Cafetaleros de Jalisco, en manos de intermediarios por falta de apoyo
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Productores de café de Jalisco aseguran que los intermediarios son quienes realmente se benefician de los programas de apoyo al cultivo de este grano
Foto: José Carlos González
Puerto Vallarta, Jal., 15 de junio. Organizaciones de cafetaleros de las cuatro regiones productoras del estado carecen de apoyo para acopiar el grano, lo cual les imposibilita comercializar su producción y los hace caer con intermediarios, que se han convertido en un “mal necesario”, dijo Balbino Ramírez Flores, presidente del Consejo Estatal de Productores del Café.
En Jalisco hay mil 500 productores de café que siembran 4 mil hectáreas. Las cuatro zonas cafetaleras del estado son la Sierra Occidental (Talpa de Allende y San Sebastián del Oeste), Cabo Corrientes, Sierra de Manantlán y cinco municipios del sur del estado, entre ellos Tuxpan, Tonila y Pihuamo.
Ramírez Flores consideró que el coyotaje es perjudicial, “pero (el producto) siquiera hay quien lo compre. Siempre se van con un porcentaje. Ellos (los intermediarios) declaran la comercialización y reciben los subsidios al precio del café”, por medio de programas de fomento a la producción, señaló.
El dirigente consideró que se requiere capacitar a los productores para que ellos mismos gestionen los apoyos y comercialicen su café.
Si los productores no demuestran que comercializaron el café no reciben el apoyo, y “como no estaban bien informados no hicieron lo correcto”.
Otro problema que enfrentan, añadió, es la broca del café, una plaga que apareció en la comunidad El Desmoronado, en el municipio de Talpa de Allende.
“Hay desinterés de los productores en recolectar los frutos que quedaron en el cafeto y en el suelo porque consideran que es incosteable invertir tiempo en ello”, comentó. Sin embargo, la plaga se alimenta de estos granos.
La broca puede extenderse hacia la zona de La Cuesta, que se encuentra muy cerca de El Desmoronado.
“Existe mucho riesgo por el intercambio de costales, personas e inspectores. Yo propuse que arrasáramos todos esos cafetales y pagáramos a los productores la cosecha que se iba a perder en dos años. Así hubiéramos cortado el ciclo de la plaga y no nos hubiera costado tanto, pero nadie hizo caso”, detalló.