■ Se presentó Breve historia de la astronomía en México, de la periodista Norma Ávila
“El país necesita científicos; se deben atraer con libros amenos”
■ Los gobernantes desconocen el significado de la ciencia, por eso la menosprecian y recortan el presupuesto, criticó José Franco López, director del Instituto de Astronomía
“México necesita científicos, y una forma de atraerlos es mediante libros amenos que hablen de ciencia”, expresó Norma Ávila Jiménez durante la presentación de Breve historia de la astronomía en México (2007), primer esfuerzo editorial conjunto del Instituto de Astronomía y la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La periodista especializada en ciencia se interesó por coordinar el volumen de 64 páginas porque está dirigido a los jóvenes, a quienes “hay que traer a la ciencia”. Son coautores Jesús Galindo Trejo, Marco Arturo Moreno Corral y Arcadio Poveda Ricalde.
Ávila Jiménez reconoció que en México “la ciencia está olvidada desde hace varios años. Es urgente que reciba más presupuesto, porque para ser un país de primer mundo tiene que desarrollar la ciencia. Si no, no pasamos del tercer mundo. A veces el gobierno prefiere comprar tecnología en lugar de generar la propia y de desarrollar la ciencia que tenemos”.
Para José Franco López, director del Instituto de Astronomía, “el poco conocimiento que tienen nuestros gobernantes del significado de la ciencia y el arte ha hecho no sólo que lo menosprecien, sino que disminuyan los presupuestos para educación pública superior, ciencia, tecnología y arte. Esto debe ser revertido; la única manera de cambiar es crear conciencia en la población”.
México tiene una tradición astronómica muy antigua que se remonta a sus antepasados mayas, recordó el físico Juan Tonda Mazón. En efecto, en el libro se habla de la capacidad de los especialistas nacionales para construir instrumentos astronómicos, y se habla de tres en especial, cuyo equipo fue liderado por mexicanos. Uno, que ya está instalado, es el telescopio de Canarias, que se encuentra en la Isla de Palma, cuyo espejo es de 10 metros de diámetro.
También se menciona el gran telescopio milimétrico –50 metros de diámetro en el espejo–, que pronto se echará a andar en la Sierra Negra de Puebla. Localizado a 4 mil 500 metros de altura, con esta parábola se podrán detectar las ondas de radio que emiten los cuerpos celestes, así como sistemas solares.
La crítica de arte Ingrid Suckaer conoció a Norma Ávila debido a su mutua admiración por el trabajo del pintor Rufino Tamayo, “uno de los artistas mexicanos que más se impactó con el manto celeste y que más ha abordado el trabajo de la astronomía”. Suckaer es autora de la primera biografía sobre Tamayo, mientras Ávila dedicó su tesis de maestría en historia del arte al oaxaqueño y su relación con el universo, cuyo estudio está apuntalado por la investigación científica.
Inspiración y saber en la obra de Tamayo
De acuerdo con Suckaer, la tesis de Ávila “hará a un lado los prejuicios que muchas veces se hacían de la obra de Tamayo relacionada con el universo, que se ha dicho era más bien una inspiración. Mediante el trabajo de Ávila se constata que si bien había una gran inspiración, existía también conocimiento e influencia real de la astronomía en su obra”.
No obstante la “brevedad” del libro en cuestión, Suckaer lo ha imaginado como “un guión curatorial, como el antecedente para hacer una gran exposición en México sobre el desarrollo de la astronomía”. En vista de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura instituyó 2009 como el Año Internacional de la Astronomía, Suckaer trajo a colación la posibilidad de involucrar a los artistas contemporáneos “para que vean y celebren el universo”.
José Franco López acotó que ya se contempla un nuevo documento, porque en 2009 no sólo se conmemoran los 400 años de la primera observación hecha por Galileo Galilei con un telescopio, sino también se celebra el año de la evolución, por ser el año de Darwin.
De hecho, “vamos a hacer una obra más grande, no sólo de la astronomía, sino de todas las aportaciones que ha hecho esta universidad a nuestro país. El año 2010 no sólo va a ser el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, también será el centenario de la nueva fundación de esta universidad. En 1910, cuando el país se convulsionó para hacer una revolución, en ese momento se fundó esta nueva versión de la universidad. La UNAM debe decirle al país en qué ha aportado a su desarrollo”.