Número 143 | Jueves 5 de junio de 2008 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
Interrumpir mi embarazo, una decisión difícil |
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Andrea es una joven que decidió terminar con un embarazo de siete semanas, pese a que todavía estaba penalizado. Fue una experiencia muy difícil, incluso traumática, pero fue la decisión que consideró más acertada. “Cuando le dije a mi novio sobre el embarazo se alejó totalmente de mí. Aborté cuando tenía siete semanas con tres días. Una compañera de trabajo me acompañó en el proceso. “Cuando me enteré de la noticia del embarazo, a mi corazón llegó un palpitar muy fuerte y una sensación extraña al vientre, y me dio gusto y tuve tantos deseos de gritarlo al mundo entero. Corrí a contar la noticia a mi pareja, por un momento creí que le daría gusto, pero su reacción no fue la esperada. Creo que sintió tanto o más miedo que yo y al momento dijo que estaba bien, que pensaría las cosas. Pensé que era parte de la noticia el que él no supiera cómo actuar, pero pasaron las semanas y ya no me buscó, le llamaba por teléfono y contestaba muy cortante y cortaba la llamada diciendo que estaba ocupado. De pronto el trabajo fue más importante para él y ya no tenía tiempo de verme. Desde que le dije que seríamos padres sólo lo volví a ver una vez más cuando me dijo que si yo decidía continuar con el embarazo tendría que hacerlo sola, pues él no estaría conmigo, y si decidía no continuar de igual forma no estaría conmigo. Lloré toda la noche, vi llegar el amanecer y mi cabeza dio un sinfín de vueltas. “Mi decisión fue no continuar. No es lo que quiero para otro ser; deseo una familia, un hogar. Sé que la vida no es color de rosa, pero deseo que esa persona a la que le darás un hijo se alegre por ello y te vea como la mujer más hermosa por traer en las entrañas un pedazo de vida. Eso quiero para mi futuro, quiero traer al mundo a un ser que lo llenen de amor. Hablé con una amiga, quien me dio el nombre de unas pastillas, busqué información en Internet y hablaba de un 96 por ciento de efectividad, pero requería de mucho cuidado y hablaba de mucho sangrado durante seis u ocho semanas, y también encontré la parte donde decía que debería tener un contacto profesional, por si hubiera una hemorragia. Sentí miedo. Al día siguiente una compañera del trabajo se acercó a mí porque hacía días que me veía triste. Con el sentimiento a flor de piel, le conté lo que me pasaba y platicó mucho conmigo, ella a mi misma edad pasó por lo mismo y tampoco recibió el apoyo que esperaba del padre y decidió no continuar; me contó su experiencia y me dijo que si yo decidía no seguir, ella me podía llevar a donde había ido (ya hace nueve años), ella me dio la confianza pues yo tenía miedo a que me hicieran un legrado que me dañara y me dejara incapaz de concebir más adelante. “Hay momentos en que el corazón se mueve a tal grado que duele mucho, los impactos que recibe conforme al recuerdo de mi experiencia, son muy fuertes. Puedo decirte que por un momento me sentí muy sola, con mucha incertidumbre y con mucho miedo, pero un miedo diferente, indescriptible. Tuve muchos sentimientos encontrados. Tengo momentos de profunda melancolía y tristeza, hay momentos en que pienso como sería mi vida si hubiera continuado, pero de pronto llegan a mi mente cosas que desfavorecen a ese ser y lloro aún más por esta dura experiencia. Pero sigo caminando y formando una nueva ilusión de vida. Debo confesar que todo está muy difícil y lleno de matices, pero Dios sabe que no soy tan mala y que en verdad deseo retomar mi paso y mirar diferente las secuelas de esta cruel experiencia. |