Número 143 | Jueves 5 de junio de 2008 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
Masculinidad urbana y nuevos valores Hoy voy a cambiar… Los roles tradicionales de género se reconfiguran, las responsabilidades de familia, la repartición del trabajo doméstico y las dinámicas laborales se transforman. Los hombres pierden espacios de poder y se ven desplazados de responsabilidades antes consideradas esenciales. El cambio, no obstante, puede no ser traumático: los varones que asumen los nuevos tiempos ganan otros espacios, placeres, aptitudes y libertades. |
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Por David Carballo* Fotos Gerardo Cedillo El hombre nuevo. Así llamo al novedoso perfil masculino que presenta características transformadoras, a partir de sus motivadores emocionales y socioculturales, y de sus dinámicas y prácticas cotidianas. La definición surge de un estudio cualitativo llamado “Hombre Nuevo” que se desarrolló con más de 200
hombres de entre 20 y 49 años de edad, de diferentes niveles socioeconómicos y culturales, por la unidad de investigación Grado 7 de la compañía de publicidad JWT México. El 20 por ciento de la población masculina tiene entre 20 y 50 años de edad, justo la etapa de mayor productividad y desarrollo económico, cultural, social y de trasmisión de valores y conocimientos. Entre todos ellos se identificó un pequeño nicho de hombres que están rompiendo con los esquemas y lastres históricamente asignados, y que se han atrevido a experimentar nuevas forma de vida y de expresión. Estos “hombres nuevos” decidieron romper el molde, con todo el dolor que implica una transformación. A partir de la investigación, se identificaron cuatro etapas de este proceso: a) Resignación. El primer paso de la transformación; en ella los hombres se conforman con el hecho de que sus mujeres trabajen, por la perdida de poder adquisitivo y la falta de oportunidades laborales; por otro lado, también se resignan a colaborar esporádicamente y a regañadientes con las responsabilidades de los hijos. Estos hombres viven una etapa de conflicto interno. b) Cuestionamiento. Los hombres han colocado en la balanza las funciones y características que definían su rol masculino, cuestionando lo aprendido y dando paso a otras formas de relacionarse. En esta etapa los hombres se encuentran en la fase del “yo te ayudo”, colaborando de manera más activa en las labores domésticas y con la familia. Si bien es un avance, el “yo te ayudo” implica que se cree que la responsabilidad final es de ella, y que únicamente se colabora por solidaridad. c) Corresponsabilidad. En esta etapa los
hombres comienzan a corresponsabilizarse,
tanto de las labores domésticas y familiares,
como de las necesidades afectivas de su
pareja e hijos. Los hombres comienzan a
abrirse a una serie de actividades que les
brindan nuevas opciones y experiencias,
desde seleccionar productos en el supermercado
hasta jugar y disfrutar a sus hijos.
d) Integración del ser. Aquí los hombres han
conseguido abrir sus horizontes y posibilidades
al explorar nuevas formas de ejercer su
papel masculino, y la transformación los ha llevado
a nuevas experiencias individuales, familiares,
laborales y sociales. El “hombre nuevo”
ha aprendido a gozar las nuevas actividades,
actitudes y formas de ser. A pesar de lo doloroso
del proceso, el resultado es altamente
reconfortante. Ellos mismos se perciben como
seres más íntegros y más completos, pues han
ampliado su gama de posibilidades y aptitudes.
