coca milenaria, ésa que es considerada sagrada en su tierra, la que llevó al poder a Evo Morales, el primer presidente indígena de su país.

Es su metáfora para explicar que en la cosmovisión andina, es decir, en la sabiduría de los antepasados, se encuentra la fortaleza del futuro indígena.

“Hay que ver con ojos muy abiertos lo que está pasando en Bolivia; hay movimientos de cambio muy interesantes, no sólo en lo político, sino en nuestra forma de mirarnos, de reconocernos. Es algo que desde hace 30 años trabajo con mi pintura.”

Bendición de los dioses

Para Mamani es una bendición de los dioses poder dedicarse al arte, no sólo por el gran amor y respeto que tiene al oficio, sino por ser indígena. Nació en 1962 cerca del río Rocha, en Kala Kala, departamento de La Paz, cuando sus padres huían de Tiahuanaku.

“Mi familia era humilde, entonces no se decía ‘este niño tiene aptitudes, que vaya a estudiar arte’. Por eso opté por la agronomía y el derecho, pero siempre pinté.

“Gané un premio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y uno de los concursos de arte más importantes de Bolivia; eso me abrió las puertas de las galerías y museos, sobre todo, de las invitaciones de fuera.

“Desde entonces he recorrido el mundo entero mostrando la parte más profunda de la cosmovisión andina, mediante un lenguaje que expresa cómo vivir, cómo existir en comunidad con todo lo que nos rodea.

“A veces me han dicho que soy un pintor naif o primitivista. Yo lo rechazo, porque sólo expreso el lenguaje propio de los aymaras. Mi awicha, es decir, mi abuela, decía que los colores fuertes son para ahuyentar los malos espíritus y no quedarse en la oscuridad.

“Para la cultura occidental las artes mayores son la pintura y la escultura, pero para nosotros son el textil y la cerámica, expresiones que a veces tachan, de manera despectiva, de folclor o artesanía. Por eso he realizado un trabajo constante para consolidar como arte las manifestaciones que nacen de nuestra gente; son batallas intensas, que a veces también son internas.”

Mamani explica que donde más ha tenido éxito con su obra es en países asiáticos, como Japón, China, Corea, “donde hay una ligazón por la forma en la que concebimos el respeto a la naturaleza o la esencia del hombre; en eso tenemos algo en común.

“Ahora México me abre otras puertas; no había venido antes, era una deuda pendiente porque en los años 50 fue una cultura que nos nutrió mucho mediante su cine.”

Sabiduría e identidad

“Me sorprende y me agrada –prosigue Mamani– que aquí las personas han identificado mi obra como algo suyo, como algo nuestro, como algo que es parte del lenguaje latinoamericano. Me preguntan si soy oaxaqueño. Creo que en los genes somos hermanos, además de ser herederos de una gran cultura. Los aymaras y los aztecas no nos hemos extinguido, aquí estamos para aportar y decir mucho al mundo entero.

“Alguien con identidad vale cien veces más que quien no la tenga, porque tenemos cultura, tradiciones, herencia; en cambio, sin identidad no eres más que uno del montón. Eso es importante para mí: manifestar en mi obra el orgullo y la fuerza indígena, la altivez.

“Nos han metido tantas ideas erróneas en la cabeza: nos han enseñado a odiarnos entre nosotros, a renegar de nuestro nombre, nos han enseñado a avergonzarnos para explotarnos, nos han hecho sentirnos pequeños, pero tiene que haber un cambio.

“Nuestros abuelos nos han enseñado que si tú me respetas yo te respeto, ésa es la sabiduría que debemos aplicar al asumir nuestra identidad. No siempre tienes que tener rasgos indígenas para serlo; a veces son fáciles las respuestas, pero los hombres nos complicamos mucho. Por eso los artistas transmitimos estas ideas, para sensibilizar a las personas”, concluye Mamani, palabra que significa águila y que él repite para reafirmar su pertenencia a un pueblo “que está irradiando luz a todos sus pares en América Latina”.

La visita de Roberto Mamani Mamani a México fue auspiciada por la Fundación Armonía de Argentina, la cual desarrolla proyectos de intercambio cultural latinoamericano, de índole educativa y pedagógica. (Más detalles en el correo electrónico [email protected])

La exposición Toda la energía de los Andes para México concluye este miércoles en el museo José Luis Cuevas (Academia 13, Centro Histórico).

Mañana se realizará una subasta de obra del pintor aymara con el propósito de recaudar fondos para el apoyo social de niños bolivianos.

La cita es a las 19 horas en el Polyforum Siqueiros (Insurgentes Sur 701, colonia Nápoles).

 
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