■ La primera bailarina de la CND dirá adiós a los escenarios con una gala en Bellas Artes
Mi mayor tesoro son los maestros que me apoyaron, señala Irma Morales
■ “Llegó el momento de cerrar un ciclo en la danza clásica”, adelanta a La Jornada
■ Después de 23 años de trayectoria, por última vez interpretará Romeo y Julieta, de Cranko
Ampliar la imagen Irma Morales, frente a la entrada del Palacio de Bellas Artes, en los comienzos de su carrera Foto: Cortesía INBA
Después de 23 años de trayectoria, Irma Morales –primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza (CND)– se retira de los escenarios para incorporarse a la docencia con una función de gala que se efectuará el próximo sábado en el Palacio de Bellas Artes.
“Desde que uno escoge la danza, sabes que es corta en comparación con otras profesiones. El cuerpo es tu instrumento y es quien poco a poco te dice que ya es el momento porque pierdes elasticidad, ciertas condiciones físicas aunque trabajes todo el día, así que llega el momento de decir hasta aquí antes de ya no poder hacer nada”, explicó Morales.
La bailarina afirmó que no cierra la posibilidad de seguir en la danza, pues uno de sus proyectos inmediatos es la docencia para compartir sus experiencias con las nuevas generaciones, desde los niños hasta los profesionales. “Puedo brindar todos mis conocimientos con mucho gusto.”
La emblemática figura de la CND ha interpretado los principales ballets del repertorio clásico, como El cascanueces, La bella durmiente, Don Quijote y La bayadera, así como Serenata, de George Balanchine, obra neoclásica.
Asimismo comentó que una de sus obras favoritas es Romeo y Julieta, de John Cranko, que estrenó con Jesús Corrales, en 1994. “Fue un trabajo arduo y bonito; el resultado fue muy bueno y ahora tenemos otras dos obras de Cranko. Creo que hicimos una labor muy buena.”
Retos, sueños y nervios
La danza ha brindado a Irma Morales satisfacciones, retos, sueños y nervios que ha compartido con maestros y directores, cuyos consejos considera su máxima riqueza.
“El mayor tesoro que tengo son los maestros que me apoyaron y me dieron la confianza para ascender en mi carrera, ya que pude interpretar todos los papeles principales.
“Cerrar el ciclo de la danza clásica es muy importante porque el público me recordará en buenas condiciones físicas, aunque seguiré un nuevo camino.”
Uno de los retos que la bailarina enfrentó fue cuando interpretó Giselle, porque había maestros que pensaban que no podía hacerlo artísticamente: “Fue un momento difícil porque es una obra importante para una bailarina clásica, ya que requiere de nivel técnico y artístico. Afortunadamente todo salió bien y la interpreté muchas veces”.
Participar con el Ballet Clásico de Zaragoza, en España, fue una grata experiencia, pues le permitió bailar ballets que no ha interpretado en México, como Paquita, y obras de Jiry Kylian y Cristina Miña.
“El trabajo es muy diferente allá y resulta enriquecedor compartir el escenario con bailarines que tienen otra técnica, porque vienen de diversas escuelas; ahí aprendí mucho.”
Galardones y reconocimientos
Irma Morales ha participado en los más prestigiados festivales y concursos de ballet en América, Asia y Europa. Entre los premios que ha ganado figuran la medalla de plata en el quinto Concurso Internacional de Danza de París, en 1992, y la medalla de bronce en Jackson Missisippi, Estados Unidos.
En 2006 recibió el reconocimiento de la Sociedad Mexicana de Coreógrafos por su gran trayectoria artística, así como el diploma por 20 años ininterrumpidos de servicio artístico, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes por conducto del Instituto Nacional de Bellas Artes.
De acuerdo con Morales, “la danza ofrece elementos para despertar la imaginación y la creatividad; se logra un talento interpretativo y una sensibilidad individual que permite crear un estilo propio”.
El adiós a los escenarios de Irma Morales se realizará este sábado 8 a las 17 horas en el Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central, Centro Histórico), donde interpretará por última vez Romeo y Julieta, de Cranko.