El nuevo hombre está aprendiendo a expresar sus necesidades afectivas, es capaz de pedir apoyo, de soltar y compartir “las riendas” con su pareja y familia. Se ocupa de su mundo interior y del de sus seres queridos y hace un mayor uso de su inteligencia emocional. Ha reestablecido la alianza con su parte femenina, sin que esto le genere ningún conflicto. “Yo ya no me siento más el jefe de familia, ahora soy un miembro más de esta familia”. Odontólogo, 45 años, casado, con dos hijos. Reconfiguración de valores Dentro de estas transformaciones, la incorporación y reconfiguración de valores es un punto fundamental, ya que permite mantener los aspectos positivos de los valores tradicionales, e incorporar nuevas dimensiones valorativas que los llevan a ampliar su visión de mundo y la forma de vivirlo. La tolerancia, la diversidad, la comunicación, la libertad, la independencia, la creatividad, la congruencia y la autenticidad, son algunos de los valores apropiados e incorporados a la vida diaria, que en suma dan al nuevo hombre la posibilidad de verse y sentirse como un individuo con mayores recursos para salir adelante y poder disfrutar de la vida de una forma mas auténtica y completa. Descubrir la cocina, la mezcla de especias
y sabores; tener la destreza de seleccionar
productos en el supermercado; saber cómo
despercudir la ropa; disfrutar y gozar de sus
hijos; descubrir la diversidad en sus practicas
sexuales; vivir la amistad de formas distintas;
ser responsable socialmente y con el medio
ambiente; visualizar un mejor futuro, más justo,
incluyente y con proyección tanto para los
suyos como para el resto de las personas,
son algunos de los aspectos que en suma
caracterizan los anhelos y metas de este nuevo
hombre del siglo XXI. “La autosuficiencia puede ser una manera de
amor hacia el otro. El hacerme cargo de mí
mismo es una manera de apoyarnos y por
lo tanto una forma de amor”. Fotógrafo, 34
años, unión libre, con un hijo. ¿Verdad que somos cabrones los hombres? Sí, fíjese, nomás andamos con otras viejas pa’ ver qué gestos hacen. Digo, honestamente nadie parcha como en su casa”. El taxista suelta una carcajada en espera de la complicidad del pasajero que sonríe con la confesión a bocajarro. Así somos, parece pensar. ¿Sí? Hasta hace poco no había dudas sobre la forma en que debía comportarse un varón —impasible, violento, sexualmente dispuesto y acechante, autosuficiente y proveedor—, pero la realidad ya no da cancha para comportarse con la ortodoxia que reza la tradición. Mujeres que trabajan fuera de casa y que se niegan a obedecer, leyes que penalizan la violencia doméstica, salarios que no dan para ejercer el dominio económico. Transformaciones que parecen atropellar a los hombres y los obligan a ajustar las formas de vivir su masculinidad. Fabricación en masa Un proceso similar a la fabricación en masa, con un cauce más o menos rígido. Inicia con la familia y la educación diferenciada para hombres y mujeres. La escuela continúa con la formación de género, que acaba de configurarse con la amistad entre los pares. ¿Es posible escapar del esquema? “No. —responde en entrevista con Letra S Carlos Ramírez— Hay una concepción más o menos generalizada de lo que se espera de un varón. Cuando a un niño le dicen en la primaria cualquier insulto homofóbico, la reacción es no dejarse excluir. Es un esquema de sanciones que a veces se mantiene entre adultos”. El entorno laboral suma presiones, pues
lleva implícito otra de las responsabilidades
masculinas: ser proveedor. El dinero se vuelve
refuerzo de la masculinidad: sólo quien tiene
ingresos tiene autonomía y libertad. No es
casual que los cambios en la masculinidad
estén relacionados con la presencia creciente
de las mujeres en el mercado laboral. Mientras
en 1970 sólo 17 por ciento de las mujeres
tenían un empleo remunerado, para 2004, el
porcentaje creció a 38 por ciento.
El cambio indispensable Luego de intentar pequeños cambios, Alejandro inició una terapia personal y comenzó a participar en el taller de masculinidades. “Ahora sé que la violencia no es una enfermedad, sino una decisión que depende de mí”. La decisión ahora, dice Alejandro, es aprender a comunicarse sin violencia. Una “nueva” masculinidad —sostiene Carlos Ramírez— implica que los varones sean sensibles a su entorno y a las personas que los rodean. Un discurso que avanza con mejor velocidad que los comportamientos. “La idea de la nueva masculinidad es la idea de los hombres sensibles. Habría que ver si este segmento de hombres que responden a esa característica de verdad se han sensibilizado o sólo están incorporando un discurso y una práctica políticamente correctas”, remata Carlos Ramírez. |