■ El programa se inspira en el modelo de orquestas y coros de Venezuela: Ramírez Cárdenas
Utilizarán la música para educar a niños y jóvenes marginados
■ La meta es que antes de terminar el sexenio existan Centros Comunitarios de Educación Musical en la mitad de los estados
■ La falta de unidad, una de nuestras debilidades en ese ámbito, admite
Ampliar la imagen Atrilistas de la Orquesta Sinfónica Infantil, durante un ensayo en Oaxtepec, en julio de 2007 Foto: Yazmín Ortega Cortés
Si algo funciona, y muy bien, ¿por qué no tratar de imitarlo o copiarlo? Fue a partir de esa lógica que el gobierno federal desarrolló un programa en el que la música será utilizada como herramienta de cohesión y desarrollo social.
Se trata de los Centros Comunitarios de Educación Musical, iniciativa inspirada en el modelo de orquestas y coros de Venezuela, que tantos y buenos resultados de carácter social y artístico ha reportado a ese país (ejemplo de ello es la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar), además de gozar de amplio prestigio y reconocimiento internacional.
Diseñado por el Sistema Nacional de Fomento Musical del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), mediante el nuevo programa se busca ofrecer una educación más integral para niños y jóvenes de zonas marginadas.
La meta es que para antes de terminar el actual sexenio existan cuando menos uno de esos centros en la mitad de los estados. Los primeros dos serán abiertos en Guadalajara, Jalisco, y Tijuana, Baja California, el 26 de junio y 18 de julio, de manera respectiva; y en lo que resta del año se sumarán otros en Chihuahua, Morelos, Chiapas y Oaxaca.
Desarrollo desigual
De acuerdo con el director de orquesta Sergio Ramírez Cárdenas, titular del Sistema Nacional de Fomento Musical, esos centros representarán un hito, un vuelco histórico en lo que se refiere al fomento del arte sonoro a escala nacional, al “garantizar un desarrollo como no lo hemos tenido en años”.
De hecho, serán el eje rector de todos los demás programas y proyectos emprendidos por esa instancia, que a la fecha carecen de unidad y una misma dinámica de trabajo y medición, puntualiza el funcionario en entrevista.
“Todos los programas de fomento musical que conocemos hasta la fecha, por ejemplo, los encuentros regionales y nacionales y la propia Sinfónica Infantil de México, en el futuro cercano surgirán automáticamente del trabajo en esos núcleos y eso les dará unidad nacional”, explica.
“Esa falta de unidad es una de las debilidades que tenemos. El sistema de fomento musical está formado por cerca de mil agrupaciones afiliadas y atiende a cerca de 40 mil integrantes; pero son programas que tienen autonomía y definen su dinámica, su metodología de trabajo por sí mismos.
“Eso ha provocado que el desarrollo de las agrupaciones sea desigual. No hay homogeneidad en el aprendizaje, incluso la evaluación misma de los procesos es desigual; no pueden aplicarse los mismos criterios.
“Entonces, a partir de los centros tendremos una metodología para todo el país, la misma que se usa en la sinfónica infantil y las agrupaciones de excelencia. Se hará un programa musical homogéneo, con la idea de ubicar dentro de una línea general al trabajo; y lo más importante, la evaluación que hagamos semestral y anual de nuestro quehacer será uniforme.”
Ramírez Cárdenas niega que la entrada en vigor de este nuevo programa signifique un mal funcionamiento del Sistema Nacional de Fomento Musical, y aclara que el proyecto de los centros comunitarios existe desde hace seis años pero hasta ahora se dieron las condiciones para echarlo a andar, entre ellas el diseño de la metodología, la creación de cuadros docentes y material pedagógico y presupuesto específico.
En la creación y el sostenimiento de estos Centros Comunitarios de Educación Musical participan los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), además de organizaciones de la sociedad civil.
Aprendizaje y recreación
En la primera etapa, la de apertura, el sistema de fomento musical erogará por cada uno de ellos un millón 300 mil pesos, “un gasto elevado, porque deben comprarse los instrumentos” de la orquesta y después otorgará un presupuesto anual de 600 mil pesos, para el pago de la plantilla docente.
El funcionamiento será de acuerdo con el calendario escolar, si bien permanecerá abierto todo el año, con actividades especiales durante las vacaciones.
Precisa Ramírez Cárdenas que el número mínimo de alumnos debe ser de 100 niños y jóvenes, y que en esta estapa inicial los trabajos se enfocarán a integrar coros, por no requerir de una inversión muy cuantiosa.
Posteriormente, agrega, conforme se detecten a quienes posean talento, sean constantes y disciplinados se les otorgarán en comodato instrumentos con miras a integrar ensambles y luego una orquesta.
Es muy importante que se vea a estos centros “como una actividad educativa y recreativa. Se formarán coros, orquestas y en algunos lugares bandas, pero no debe olvidarse que el origen de este programa es social, no musical”, indica el director.
“Lo que pasa es que está hecho por músicos y se vale de la música como una herramienta de cohesión social, formativa; una herramienta que es capaz de desarrollar valores humanos.
“Buscamos que el niño y el joven que participen en él, en primer lugar, adquieran seguridad en sí mismos y su autoestima se eleve; y en segundo, aprendan valores tan importantes como la solidaridad, la noción de lo colectivo, el trabajo de grupo, la disciplina; en fin, recursos para impulsar el desarrollo humano y social.”